Es noticia
Historia secreta del 'blurb': ¿sirven de algo los elogios en las fajas de las novelas?
  1. Cultura
MALA FAMA

Historia secreta del 'blurb': ¿sirven de algo los elogios en las fajas de las novelas?

El escritor pedigüeño de 'blurbs' miente al autor del que solicita una mentira diciéndole que es un genio y que sería un honor orgásmico recibir una frase suya para su nuevo libro

Foto: En esas fajas amarillas que revisten los libros, esperan los 'blurbs' a ser leídos. (EFE/Josep Puig)
En esas fajas amarillas que revisten los libros, esperan los 'blurbs' a ser leídos. (EFE/Josep Puig)

Hace algún tiempo, recibí una novela en casa. La novela llegaba con la consabida faja donde diversas personalidades del mundo literario te decían lo buenísima que era. Yo tenía algún trato con una de esas personalidades, y no recordaba que en los últimos 10 años me hubiera nombrado al autor que ahora recomendaba con tanto afán. Meses después, quedé con este escritor o escritora, y le pregunté por sus palabras en la faja.

Me confirmó que no había leído del autor o autora nada, salvo su primera novela, es decir, que llevaba como quince años sin abrir un libro suyo, no sabía ni que seguía escribiendo. Como es lógico, redactó esa frase laudatoria (blurb, en inglés) para la nueva novela del autor que no leía nunca sin abrir tampoco la nueva novela, simplemente porque el autor o autora se lo había pedido amablemente y no costaba tanto mentir en quince palabras. Su nombre saldría en la faja de un libro, y eso sería publicidad gratuita para su propia firma.

Foto: Sylvester Stallone, en la serie 'Tulsa king'.

Antes, cuando el mundo era inocente (sonrisa), los nuevos libros se presentaban al público con los viejos elogios, es decir, con lo que sea que la crítica hubiera dicho de tus libros anteriores. Desde hace algunos años, hemos copiado de la edición anglosajona la práctica de cosechar elogios para la novela que va a salir forzando a un puñado de nombres relevantes a leerla (ejem) antes de que esté a la venta. Esto solo ha provocado que haya más humor en el mundo, como se desprende de lo que he contado más arriba.

Así, en la nueva coyuntura comercial, un montón de autores se ven obligados a revisar sus agendas buscando los tres o cuatro nombres más tochos (como dijo el rapero Kase O al ser preguntado por David Broncano por la persona más famosa cuyo contacto tuviera en el móvil: "Maribel Verdú es lo más tocho que tengo"), los tres o cuatro nombres, decíamos, más tochos o famosos o potentes con los que tengan trato, y a pedirles deprisa y corriendo una frase mágica, después de enviarles el PDF de su nueva novela. Los autores tienen que evaluar la fama y potencia de sus contactos, sin la menor piedad, y hasta arriesgar una petición de blurb con un autor supino al que no conocen en persona, por ver si hay suerte.

A veces, la cosecha de elogios se va de madre, porque la editorial a menudo recaba estos dispendios de cariño paralelamente al autor, y reúnen entre ambos demasiados. Para Los asquerosos, de Santiago Lorenzo, Blackie Books me pidió unas palabras, y luego no las sacaron porque tenían elogios de ocho o nueve autores más famosos que yo, como pude ver cuando por fin salió la novela. Esto, como supondrán, me subió la autoestima: ver que elogiaste a un autor a petición del sello y que el selló tiró tu elogio a la basura porque había como 10 elogiadores más importantes que tú y no cabías en la faja.

Me subió la autoestima ver que elogié a un autor a petición del sello y este tiró mi elogio a la basura porque había 10 más importantes

Pero, como digo, en general el mundo del blurb, esa superproducción de falsedades en los márgenes de la producción literaria propiamente dicha, resulta divertido. El otro día recibí un libro cargado de elogios, y todos eran de los amigos del autor. Eché cuentas y me faltaba uno, un amigo, digo, pero entonces di la vuelta al libro y vi su blurb en la parte de la faja que cubría la contracubierta. Luego eché de menos a otro amigo, y abrí el libro y vi que la cita que encabezaba la novela era suya. Pues ya estamos todos, me dije, aliviado. Todos tus amigos dicen que tu libro es muy bueno, tu pluma, magistral, tu aportación, inolvidable. Resultado: 400 ejemplares vendidos y, en tres años, todos los demás a la trituradora.

Por otra parte, hay que pensar en esos autores que son asaltados para que firmen frases encomiásticas. Están en su casa a sus cosas y de pronto tienen en el mail mucho azúcar y 80.000 palabras que leerse. El azúcar procede de que el pedigüeño de blurbs, a su vez (noten la ironía, por favor), miente al autor del que solicita una mentira diciéndole que es un genio, un maestro, que su último libro le volvió literalmente loco y que sería un honor tan gigantesco y orgásmico recibir una frase suya para su nuevo libro que es muy posible que se muera de un ataque al corazón en cuanto la consiga. Así más o menos debe de ser el asunto. Entonces el gran autor (un septuagenario de prestigio o uno cualquiera que lleva de moda un par de años), tiene que valorar si escribir un blurb más, porque determinados autores (no sé cuántos blurbs he visto ya de Manuel Vilas, madre de Dios) son constantemente requeridos para que digan cosas que no se les había ocurrido decir nunca; y de hecho aceptan decirlas sin que uno sepa por qué.

Será, ya avisamos más arriba, que ver su nombre en la faja de un libro del que circularán dos o tres mil copias durante algunas semanas supone una conveniente publicidad gratuita para su propia marca; será también que la amistad obliga, o cierto interés; será, finalmente (no debemos descartarlo) que a lo mejor al autor que dice que esta nueva novela es extraordinaria le parece de verdad extraordinaria.

placeholder Las fajas rojas y amarillas que revisten los libros de 'blurbs'. (EFE)
Las fajas rojas y amarillas que revisten los libros de 'blurbs'. (EFE)

Cuando salió Feria (Círculo de Tiza, 2020), de Ana Iris Simón, en su contracubierta había un blurb mío. El proceso fue como les digo: la editorial me mandó el manuscrito y me pidió amablemente un elogio si acaso creía yo que había que elogiar aquello. Lo leí y me gustó mucho y les di una frase. Luego el libro se fue vendiendo increíblemente bien y mi frase seguía ahí en la contra del volumen (cosa bastante elegante teniendo en cuenta que podían quitarla y poner la de alguien más famoso que yo, o menos malamente famoso).

A lo que voy, amigos, es a que, como mínimo seis o siete veces a lo largo de todo un año, diversos conocidos me escribieron para recomendarme Feria, de Ana Iris Simón, o para preguntarme indignados si había leído Feria, de Ana Iris Simón, que ellos estaban leyendo y no encontraban tan estupenda como sus ventas hacían pensar. Y yo les tenía que decir a todos, uno por uno y atónito: "¡Pero si está mi puto nombre en la contraportada del libro, tío, cómo no lo voy a haber leído!".

Ninguno había visto mi nombre en la contraportada del libro que tenía entre manos, ni por supuesto había reparado en mis palabras de elogio.

Eso, muy exactamente, es un blurb.

Hace algún tiempo, recibí una novela en casa. La novela llegaba con la consabida faja donde diversas personalidades del mundo literario te decían lo buenísima que era. Yo tenía algún trato con una de esas personalidades, y no recordaba que en los últimos 10 años me hubiera nombrado al autor que ahora recomendaba con tanto afán. Meses después, quedé con este escritor o escritora, y le pregunté por sus palabras en la faja.

Libros
El redactor recomienda