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Cruz Sánchez de Lara: "Aceptamos la maternidad sin quejas porque quejarse era de mala madre"
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Cruz Sánchez de Lara: "Aceptamos la maternidad sin quejas porque quejarse era de mala madre"

La escritora publica su primera novela, 'Cazar leones en Escocia', una historia tejida a través de tres mujeres entregadas "al amor sin ataduras ni convenciones"

Foto: Cruz Sánchez de Lara. (Carlos Ruiz)
Cruz Sánchez de Lara. (Carlos Ruiz)

A menudo, las señales más refinadas de humanidad son también las más frágiles. Aquellas que desaparecen cuando acucia la necesidad. Los engranajes del alma y sus emociones son menos importantes cuando la cotidianidad —la enfermedad, el dolor, las facturas— reclama nuestra atención. Por eso, la primera novela de Cruz Sánchez de Lara (Almería, 1972) se sitúa en los lugares donde la cotidianidad no es un problema: obras de arte millonarias, una suite con vistas a la parisina plaza de la Concordia, un piso en el madrileño barrio de Salamanca... 'Cazar leones en Escocia' (Espasa, 2022) se construye en la voz de tres mujeres: Miranda Herrera (la protagonista), su madre y su abuela. A través de las historias entrelazadas, Sánchez de Lara se 'permite' un escenario opulento pero accesorio, según la escritora: lo esencial en esta novela es el retrato de las pulsiones y emociones que allí se desarrollan, algunas históricamente negadas a las mujeres.

Se trata de la primera obra de ficción publicada por Sánchez de Lara, conocida por su trabajo en el ámbito jurídico, el activismo por los derechos humanos y la vicepresidencia del diario digital 'El Español'. El detonante de la novela es una misteriosa herencia. Al fallecer su madre, Miranda Herrera emprende un camino con un punto de 'thriller', en el que los acontecimientos van revelando las dificultades de las tres generaciones de mujeres. La maternidad y sus tabúes, los corsés sociales de las altas esferas y, sobre todo, el poder igualador del amor sin condiciones. "Cuando los hechos llegan al corazón, todos somos seres frágiles y vulnerables", desvela la autora en conversación para El Confidencial.

placeholder Cubierta de 'Cazar leones en Escocia'. (Espasa)
Cubierta de 'Cazar leones en Escocia'. (Espasa)

PREGUNTA. Desde las primeras páginas, retrata la maternidad a través de un aspecto que se ha ignorado a lo largo de la historia: la responsabilidad que supone para quien la ejerce. Incluso, a veces, el sacrificio. ¿Es una declaración de intenciones?

PREGUNTA. Yo he escuchado a muchísimas personas durante mi vida profesional. He llevado muchos divorcios, y he hablado con muchísimas mujeres sobre la maternidad por mi labor humanitaria. Para todas las madres, es una responsabilidad. Algunas la ejercen con más vocación o con menos. Y aun teniéndola, hay veces que se hace grande. Cuando los hijos están bien, haces lo posible para que sigan así. Cuando están mal, haces todo lo que se pueda hacer para ayudarles. Eso implica renuncias, trabajo, dedicación y muchísimo amor. Es un amor que no tiene nada que ver con la amistad o el amor de pareja, porque es más generoso. El amor materno implica una responsabilidad y un trabajo muy grandes.

P. La fragilidad de las madres, su derecho a estar cansadas o a verbalizar sus miedos, sus agobios, sin inquietudes... ¿Continúa siendo el tabú de un rol que las mujeres asumen sin condiciones?

R. Lo hemos aceptado sin quejarnos, porque quejarte implicaba ser una mala madre. Afortunadamente, ahora podemos hablar de estas cosas. Podemos decir que realmente esto es un trabajo, que hay días buenos, que hay días malos... En toda relación, por mucho amor que haya, existen los altibajos. Con un hijo ocurre lo mismo. Los hijos y las madres tienen malos momentos. En el fondo, son dos personas que se quieren mucho, con un amor muy especial y generoso, pero hay que entender que son dos personas diferentes. Por eso, no me creo nunca a los que dicen: "Mi hijo es perfecto". Creo que eso es una pose, porque la maternidad también puede ser un trabajo duro. Incluso para los hijos es un trabajo difícil aguantar a sus madres a veces... Es una relación muy especial, pero con unos vínculos afectivos que implican una dedicación tremenda.

"No me creo nunca a los que dicen: 'Mi hijo es perfecto'. Creo que eso es una pose, porque la maternidad también puede ser un trabajo duro"

P. Cata Arce, la madre de la protagonista, es una rareza para su tiempo. En un momento de la novela, la describe como un personaje con "una independencia que aterra a los que la rodean". ¿Su libertad aterra porque no es lo que se espera de ella?

R. Las mujeres independientes a veces dan miedo, porque no necesitan a nadie que las cuide. Todos tenemos nuestras necesidades afectivas y de cariño. Pero cuando tú eres independiente y autónoma, eres muchísimo más libre. Y la libertad da mucho miedo. Una persona libre puede asustar a los demás. Yo he querido hacer un homenaje a las mujeres libres de una generación anterior a las nuestra, porque hoy el ser libre es más fácil. Antes, había que trabajárselo mucho más.

P. 'Cazar leones en Escocia' se construye a través de la voz de tres mujeres: la abuela, la madre y la hija. Entre ellas, heredan y comparten sus conquistas, las inquietudes y libertades que comenta. ¿Por qué ha escogido este marco?

R. Estoy muy agradecida a las mujeres de las generaciones anteriores. Creo que algunas veces se nos olvida y nos parece que la libertad es una conquista de nuestras generaciones, de las que lo hemos tenido más fácil. No miramos hacia atrás, a las que han tenido que llegar hasta aquí. Y a mí me preocupa muchísimo cuando veo a algunas políticas que piensan que ellas han inventado la lucha de las mujeres, la pelea por la igualdad de derechos y oportunidades. Me gustaría reconocer a las generaciones anteriores de mujeres que, con muchísimos menos derechos que nosotras, han conseguido que vivamos como podemos tú y yo. Y me parece que era muy bonito plasmarlo en una historia de madres e hijas. Además, he querido añadir un elemento muy importante, y que en general no sabemos asimilar bien, que es perder a la gente a la que queremos. El concepto de la muerte, de la pérdida de las raíces. De hecho, Miranda [la protagonista de la novela] es una mujer que ha tenido una vida muy fácil gracias a su madre y a su abuelo, y no ha sabido valorarlo hasta que ha estado sola.

"Me preocupa muchísimo cuando veo a algunas políticas que piensan que ellas han inventado la lucha de las mujeres"

P. La novela comienza con el duelo de Miranda por la muerte de su madre, Cata Arce. Y esta le deja un misterio sin resolver como herencia. En términos del suspense de Hitchcock, usted se refiere a la herencia como el llamado 'McGuffin': ese elemento esencial de la narración que empuja a los personajes a actuar, pero que es accesorio y arbitrario al mismo tiempo. ¿Qué es lo esencial y lo accesorio en esta novela?

R. La novela está plagada de lujo, ostentación y facilidades económicas. Con eso, he pretendido dejar la vida resuelta a mis personajes para que puedan aterrizar de lleno en sus emociones. Todo eso es lo accesorio, pero a la vez necesario. Lo esencial son las otras cosas: la gente a las que quieres, las emociones, conocerte a ti misma, saber relacionarte con los demás, tener un núcleo duro de amigos y de familia... En definitiva, las personas. El resto es accesorio. Dicho de otro modo: creo que uno huevo con patatas es una comida extraordinaria y, afortunadamente, no hace falta comer caviar todos los días para ser feliz. Lo accesorio es lo material, y lo importante es todo lo que provenga de los sentimientos, las pasiones y de tener el ego en su sitio. Tanto los problemas de autoestima, que son comunes entre las mujeres, como la soberbia son letales para uno mismo. Poner el ego en su sitio es un trabajo que deberíamos hacer todos.

P. Inscribe la historia de estas tres mujeres en un universo de 'amor y lujo'. Una suite en París, un pisazo en la calle Serrano, una mansión en Guatemala... Pero dedica parte de estas escenas idílicas a destripar varios tabúes: el de la maternidad que comentábamos, pero también el de los matrimonios rotos, el de la impostura, las dobles vidas, los prejuicios. ¿Se esconden secretos más interesantes en las altas esferas?

P. Cuando tienes una situación complicada, como un familiar enfermo, una persona dependiente en casa, no puedes pagar las facturas... Tu vida se centra en la supervivencia. En la salud, la familia y la manutención. Yo quería que los lectores se relajaran y que no hubiera problemas de esa índole en la novela. Y, después, que los protagonistas no tuvieran que preocuparse por sus necesidades básicas, para poder sentir y explicar las emociones humanas en cada instante de la vida. Esa ha sido mi motivación principal para escoger un escenario de lujos. Ahora bien, yo creo que la hipocresía se aloja en todos sitios. La hipocresía 'underground' también existe, es lo que ahora llaman 'postureo'. El 'postureo' social de la élite se produce mientras usan corbatas o esmoquin en las fiestas. Pero, en otras partes de la sociedad, los prejuicios se dirigen a otro tipo de personas. Creo que la hipocresía domina la sociedad en todos los ambientes. Es verdad que a mí me ha resultado más fácil contarlo en un ambiente de opulencia por esto que comentaba: allí no existen los problemas que pueden ocupar a cualquier persona que tenga que cubrir sus necesidades.

Foto: La periodista y escritora Inés Martín Rodrigo. (Lucía Faraig/cedida)

P. ¿Cuánto pone una de sí misma al escribir una novela?

R. La novela lleva mucho de lo que he aprendido de la vida. Sí es cierto que algunas de las reflexiones de los personajes son pensamientos que he tenido. Los personajes de Cata y Silvana [la abuela de la protagonista] están inspirados en una amiga mía que ahora tendría casi cien años y que me enseñó muchísimo. Las lecciones que me transmitió están ahí, como algunos de los pensamientos que he ido aprendiendo en mis 50 años. He tenido tiempo para equivocarme mucho y aprender, afortunadamente. Pero no es una novela autobiográfica, no me reconozco en ningún personaje.

P. Un pensamiento propio, ¿como este?: "Cuando llegues a un lugar o cuando te vayas de otro, mira siempre a tu alrededor en silencio: observa quién es feliz. Eso se nota. Acércate a ellos: son los sabios. Busca tu éxito cerca de la sabiduría. El éxito es un espejismo".

R. Sí, yo procuro acercarme siempre a la gente que veo feliz. No me gusta la gente que vive de competir con los demás, que genera malos sentimientos hacia los demás. Es verdad que mi objetivo en la vida es ser feliz y procuro acercarme a los que comparten esa meta. A mí no me va nada lo de la hipocresía. Creo que todo el éxito sí puede ser un espejismo, porque consiste en ir persiguiendo permanentemente una meta que nunca llega. La felicidad no es concreta; es un estado personal y una intención vital. Y, cuando no soy feliz, generalmente me doy cuenta, me voy y sigo buscando.

P. Quizá esa es una aspiración que encarnan las tres mujeres de la novela, cada una en su tiempo. Y quizá, también, es una actitud por la que históricamente las mujeres han pagado un precio más alto que los hombres...

R. Claro, las mujeres tenemos una hiperresponsabilidad, y volvemos al tema de la maternidad. En general, por la forma de conducirnos, esa hiperresponsabilidad nos empuja a que todo lo que hagamos sea una decisión importante, medida, consecuente, rigurosa... Eso hace que quizá sí nos diferenciemos en cuanto a la toma de decisiones, que no suelen ser en caliente sino meditadas.

placeholder Cruz Sánchez de Lara. (Carlos Ruiz)
Cruz Sánchez de Lara. (Carlos Ruiz)

P. 'Cazar leones en Escocia' es la primera obra de ficción que publica, pero no es la primera que ha escrito.

R. Sí, el otro día fui a ver a mi padre y me recordó una cosa que me ha impactado mucho. Me recordó que mi primer dinero lo gané en un concurso literario. Fue el premio de un concurso pequeño, provincial, pero fui a recogerlo con la solemnidad de quien recoge un Nobel (ríe). Me encantaba. También he escrito libros jurídicos, reportajes, artículos y colaboraciones, pero esta es mi primera novela. Y es una libertad tan brutal la que he sentido... Me dicen: "Es que en la novela todo es lujoso". Y yo digo: "¡Pero es que es gratis!". Los personajes viajan, se van donde quieren, como quieren... Los abogados estamos sujetos a contar historias, pero siempre sosteniendo las pruebas, no tenemos libertad en la escritura. Esta la primera vez que he escrito ficción y espero que los lectores me apoyen para que haya una segunda. He sido tan feliz en el proceso de creación, que ojalá me permitan repetirlo.

P. El poder también se retrata con esa libertad en 'Cazar leones en Escocia'. Silvana, la abuela de la protagonista, mantiene una relación con uno de los hombres más poderosos de España, un ministro. El amor y el deseo mueven a los personajes, pero también los iguala. Ante el amor o el desamor, ¿somos todos igual de frágiles?

R. Todo el mundo llora igual por amor: tanto el que aparentemente tiene mucho poder en la sociedad, como el que es completamente anónimo. Cuando los hechos llegan al corazón, todos somos seres frágiles y vulnerables. El corazón siempre es frágil, se hace añicos. El alma, en cambio, es más maleable. Pero el corazón no entiende de poderosos, de ricos ni de pobres. Los sentimientos nos igualan a todos. Por eso he querido que los personajes tuvieran dinero y pudieran vivir bien. Porque las inquietudes y preocupaciones de esta familia, salvando las distancias, son en esencia lo mismo que puede estar sintiendo una familia afectada por el conflicto de Ucrania: la necesidad de sustentar a los suyos, de afecto, de amor, lealtad, el sentimiento de arraigo... Todos tenemos las mismas pasiones. Lo que pasa es que hay mucha gente que, desgraciadamente, no puede pararse a pensar en ellas.

P. Vuelve al McGuffin, a lo accesorio y lo esencial.

R. Lo accesorio tiene un papel tan relativo... Cuando todos nos encerramos por la pandemia, entendimos que lo más importante era conectar con nuestros seres queridos, con nuestra familia y amigos. Y quizá nos hemos dado cuenta de que tenemos el armario lleno de ropa que no usamos, la casa llena de objetos que no pueden resolver el problema fundamental, que era no poder estar con los tuyos.

A menudo, las señales más refinadas de humanidad son también las más frágiles. Aquellas que desaparecen cuando acucia la necesidad. Los engranajes del alma y sus emociones son menos importantes cuando la cotidianidad —la enfermedad, el dolor, las facturas— reclama nuestra atención. Por eso, la primera novela de Cruz Sánchez de Lara (Almería, 1972) se sitúa en los lugares donde la cotidianidad no es un problema: obras de arte millonarias, una suite con vistas a la parisina plaza de la Concordia, un piso en el madrileño barrio de Salamanca... 'Cazar leones en Escocia' (Espasa, 2022) se construye en la voz de tres mujeres: Miranda Herrera (la protagonista), su madre y su abuela. A través de las historias entrelazadas, Sánchez de Lara se 'permite' un escenario opulento pero accesorio, según la escritora: lo esencial en esta novela es el retrato de las pulsiones y emociones que allí se desarrollan, algunas históricamente negadas a las mujeres.

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