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Ocio para dejar la mente en blanco: la estafa de las experiencias inmersivas
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Ocio para dejar la mente en blanco: la estafa de las experiencias inmersivas

Madrid acoge el próximo otoño 'Tim Burton, el laberinto', una experiencia que se suma al auge de las exposiciones inmersivas en el ocio millennial de la ciudad

Foto: Exposición interactiva de Van Gogh. (EFE)
Exposición interactiva de Van Gogh. (EFE)

Ha copado las marquesinas y las páginas de ocio. Este septiembre se inaugura en Madrid 'Tim Burton, el laberinto', un llamativo monográfico en torno a sus películas más populares y a su faceta más desconocida como dibujante. Con motivo de este acontecimiento, el famoso director será nombrado por el ayuntamiento Embajador de Madrid para la difusión de la propuesta cultural de la capital. Pero, ¿qué pueden brindar este tipo de exposiciones a la amplia propuesta museística de la ciudad?

El aumento de la oferta de ocio tras el parón provocado por el Covid ha traído nuevas formas de entretenimiento. Muchas de estas propuestas vienen con fuerza a reclamar la posición de los museos como espacios culturales de referencia y centros de visita obligada. Algunas de las más destacadas son las experiencias, también llamadas exposiciones inmersivas, en torno a la obra y figura de un artista de alto calado popular. Entre las que han pasado por la capital se encuentran las dedicadas a Frida Kahlo, Velázquez o Andy Warhol, aunque existen más ejemplos en otras ciudades como la exposición inmersiva de Van Gogh en Santander y Las Palmas de Gran Canarias o el Gaudí Cube en la Casa Batlló de Barcelona.

Aunque estas experiencias suelen aparecer en las webs de ocio junto a la programación de museos; pocas se suscriben a estos circuitos

La naturaleza artística o cultural de estas exposiciones inmersivas, en las que con frecuencia faltan las obras originales de los artistas, puede ponerse en duda cuando se observa dónde y cómo suelen ofrecerse. Aunque estas experiencias suelen aparecer en las webs de ocio junto a la programación de museos y galerías, lo cierto es que pocas se suscriben a estos circuitos y se prodigan más en espacios multidisciplinares, fundaciones de entidades bancarias o centros comerciales. 'Tim Burton, el laberinto', por ejemplo, estará disponible para su visita desde el 29 de septiembre al 11 de diciembre en Espacio Ibercaja Delicias, un lugar donde se representan producciones musicales de menor envergadura a las de Gran Vía o donde se pueden ver reproducciones históricas reaprovechadas de la industria audiovisual de plataformas. El espacio, antiguo emplazamiento chabolista, está cedido por Adif para su explotación lucrosa durante dos años, prorrogables dos más, por 180.000 euros anuales, lo que ha provocado la queja de plataformas vecinales como STOP Espacio Delicias, como ocurrió con la cesión de terrenos en Hortaleza para el desarrollo del musical de Nacho Cano, 'Malinche'.

¿Qué es un museo?

Más allá de las labores de conservación, restauración e investigación, la función principal del museo respecto a sus visitantes es el comisariado o curaduría artística y científica. Mediante este proceso, el museo programa, selecciona, clasifica, ordena y articula las piezas y las cartelas para narrar ante un público no especializado una idea concreta sobre un área de conocimiento. Este conjunto de tareas, sumadas entre sí y a la gestión de los fondos, confiere al museo una personalidad propia que pocas instituciones tan antiguas se precian en conservar tan bien.

Un subgénero peculiar del museo es aquel que, en la tradición de las primeras exposiciones de ciencias naturales, mezcla aspectos curiosos de las ciencias con elementos de las viejas barracas de feria. Reliquias minoritarias, ya algo desfasadas el siglo pasado, que están viviendo una inesperada segunda juventud como plan familiar o, en la otra punta del espectro, redondeo del turismo de estupefacientes en lugares como Ámsterdam. Un ejemplo perfecto de esto es el Museo de las Ilusiones de Madrid, donde el mayor atractivo para el visitante es retratarse en una variedad de salas que reproducen efectos ópticos.

¿Qué no es un museo?

Precisamente, una de las ventajas competitivas de las exposiciones inmersivas es que permiten tomar fotografías y videos, en contraposición con las muestras en museos, donde la conservación de las obras originales que se exponen lo impide; todo un reclamo para el público con la atención mermada por las multipantallas. Esto va de la mano con el fenómeno de las salas de "arte experiencial", que también ha copado el nuevo ocio urbano como alternativa a los que se aburren con retratos en una pared pero no en su feed de Instagram. Lugares como Ikono, frente al museo Reina Sofía, o Sweet Space, en el centro comercial ABC Serrano, no son más que edificios con diferentes fondos e instalaciones donde los clientes pueden fotografiarse todo lo que deseen entre diseños y luces sugerentes, sin más objetivo expresivo que el de inspirar una pose y un ángulo favorecedores.

Esto va de la mano con el fenómeno de las salas de "arte experiencial", que también ha copado el nuevo ocio urbano

Con la excusa de la falta de ocio joven en la capital se cobran entradas que rondan los 20 euros por acceder a, en sus propias palabras, "una experiencia sensorial [...] donde podrás dejar tu mente en blanco por un rato". Más honestos son en The Set Lab, espacio en el centro comercial La Vaguada, que se define como un conjunto de 20 sets fotográficos donde incluso puedes cambiar de vestuario para la toma de fotos y videos, si así lo deseas.

Pero ¿qué demonios es una experiencia inmersiva?

La principal propuesta que puede visitarse ahora en Madrid con características similares a la que Tim Burton estrena a final de verano es 'Klint, la experiencia inmersiva'; se sitúa en Madrid Artes Digitales, en la Nave 16 de Matadero Madrid, compartiendo así distrito con el Espacio Ibercaja Delicias. Por un valor similar al ticket del museo del Prado, y tras una sala de cartelas con un breve resumen de la biografía, obra y contexto de Gustav Klimt (una de ellas dedicadas a su valor en el mercado artístico actual), se anuncia al visitante su acceso en el "museo del futuro".

Se trata de una sala grande con asientos sin respaldo en una distribución aleatoria donde contemplar (y, por supuesto, fotografiar) una proyección basada en la obra de Klimt sobre paredes y suelo. Con una música orientalista como acompañamiento, el visitante puede intentar dilucidar en todo aquello un hilo conductor cronológico y quizá, con imaginación y esfuerzo, temático. La atención vuela de manera aleatoria a lo largo de la estancia; lo mismo da mirar una pared que otra, ya que la proyección no tiene en cuenta un ángulo, distancia o altura concretos para la contemplación. Esto, sumado a las dimensiones de la sala y la distribución de los asientos, impide apreciar las proyecciones por completo, ya no totalmente, sino de cada lateral.

Toda una experiencia que pone de manifiesto, de manera retorcida, Klimt: "A cada tiempo, su arte, y a cada arte su libertad"

Completan la experiencia algunos apuntes poco enlazados sobre mujeres contemporáneas al pintor (fuesen o no relevantes para su vida y obra), una sala de experiencia virtual y otra interactiva, donde un fotomatón modifica los retratos del público al estilo del pintor vienés o se integran los dibujos de todo el que quiera participar en una obra colaborativa que se proyecta en esa misma habitación. Se trata de arte generativo creado por un algoritmo que es por sí mismo, como bien indican las cartelas, la obra de arte, convirtiéndolo así en la única pieza original expuesta en todo el recinto.

La visita termina con el obligatorio paso por la tienda de regalos, donde lo último que permanece en la retina son un par de calcetines con la Judith de Klimt tejida. Toda una experiencia que pone de manifiesto, de manera retorcida, la actualidad del manifiesto modernista del que Klimt se hacía eco: "A cada tiempo, su arte, y a cada arte su libertad".

Ha copado las marquesinas y las páginas de ocio. Este septiembre se inaugura en Madrid 'Tim Burton, el laberinto', un llamativo monográfico en torno a sus películas más populares y a su faceta más desconocida como dibujante. Con motivo de este acontecimiento, el famoso director será nombrado por el ayuntamiento Embajador de Madrid para la difusión de la propuesta cultural de la capital. Pero, ¿qué pueden brindar este tipo de exposiciones a la amplia propuesta museística de la ciudad?

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