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Ver la vida desde abajo: los obstáculos de las víctimas de violencia machista para encontrar empleo
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Ver la vida desde abajo: los obstáculos de las víctimas de violencia machista para encontrar empleo

Muchas mujeres son revictimizadas al buscar trabajo: cuando acuden a una entrevista, su empleador las intuye inseguras por lo vivido y cree que eso afectará a su rendimiento

Foto: Foto: EFE/Juan Ignacio Roncoroni.
Foto: EFE/Juan Ignacio Roncoroni.

Con 28 años, Carmen Giménez trabajaba en una multinacional situada en las Torres Kio de Madrid. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas y en Ciencias Actuariales y Financieras por ICADE, y con la entrada pagada para un piso, venía de una relación sentimental larga. Se enamoró de un compañero de trabajo, un directivo pimpante de esos que presentas a tus padres en cuanto puedes porque sabes que no pondrán cara rara. Encantador de puertas para fuera, verdugo por dentro.

Empezó por ridiculizarla y por destruir su autoestima. Cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde. Aquel hombre de traje y corbata y salario con bonus la tiró por el balcón de un tercer piso cuando ella aún no había cumplido los 30. Le provocó una lesión medular que la tiene en silla de ruedas de por vida.

Foto: Carteles contra la violencia de género. (EFE/Sáshenka Gutiérrez)

Aquel intento de asesinato fue sobreseído. "Eso me hizo fuerte, porque siempre está el dilema de si te consideras víctima o superviviente. Siempre digo que mientras hay vida hay opciones", explica.

Hoy, con 42 años, se ríe con ganas cuando recuerda que en la época que llevaba tacones veía todo de arriba abajo, mientras que ahora desde su silla de ruedas se ha tenido que acostumbrar a verlo de abajo a arriba. "Soy muy consciente de la suerte que he tenido", dice.

Giménez insiste en lo importante que es para las víctimas contar con un empleo. Para aliviar un trauma que las acompañará de por vida, a ellas y a su entorno. "Un trabajo no solo te da independencia, sino que te hace sentir que formas parte de la sociedad, que no estás señalada", cuenta.

El 62% de las desempleadas víctimas de violencia de género cree que esas etiquetas influyen negativamente a la hora de contratarlas

Porque a muchas víctimas se las revictimiza cuando buscan trabajo. Cuando acuden a una entrevista, su empleador las intuye inseguras por lo vivido y cree que eso afectará a su rendimiento. Cuando cree que se ausentarán más de su puesto de trabajo, que quizá sean problemáticas y que la mochila que cargan a las espaldas hará que empeore el clima laboral.

Hasta dudan de su legitimidad para considerarse como víctimas, teniendo en cuenta que los datos del CGPJ revelan que el nivel de sobreseimiento de los casos ronda el 50%.

Prejuicios que reconocen en una encuesta realizada por la Fundación Adecco, que indica que el 62% de las desempleadas víctimas de violencia de género cree que esas etiquetas influyen negativamente a la hora de contratarlas.

placeholder Forma de terminación de los procesos. (CGPJ)
Forma de terminación de los procesos. (CGPJ)

Las empresas tienen bonificaciones fiscales por contratar a una víctima de violencia machista. Los que las contraten de manera indefinida tendrán derecho, desde la fecha de bonificación del contrato, a una bonificación mensual de la cuota empresarial a la Seguridad Social de 125 euros al mes durante cuatro años. Pero en 2022 se hicieron solo 847 contratos bonificados y 528 contratos de inserción, en comparación con las alrededor de 87.000 denuncias que hay al año por este motivo, según datos del Observatorio de Violencia de Género.

"La imagen de mujer excluida es muy dañina", afirma Begoña Marugán, doctora en Sociología y adjunta a la Secretaría de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo de Comisiones Obreras. Pero señala algunos aspectos que complican las afirmaciones demasiado rotundas. Porque claro que el trabajo es importante, pero su vida lo es mucho más. "El miedo pesa mucho, y tenemos que acompañarlas no solo para que encuentren empleo, sino también para que salgan del mercado laboral cuando lo necesiten", aclara.

Hay muchos escenarios posibles, tantos como víctimas y sus circunstancias. La mujer que tiene que acudir a juicio y debe faltar al trabajo algún que otro día. La que no puede ni debe trabajar en el barrio donde vive el agresor o la familia de este. La que necesitan flexibilidad horaria para poder ocuparse de los hijos que tienen a su cargo.

Una víctima de violencia de género no tiene fecha de caducidad. Arrastrará las sombras de por vida y tendrá que aprender a convivir con ellas

También aquellas para las que se considera la posibilidad de un traslado de ciudad. "Este país no tiene empresas tan grandes como para cambiarlas de delegación en otra ciudad. Además, les estamos pidiendo que cambien de vida, que sean heroínas, que se queden sin red", declara Marugán.

Y una víctima de violencia de género no tiene fecha de caducidad. Arrastrará las sombras de por vida y tendrá que aprender a convivir con ellas.

Hace años, en mi otra vida, acudí a la sede de Idealista a hacer una entrevista. Al acabar, comenzó la sesión de fotos. Mi compañero consideró que quedaría bien un posado mezclado entre los empleados. De repente, saltó la alarma. "Por favor, aquí no, que hay una compañera a la que no se la puede sacar porque su expareja no puede saber que trabaja aquí", explicó el entrevistado.

He vuelto a acordarme de ella al proponer este artículo. De las dificultades añadidas por el miedo a que tu agresor o alguien de su entorno pueda encontrarte. Del extra que suponen las miradas que juzgan. De que, a la mínima, todo lo vivido se te remueva y se te recuerde. De lo difícil que es ver la vida desde abajo.

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Con 28 años, Carmen Giménez trabajaba en una multinacional situada en las Torres Kio de Madrid. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas y en Ciencias Actuariales y Financieras por ICADE, y con la entrada pagada para un piso, venía de una relación sentimental larga. Se enamoró de un compañero de trabajo, un directivo pimpante de esos que presentas a tus padres en cuanto puedes porque sabes que no pondrán cara rara. Encantador de puertas para fuera, verdugo por dentro.

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