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No se preocupe, sus lágrimas nos dicen más que cualquier hecho real
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'Trinchera cultural'

No se preocupe, sus lágrimas nos dicen más que cualquier hecho real

Ocurre exactamente lo contrario a que ataquen a Montero por ser mujer: por ser mujer pretende blindarse a toda crítica, y eludir la obligación moral de asumir la dimisión tras sus errores

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero, y Gabriel Rufián. (EFE/Chema Moya)
La ministra de Igualdad, Irene Montero, y Gabriel Rufián. (EFE/Chema Moya)

Las imágenes de las víctimas de ciertos violadores salidos de la cárcel por el boquete de la ley del sí es sí son demoledoras para el juego de propaganda del Ministerio de Igualdad. En los últimos días, el goteo de este tipo de testimonios era normal en la tele, y el sensacionalismo se encargaba de difundirlos con música de pianito. Mujeres agobiadas señalando a Montero. Dinamita para la patrimonialización política del dolor. Había que hacer algo con urgencia y una diputada de Vox se la puso botando a la ministra dos días antes de la efeméride del 25-N, que ensalza la lucha contra la violencia machista.

¿Cómo pasar de ministra torpe que ha dañado la tranquilidad de algunas víctimas a víctima? Carla Toscano le soltó a Montero que no ha estudiado otra cosa que a Pablo Iglesias. Un comentario feo, fuera de lugar en una institución, estratégicamente absurdo y... bueno, falso. Lo real: Tania Sánchez cambió misteriosamente su escaño por uno del gallinero, e Irene Montero fue entronizada hasta la cúpula del partido, y al Ministerio, gracias a sus méritos académicos, su amplio curriculum vitae y un proceso abierto de oposición pública regido en todo momento por la transparencia.

A un juez que escribió una copla satírica sobre el tema le calzaron una denuncia y casi le sacan 80.000 euros. Pero lo de Toscano, que para decir en el Congreso es zafio, ha demostrado ser por encima de todo una impresionante estupidez táctica: la ley del sí es sí es fiasco de calibre suficiente como para que cualquier diputado con un mínimo de elegancia y astucia nos evite esta imitación del Sálvame Deluxe, y el golpe personal de la de Vox ha calzado alas en las sandalias de Montero. ¿Os acordáis cuando las encuestas daban fracaso para Pablo Iglesias y le mandaron unas balas por correo? Pues eso.

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Consecuencias: un vía crucis obsceno de Montero, convertida ella en víctima suprema y eclipsando a las víctimas de los delitos sexuales que en los últimos días la señalaban con el dedo. En el idioma populista, cualquier episodio intrascendente sirve para desviar el foco, sin pudor. Y ahora, mientras Montero recorre televisiones compungida y otras diputadas la arropan en fotografías de reparto de invulnerabilidad por razón de sexo, se vota por la noche para ajustar el delito de sedición a la talla oronda de Junqueras, y se intercambian unos guardias civiles en Navarra por el sí a los presupuestos con Bildu.

Bueno, pues nada, todo en segundo plano. Ahora el problema es la violencia política, dicen estos cínicos sin género, universales, y yo recuerdo una escena de Los Simpson donde una periodista le dice a una mujer que llora: "No se preocupe, sus lágrimas nos dicen más que cualquier hecho real".

Montero dice que la atacan por ser mujer como si no fuera el desbarajuste de su ley estrella lo que ha provocado una catarata de reproches. Si Isabel Díaz Ayuso saliera a decir que los médicos la atacan por ser mujer, me gustaría leer los editoriales de El País.

Ocurre exactamente lo contrario a que ataquen a Montero por ser mujer: por ser mujer pretende blindarse a toda crítica, y eludir la obligación moral de asumir la dimisión tras sus errores. Es una jugada deshonesta, incluso más que el reproche personal en el Congreso, sobre todo cuando las mujeres de derechas son vapuleadas en España, como si no se naciera mujer, sino que se llegara a serlo, diría Simone de Beauvoir, con la inscripción en un partido de izquierdas.

En La Sexta recopilaban ataques intolerables a políticas (de izquierdas) y eludían los gritos en la cara de una Begoña Villacís embarazada

A mí estos dobles raseros me enferman, me estomagan. Esa actitud que ya he señalado otras veces, el puño de hierro y la mandíbula de cristal. En La Sexta recopilaban ataques intolerables a políticas (de izquierdas) y eludían los gritos en la cara de una Begoña Villacís embarazada, las alusiones al desequilibrio mental de Díaz Ayuso, Olona en Granada, Cayetana Álvarez de Toledo en Barcelona, la viñeta donde la reina Letizia era sodomizada por el rey Felipe VI, el escarnio de Cifuentes, los escraches a Rosa Díez o las chanzas infinitas acerca de cierta señora que se casó con José María Aznar y llegó a alcaldesa de Madrid tras la marcha de Ruiz Gallardón al Ministerio de Justicia.

Palabras de Iglesias, también en La Sexta, cuando era su cadena amiga: "Ana Botella es una mujer cuya única fuerza responde a ser esposa de su marido y de los amigos de su marido". Y esto sin contar con los ataques que sufren las acusadas de TERF, de Amelia Valcárcel a Lidia Falcón, pasando por todo ese feminismo radical que contribuyó a aupar a Montero a la cima para ver luego cómo la ministra aplaudía risueña la entrega a Lucía Etxebarría del premio a la tránsfoba del año por COGAM.

A un juez que escribió una copla satírica sobre el tema le calzaron una denuncia y casi le sacan 80.000 euros

Pero no es esto —la doble moral— lo más grave, sino la trivialización del maltrato a las mujeres que se está vertiendo en la campaña de martirologio ministerial de estos días. Eso es algo que supera las expectativas de un desencantado como yo, incluso. Y eso que, en paralelo, están aventando a base de titulares un estudio que demostraría que la mitad de las españolas ha recibido "violencia sexual", pero luego ves que de esa cifra (el 40%, pero se redondea al alza), tres cuartos, es decir, la inmensa mayoría, se refieren a haber recibido al menos una "mirada lasciva".

Leo que se han gastado un millón de euros en una campaña institucional que coloca a Pablo Motos como baboso machista

¿No es eso suficiente trivialización del concepto de "violencia" en la maquinaria de propaganda? Pues léase este párrafo, esta exageración increíble, este determinismo alucinado, en un artículo de El País a raíz de las palabras que dirigieron a Montero:

"Toda violencia verbal o de pensamiento contra una persona es una violencia física. De hecho, no hay una transición tan grande como nos gustaría creer entre insultar a una persona y golpearla, entre insultar a una mujer y matarla, entre insultar a un colectivo y aniquilarlo. Es fácil llegar a esta conclusión cuando escuchamos los discursos de Hitler y Mussolini: sus palabras son pura violencia física contra las vidas y los cuerpos de millones. Sus palabras son y fueron asesinas porque así es como funciona la violencia fascista. Siempre, pero siempre, empieza en la boca".

Foto: ElXokas, durante uno de sus directos. (YouTube)

Subráyese "o de pensamiento" antes de desembocar en la hipérbole del nazismo. ¿Querrán eso, que uno se sienta criminal por pensar? La trivialización de la violencia (incluso del exterminio) que implica este truco de propaganda es de una insensibilidad psicopática, más todavía cuando lo que se pretende es blindar a una mujer poderosa de las críticas a sus acciones. Se atreven a decirnos que una caricatura de un político es como lo que hacía Hitler con los judíos, o que un golpe bajo en una tertulia o una sesión parlamentaria es como un marido que maltrata a una mujer, y luego te acusan de banalizar la violencia contra la mujer si criticas la propaganda insoportable del Ministerio de Igualdad.

Y mientras así se defienden, como gatos panza arriba, leo que se han gastado una millonada de pasta pública en una campaña institucional que coloca a Pablo Motos como baboso machista por un fragmento descontextualizado de su entrevista a Elsa Pataky (ved su respuesta, es gloriosa), y a youtubers como el Xokas o Jorge Cremades como promotores de la violencia sexual. ¡Sin despeinarse!

En la noche del viernes era trending topic El Hormiguero con varias recopilaciones de momentos dispersos en los que Motos lanza picardías a invitadas, que en su mayor parte no solo no se molestan, sino que se ríen. Todas las cuentas afines a Podemos perseveraban en este ataque y, mientras tanto, cientos de feministas pedían la dimisión de Montero en una manifestación por las calles de Madrid.

Vaya, vaya con las víctimas de los señalamientos, pensaba yo. Qué timing tan perfecto, y me perdonaréis el anglicismo.

Las imágenes de las víctimas de ciertos violadores salidos de la cárcel por el boquete de la ley del sí es sí son demoledoras para el juego de propaganda del Ministerio de Igualdad. En los últimos días, el goteo de este tipo de testimonios era normal en la tele, y el sensacionalismo se encargaba de difundirlos con música de pianito. Mujeres agobiadas señalando a Montero. Dinamita para la patrimonialización política del dolor. Había que hacer algo con urgencia y una diputada de Vox se la puso botando a la ministra dos días antes de la efeméride del 25-N, que ensalza la lucha contra la violencia machista.

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