Bret Easton Ellis: "Odio a las mujeres… [silencio sepulcral], pretendía ser gracioso"

“Hola a todas”. Ese ha sido el comienzo de la rueda de prensa de Bret Easton Ellis en Madrid. Su editor en España, Albert Puigdueta, apostaba por el lenguaje inclusivo para presentar al autor que más mujeres ha matado, y de forma más gráfica, en la historia de la literatura mundial. Bret Easton Ellis lleva cuarenta años siendo cancelado por todos los motivos existentes en el catálogo de razones para cancelar a un escritor. Sin embargo, en su visita a España, va a ser Lucía Lijtmaer, autora de Ofendiditos (Anagrama) y de la frase “la cultura de la cancelación es un espejismo”, la que mantenga con él una charla pública mañana. Para Litjmaer, Los destrozos, la nueva obra del autor que más mujeres ha matado, y de forma más gráfica, en la historia de la literatura mundial, es “el mejor libro de Bret Easton Ellis”, y “el libro que nos debía”.

Esto debe llevarnos a suponer que ser norteamericano disuelve mágicamente los reparos que en España le ponemos a cualquier escritor que escribe lo que quiere y ofende a gente. Bret Easton Ellis se ha pasado toda la rueda de prensa apostando por la libertad de expresión en las artes, mientras todo el mundo hacía como que no se acordaba de que la publicación de American Psycho (1991) colgó a su autor el sambenito de “machista” y que, de hecho, tuvo que hacer pública su homosexualidad por ver si así nos parecía menos machista. Dio igual.

Ser norteamericano disuelve mágicamente los reparos que en España le ponemos a cualquier escritor que escribe lo que quiere y ofende

Ellis ha contado que en la reedición de American Psycho hubo presiones insistentes para que cortara determinadas escenas de la novela, en virtud de los nuevos tiempos monacales, cosa que por supuesto no hizo. En todo caso, el asesinato de mujeres en la ficción, si es traducida, es ficción; si es ficción española, es fascismo.

No en vano, Bret Easton Ellis ha trazado conexiones, incluso personales, con otro maestro de la violencia, Quentin Tarantino. Como el director de Pulp Fiction, Ellis vivió intensamente el cine de los años 70, que le influyó sobremanera. Además, ser viejo, según afirma, te lleva a la infancia (como, ha apuntado, le ha pasado a Tarantino con Érase una vez… en Hollywood). Y esa infancia y adolescencia de Ellis, que narra en Los destrozos, estuvo protagonizada en gran medida por los asesinos en serie, muy abundantes en aquellos años en Los Ángeles, y por tanto en las noticias que le llegaban al pequeño Bret.

Muchos periodistas no hablaban inglés y seguían la intervención con auriculares; muchos otros no habían leído a Ellis y no podían preguntarle otra cosa que sobre la generación X. Esto, unido a Lucía Lijtmaer diciendo que Ellis “le debe” otro libro con mujeres asesinadas gratuitamente y a la frase: “Odio a las mujeres”, que ha provocado en la sala de Fundación Telefónica un silencio tan extremo que el propio Ellis ha apuntado enseguida: “Pretendía ser gracioso”, me ha llevado a pensar en que el pobre autor estaba rodeado, literalmente, de gente que no le entiende.

Me ha llevado a pensar en que el pobre autor estaba rodeado, literalmente, de gente que no le entiende

La cosa ha sido así. Alguien le ha preguntado sobre la violencia en sus libros, que como decimos suele tener a las mujeres como destinatarias. “I hate women”, ha sido la respuesta del novelista. El pobre pensaba que estaba entre adultos que entienden sin necesidad de decirlo que él no mata mujeres en sus libros por otro motivo que el hecho de que los asesinos en serie de verdad suelen matar sobre todo a mujeres. Al decir, “odio a las mujeres”, nadie se ha reído. Ésa es una poco la vida de Ellis, debemos suponer. Silencios adolescentes y, sí, ofendiditos.

Bret Easton Ellis era esperado en la sala como una estrella del rock. Consecuentemente con lo que pasó luego, el autor entró por el lado contrario al que apuntaban los fotógrafos. Me ha parecido una entrada excelente. Vestía un polo de Lacoste azul oscuro y pantalones vaqueros. Su inglés era como el inglés en el cine americano: se entiende con total claridad.

La última pregunta ha sido de una compañera que, por lo que sea, quería conocer la opinión de Bret Easton Ellis sobre el auge de la extrema derecha. Curiosamente, si un autor ha sido alguna vez considerado extrema derecha literaria ha sido Ellis en los años 90. Como es obvio, a nuestro autor la extrema derecha le ha dado igual, y se ha limitado a decir: “Me preocupa que las nuevas generaciones no se atrevan a escribir algo porque alguien se va a ofender. Creo en la libertad de expresión en la artes.” Y luego se ha dirigido directamente a la periodista: “Hablas de eso, ¿no?”

No.

Nadie le entendía.