La otra guerra entre Ucrania y Rusia: tres iglesias, tres patriarcas y una invasión
La guerra también ha reflejado el enfrentamiento identitario y cultural entre la iglesia ortodoxa rusa y las dos que rigen en Ucrania: la prorrusa por un lado, y la independiente por otro
La guerra en Ucrania también se libra en las bellas cúpulas con forma de cebolla que adornan las coloridas iglesias rusas y ucranianas. En el enfrentamiento, tres contendientes: Cirilo I, patriarca de la iglesia ortodoxa rusa y muy cercano a Vladímir Putin, el metropolita Onufry, al frente de la iglesia ortodoxa ucraniana dependiente de Moscú y con un pie entre dos aguas, y el metropolita Epifanio I, líder de la iglesia ortodoxa de Ucrania, escindida en 2018 y archienemiga de los rusos. Dicho deprisa puede confundirse con un chiste, pero detrás hay siglos de historia, concilios, cismas, una lucha brutal por la comunidad de fieles ortodoxos, cuestiones identitarias y hasta un choque cultural. Parece que estamos en el medievo, pero no: Cirilo, Onufry y Epifanio están batallando en marzo de 2022 con un testigo incómodo, el papa Francisco desde Roma. Aquí solo falta un Médici.
Como explica a El Confidencial Andreja Bogdanovski, investigador y especialista en los movimientos de las iglesias ortodoxas en el Este de Europa y los Balcanes de la Universidad de Birmingham, ante todo hay tener en cuenta que esta "no es una guerra de religión en tanto en cuanto la mayoría de ucranianos y rusos son creyentes ortodoxos". Es decir, no hay un enfrentamiento entre liturgias. Y hay que hilar fino con este asunto puesto que "la malinterpretación de los contextos religiosos y la construcción de una narrativa histórica etnorreligiosa juegan un papel importante en las ideas políticas de Cirilo y Putin quienes sostienen que esa es la raíz del mundo ruso que envuelve a todo un espacio común de rusos, ucranianos y bielorrusos", manifiesta este experto. Y añade que, precisamente, desde 2018 "el presidente Putin ha estado trabajando activamente contra la creación de una iglesia ortodoxa independiente que no tuviera que rendir cuentas al patriarcado de Cirilo nunca más".
"Cirilo y Vladímir Putin sostienen que la raíz etnoreligiosa del mundo ruso envuelve a rusos, ucranianos y bielorrusos"
Por este motivo, aquí va un pequeño recorrido histórico para explicar la existencia de estas tres iglesias presentes en dos territorios que desde el bando de Putin —y del de Cirilo— se considera uno solo. El inicio de todo es el gran cisma religioso de 1054 entre Constantinopla y Roma. Hacía ya siglos —desde el año 395— que el imperio romano se había dividido entre Occidente y Oriente, pero desde la caída del primero en el siglo V, el gran esplendor oriental brillaba en Bizancio. Y allí, en Constantinopla, se pusieron las bases de la religión ortodoxa, muy parecida a la católica —están de acuerdo en la santísima trinidad, en que María es la madre de Dios y en usar iconos—, pero con algunas diferencias como no aceptar la autoridad del Papa —ellos ya tienen sus patriarcas— y en que mientras que los católicos creen que Jesús nos salvó con su sacrificio en la cruz, los ortodoxos piensan que nos salvó porque resucitó. Por ese motivo, la iglesia ortodoxa no tiene imágenes de Cristo crucificado. Todo esto, por supuesto, a muy grandes rasgos.
Breve historia religiosa
A la vez que ocurría todo esto, en el año 988 Vladimir I, al frente del Rus de Kiev —un vasto territorio que hoy ocuparía Ucrania, Bielorrusia y parte de Rusia y en el que se asentaban tribus eslavas— decidía bautizarse y adoptar la religión ortodoxa que procedía de Constantinopla. Este es el pistoletazo de salida de la iglesia ortodoxa rusa ubicándose en Kiev con la construcción de catedral Santa Sofía en el año 1037, un templo que intentaba competir con el de la capital de Bizancio. Y esto es lo que defienden Cirilo —y Putin— en muchas de sus declaraciones sobre la iglesia ortodoxa rusa: todo empezó en Kiev y hoy tienen más de 150 millones de fieles, un 35% de los cuales son ucranianos.
Pasaron muchas cosas después de la adopción del cristianismo por parte de Vladimir de Kiev. Con el ataque de los mongoles en 1223, el Rus de Kiev entró en decadencia y eso ayudó al florecimiento del Principado de Moscú, pero en cuestiones religiosas siguió existiendo un líder en Kiev —al que se llamaba metropolita— y otro en Moscú —llamado patriarca—, hasta 1686, año en que la iglesia ortodoxa rusa se anexionó la ucraniana. Así ya tenemos dos iglesias aunque una sea dependiente de otra.
La jerarquía ortodoxa
Vayamos ahora explicar algo de la jerarquía de la iglesia ortodoxa porque es distinta a la católica. En esta rige el Papa por encima de todo, pero en la religión ortodoxa no hay una especie de gran líder. Ahora mismo existen quince iglesias ortodoxas: la de Constantinopla, la rusa, la serbia, la rumana, la búlgara, la chipriota, la georgiana, la polaca, la checa y eslovaca, la albanesa y la de América, así como las muy prestigiosas pero pequeñas de Alejandría, Jerusalén y Antioquía (para Siria). Se considera que al frente está el patriarca de Constantinopla, pero es meramente simbólico y por una consideración 'primus inter pares'. Hoy en día este lugar lo ocupa Bartolomé I, quien, como le ocurre al resto de iglesias autónomas, excepto la serbia, también está enfrentado con Cirilo I. Así lo declaró a finales de febrero: "Hay que oponerse inequívocamente a la posibilidad de una nueva guerra en Europa, resultante de la escalada de la retórica violenta y de la militarización de las fronteras entre Rusia y Ucrania". Moscú, de la que depende la ucraniana, es la gran rebelde.
Al comienzo hemos hablado de una tercera iglesia ortodoxa, la segunda en Ucrania. El nombre es simple, Iglesia Ortodoxa de Ucrania, y surgió de una escisión de la iglesia ortodoxa ucraniana en 2018 que se venía fraguando desde la crisis del Maydán de 2014 y la anexión de Crimea por parte de Rusia. Ahora mismo es la que menos fieles tiene en el país, su líder, Epifanio I, es el más joven —nació en 1979— y está totalmente en contra de la invasión de Putin y del patriarcado de Moscú. En enero de 2019 fue reconocida por el patriarca de Constantinopla lo que, obviamente, no sentó nada bien ni a Cirilo ni a Putin.
Epifanio I es el líder religioso más joven —nació en 1979— y está totalmente en contra de la invasión de Putin y del patriarcado de Moscú
En realidad, la idea de crear esta iglesia data de hace treinta años. Como apunta Bogdanovski, desde el colapso de la URSS ha habido un importante movimiento proindependencia de la iglesia de Ucrania que se unificó en torno a la causa de una identidad ucraniana diferente a la rusa. Es decir, esta tercera iglesia está muy imbuida de los sentimientos nacionales y antirrusos. "Se debe a que la mayoría de los países ortodoxos tienen una iglesia autocéfala (independiente), que es uno de los sellos de su identidad nacional", afirma este especialista. Por ello no extraña que "el Kremlin, la iglesia ortodoxa rusa y la subsidiaria de la iglesia rusa en Ucrania hayan trabajado activamente en estas tres últimas décadas para suprimir los sentimientos proiglesia independiente entre los ucranianos. En los últimos años estos ataques se han incrementando culpando a EEUU y Occidente de apoyar una iglesia independiente en Ucrania como una manera de forzar el desapego en las 'fraternales relaciones' con Rusia", manifiesta Bogdanovski.
¿Choque cultural?
Ya tenemos a los tres líderes religiosos: Epifanio, Cirilo y Onufry. La juventud del primado de la nueva iglesia ucraniana —42 años— no es baladí en todo este asunto. Ciriaco tiene 75 años y Onufry, 77. Así lo resaltaba estos días en varios textos la historiadora del cristianismo, Diana Butler Bass, quien manifestaba que, sin ninguna duda, "el conflicto de Ucrania tiene que ver con la religión y con el tipo de ortodoxia que dará forma a Europa del Este y a otras comunidades ortodoxas de todo el mundo, especialmente en África. Se trata de una cruzada para reconquistar la Tierra Santa de la Ortodoxia rusa y derrotar a los herejes occidentalizados y decadentes que no doblan la rodilla ante la autoridad espiritual de Moscú". La historiadora insistía: "¿Moscú o Constantinopla? ¿Tenderá la ortodoxia mundial hacia un futuro más pluralista y abierto o formará parte de un triunvirato neocristiano autoritario?".
"El conflicto de Ucrania tiene que ver con la religión y con el tipo de ortodoxia que dará forma a Europa del Este"
Las palabras de Cirilo estas últimas semanas parecen darle la razón a esta historiadora. Desde que comenzó la invasión no ha dudado en señalar que la guerra es, ante todo, un choque cultural entre el mundo ruso y los valores liberales de Occidente. Sí, Cirilo llegó incluso a argumentar que una de las causas era el Orgullo Gay. Además de ello se remitió a la narrativa medieval para estar a favor de la invasión y afirmar que "Ucrania es una parte integral e histórica de la iglesia rusa" y que todos los opositores son "fuerzas del mal".
También para Bogdanovski esta reacción de Cirilo era la obvia con toda la concomitancia que tiene con el Kremlin. "Ha estado culpando a todo y a todos, pero no al líder de Rusia, Vladímir Putin, por estas horribles escenas en Ucrania. Ha culpado a las fuerzas del mal externas, a los desfiles del Orgullo Gay… A todo lo que en esencia entra dentro de la narrativa antioccidental que la iglesia ortodoxa rusa ha estado invocando desde hace ya mucho tiempo. Cirilo sigue totalmente la línea del Kremlin en la invasión de Ucrania y no llama guerra a la guerra. Incluso en el improbable escenario en el que la iglesia ortodoxa rusa condenara públicamente la invasión de Rusia no sería algo genuino, solo una fachada", sostiene.
"Cirilo ha culpado de la guerra a las fuerzas del mal externas, al desfile del Orgullo Gay... a todos menos a Vladímir Putin"
Tras estas acusaciones de Cirilo, la reacción de Epifanio tampoco se hizo esperar y le envió una contundente carta en la que hay poco espacio para una negociación. "Mantener el compromiso de Putin y de los dirigentes rusos es mucho más importante para usted que cuidar del pueblo ucraniano, algunos de los cuales le consideraban su pastor antes de la guerra. Por lo tanto, no tiene sentido pedirte que hagas algo efectivo para que la agresión de Rusia contra Ucrania se detenga inmediatamente", escribió. Y añadió: "Si no puedes alzar la voz contra la agresión, al menos ayuda a retirar los cuerpos de los soldados rusos que pagaron con su vida las ideas de la 'Gran Rusia'". Poco le faltó para terminar la misiva con un "ok, boomer".
¿Y qué hace mientras tanto Onufry, el metropolita de Kiev dependiente de Moscú? Según Bogdanovski, mucho menos de lo que podría hacer puesto que ahora tiene la oportunidad de desligarse completamente de la alargada sombra de Cirilo y unir su iglesia con la nueva Iglesia Ortodoxa de Ucrania de Epifanio. La iglesia ortodoxa ucraniana lleva años nadando entre dos aguas. Al comienzo de la invasión Onufry manifestó que era "un desastre" puesto que "los pueblos ucraniano y ruso salieron de la pila bautismal del Dnieper, y la guerra entre estos pueblos es una repetición del pecado de Caín, que mató a su propio hermano por envidia. Tal guerra no tiene justificación ni de Dios ni de la gente". Pero también se le recuerdan gestos como el negarse a ponerse de pie cuando el parlamento ucraniano honró a los combatientes ucranianos de la guerra en el Donbas.
Es evidente que esta iglesia es la que está en la posición más complicada, aunque, según Bogdanovski, también está habiendo conatos de revuelta en su interior. Ya ha habido "altos cargos" que han manifestado públicamente su apoyo a la soberanía e integridad de Ucrania, y los hay incluso que han pedido cortar los lazos con Moscú o transferirse directamente a la nueva iglesia independiente.
"El metropolita Epifanio ya ha dicho públicamente que es uno de los objetivos y que ya ha habido atentados contra su vida"
Para esta iglesia de Epifanio tampoco es fácil. Está reconocida por el patriarca de Constantinopla, pero es una iglesia muy nueva a la que solo reconocen su independencia la iglesia ortodoxa griega, la chipriota y la de Alejandría. Y como señala Bogdanovski, no se puede olvidar que es uno de los objetivos potenciales de la guerra de Putin. "El metropolita Epifanio ya ha dicho públicamente que es uno de los objetivos y que ya ha habido atentados contra su vida. Y una capitulación de Zeleneski dejaría a esta iglesia en una situación muy frágil y con un futuro muy incierto", manifiesta.
El cuarto en discordia es el papa Francisco y no es un personaje menor puesto que también en Ucrania, en la parte occidental, hay una importante comunidad de creyentes que pertenecen a la iglesia ucraniana-griega católica cuya máxima autoridad es el Papa. El pasado 25 de febrero, nada más comenzar la invasión, Francisco visitó al embajador ruso ante la Santa Sede para pedir el fin del conflicto, aunque la acción más sonora ha sido la conversación por teléfono que tuvo este miércoles con el patriarca Cirilo de la que se filtró que ambos había subrayado "la importancia excepcional del proceso de negociación en curso" y habían expresado "su esperanza de alcanzar una paz justa lo antes posible". El Vaticano, por su parte, emitió un comunicado en el que se puso el acento en que "quien paga la factura de la guerra es el pueblo, son los soldados rusos y la gente que está siendo bombardeada y muriendo".
Mientras tanto, Cirilo, Onufriy y Epifanio siguen con su particular batalla. Y muchos muertos en los dos bandos.
La guerra en Ucrania también se libra en las bellas cúpulas con forma de cebolla que adornan las coloridas iglesias rusas y ucranianas. En el enfrentamiento, tres contendientes: Cirilo I, patriarca de la iglesia ortodoxa rusa y muy cercano a Vladímir Putin, el metropolita Onufry, al frente de la iglesia ortodoxa ucraniana dependiente de Moscú y con un pie entre dos aguas, y el metropolita Epifanio I, líder de la iglesia ortodoxa de Ucrania, escindida en 2018 y archienemiga de los rusos. Dicho deprisa puede confundirse con un chiste, pero detrás hay siglos de historia, concilios, cismas, una lucha brutal por la comunidad de fieles ortodoxos, cuestiones identitarias y hasta un choque cultural. Parece que estamos en el medievo, pero no: Cirilo, Onufry y Epifanio están batallando en marzo de 2022 con un testigo incómodo, el papa Francisco desde Roma. Aquí solo falta un Médici.
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