Es noticia
'Elvis': el musical más excesivo e hiperbólico de todos los tiempos
  1. Cultura
ESTRENOS DE CINE

'Elvis': el musical más excesivo e hiperbólico de todos los tiempos

Dos décadas después de 'Moulin Rouge!', Baz Luhrmann dirige este musical barroco y desatado sobre la obra y vida de una de las estrellas más rutilantes de la cultura americana

Foto: Austin Butler encarna a la estrella de Memphis, quien, a su manera, fue activista antisegregación. (Warner)
Austin Butler encarna a la estrella de Memphis, quien, a su manera, fue activista antisegregación. (Warner)

Escenarios abarrotados, planos con movimientos imposibles, mucha luz, mucho brillo, muchos estímulos hasta dejar al espectador al borde del ataque epiléptico. No hay respiro. El director Baz Luhrmann ha hecho su marca de identidad del desprecio a aquello de "menos es más". Con su particular versión contemporánea de 'Romeo y Julieta de William Shakespeare' (1996) y de la mano del rompecorazones del momento, Leonardo DiCaprio, empezó a hacerse un hueco en la industria, posición que reafirmó con la celebérrima 'Moulin Rouge!' (2001). Antes de las Converse de la 'María Antonieta' de Sofia Coppola, Luhrmann ya apostó por romper los corsés del rigor histórico para añadir anacronismos musicales y estéticos a su estilo abarrotado y apabullante. Imposible prodigarse mucho —sus películas se estrenan cada siete, ocho, nueve años— con tales proyectos, que exigen un diseño de producción difícilmente abarcable. Su anterior filme, 'El gran Gatsby', se estrenó en 2013 y ganó dos Oscar. Desde entonces, una serie bastante aplaudida, 'The Get Down' que en su momento fue la serie más cara de Netflix—, y un corto para H&M. Tiempo suficiente para preparar lo que es, probablemente, el musical más ampuloso jamás rodado: 'Elvis'.

Luhrmann ha depurado hasta tal extremo su narración llena de elipsis y carente de cualquier tiempo muerto que, al comienzo de 'Elvis', el espectador puede tener la sensación de encontrarse ante un tráiler de dos horas y media. En su 'horror vacui', Luhrmann no desaprovecha ningún recurso narrativo: ahora bebe del cómic, ahora utiliza imagen de archivo, ahora recurre al lenguaje videoclipero... Hasta los defensores de la contención reconocerán la dificultad de diseñar un espectáculo en el que ocurre todo al mismo tiempo. Y es probablemente ese permanente exceso climático lo que entorpece una aproximación más íntima a un personaje poliédrico e insaciable, a las complejidades de un hombre insatisfecho que en sus 42 años de vida debió reinventarse y reinventarse, al que consideraron profesionalmente muerto y enterrado todavía en la treintena y que acabó sus días en ese sórdido cementerio de elefantes llamado Las Vegas.

placeholder Tom Hanks interpreta al Coronel, el mánager que llevó a Elvis a la cumbre y a la ruina. (Warner)
Tom Hanks interpreta al Coronel, el mánager que llevó a Elvis a la cumbre y a la ruina. (Warner)

'Elvis' no es solo la película del rey del rock —interpretado por Austin Butler, en su primer gran papel de cine—, también lo es del coronel Tom Parker —a quien da vida un Tom Hanks revestido de látex y de prótesis—, una figura oscura y controvertida en la biografía del músico, quien lo descubrió en un concurso de talentos en un pueblo sin nombre y lo llevó a lo más alto de la industria del entretenimiento. Tom Hanks, estrella necesaria de una superproducción sin demasiadas caras conocidas, se integra perfectamente en el estilo de Luhrmann con un personaje que se balancea sobre el barranco de lo grotesco, pero nunca llega a caerse por él. Y Butler, con ese acento sureño cerrado, mirada demandante y labios siempre preparados para el puchero, despliega un magnetismo que se desboca a cada baile, a cada movimiento de pelvis. Por algo la prensa lo bautizó como Elvis 'la Pelvis'. Butler consigue reproducir al mismo tiempo el carisma y la profunda soledad de la persona bajo la estrella.

Quizás haya un segundo sin música en toda la película, pero si existe no lo recuerdo. Luhrmann transita por todas las épocas y estilos a medida que narra los grandes hitos de la vida de Elvis, y lo hace a través de la memoria del Coronel, que es el narrador de los hechos, lo que permite la fabulación y el adorno. La película también aporta, además, una lectura sociopolítica quizás desconocida para una mayoría. ¿De dónde nació el estilo de canto, de baile y de guitarra, de un niño flacucho y blanco, más parecidos a los de la comunidad afroamericana que al country que le correspondía?

placeholder Elvis se reinventó en varias ocasiones a lo largo de su carrera. (Warner)
Elvis se reinventó en varias ocasiones a lo largo de su carrera. (Warner)

Elvis Presley nació en 1935 en el sureste de Estados Unidos. Hablamos de una sociedad atravesada por la segregación racial e inmersa en la Gran Depresión, problemáticas más acuciantes en estados como el Misisipi en que vivía la familia Presley. Elvis nació 35 minutos después de su hermano gemelo muerto —en la película inciden mucho en que tiene "el poder de dos hombres"—, en una casa más que humilde fabricada por su propio padre, Vernon (Richard Roxburgh), un buscavidas que pasó por la cárcel por firmar un cheque sin fondos y que siempre tuvo una relación complicada con el dinero. Gladys (Helen Thomson) se volcó mucho en su único hijo y creó con él un vínculo de codependencia.

Debido a los problemas económicos, los Presley se mudaron a un barrio negro, donde Elvis se impregnó de la cultura afroamericana, algo que Luhrmann cuenta con cuatro certeras pinceladas y que luego será fundamental para entender la importancia social de su música. Elvis rompió el molde country que definía la música blanca de la época. La música negra, que se escuchaba en la iglesia, en los bares, en las calles, no tenía demasiada distribución por cuestiones raciales. Por eso fue tan impactante la aparición de un blanco que cantaba y se contoneaba como un negro y que, además, tocaba ritmos de rock, un nuevo estilo de música salido de la hibridación del blues y del hillbilly, la fusión perfecta entre 'las dos Américas'.

placeholder Shonka Dukureh es Big Mama Thornton en este musical desatado. (Warner)
Shonka Dukureh es Big Mama Thornton en este musical desatado. (Warner)

Por un lado, Luhrmann explica con bastante humor el carácter reivindicativo y rebelde de la figura de Elvis, al que llegaron a procesar por desórdenes públicos e investigar por indecencia. Mientras las jóvenes se desmayaban y gritaban orgásmicas, los poderes más conservadores censuraron en los medios la música de Elvis por considerar que alentaban la insumisión. También la prensa lo difamó por frecuentar los locales de afroamericanos donde tocaba gente como B.B. King o Little Richard y por integrar a compañeros negros en su espectáculo. Aunque prioriza la gran fanfarria, Luhrmann si contextualiza al personaje en su época. Y en estas marejadas políticas pilota el barco el Coronel, un tipo misterioso de cuyo pasado no se sabía demasiado y que intentó pulir la imagen del cantante para hacerlo más familiar y accesible, es decir, más rentable.

Foto: Detalle de la portada de 'Rusia'. (Crítica)

Sin embargo, Luhrmann no profundiza demasiado en los aspectos más difícilmente defendibles del personaje. Si 'Rocketman', el biopic de Elton John, sí se adentró en la faceta más oscura de un icono musical, en 'Elvis' pasa de puntillas por la relación de Presley con el dinero, el alcohol, las mujeres y los medicamentos. Luhrmann prefiere centrarse en la imagen del solitario insatisfecho, incapaz de saciar su necesidad de amor y de triunfo, un hombre que entregó todo su amor y que fue el modus vivendi de todo su entorno, que explorar las facetas más desagradables de su psicología. En su lugar, los números musicales y las coreografías imposibles se suceden, con Butler en el epicentro dejándose las rótulas y las cuerdas vocales.

Luhrmann sacrifica el plano corto en busca del gran espectáculo, del boato, de la exuberancia, para hacer de 'Elvis' el musical más grande de todos los tiempos. Y esto, sin duda, lo consigue.

Escenarios abarrotados, planos con movimientos imposibles, mucha luz, mucho brillo, muchos estímulos hasta dejar al espectador al borde del ataque epiléptico. No hay respiro. El director Baz Luhrmann ha hecho su marca de identidad del desprecio a aquello de "menos es más". Con su particular versión contemporánea de 'Romeo y Julieta de William Shakespeare' (1996) y de la mano del rompecorazones del momento, Leonardo DiCaprio, empezó a hacerse un hueco en la industria, posición que reafirmó con la celebérrima 'Moulin Rouge!' (2001). Antes de las Converse de la 'María Antonieta' de Sofia Coppola, Luhrmann ya apostó por romper los corsés del rigor histórico para añadir anacronismos musicales y estéticos a su estilo abarrotado y apabullante. Imposible prodigarse mucho —sus películas se estrenan cada siete, ocho, nueve años— con tales proyectos, que exigen un diseño de producción difícilmente abarcable. Su anterior filme, 'El gran Gatsby', se estrenó en 2013 y ganó dos Oscar. Desde entonces, una serie bastante aplaudida, 'The Get Down' que en su momento fue la serie más cara de Netflix—, y un corto para H&M. Tiempo suficiente para preparar lo que es, probablemente, el musical más ampuloso jamás rodado: 'Elvis'.

Críticas de cine Cartelera y estrenos de cine
El redactor recomienda