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Cuadros perdidos para siempre e iglesias atacadas: peligra todo el patrimonio de Ucrania
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Cuadros perdidos para siempre e iglesias atacadas: peligra todo el patrimonio de Ucrania

El país tiene hasta siete lugares considerados Patrimonio de la Humanidad y se teme que muchos monumentos, como la catedral de Santa Sofía de Kiev, desaparezcan

Foto: En Lviv ya ha comenzado la protección de estatuas y monumentos. (Lucas Proto)
En Lviv ya ha comenzado la protección de estatuas y monumentos. (Lucas Proto)

El pasado martes un fuerte bombardeo llenaba de humo, escombros y muerte —cinco fallecidos— la zona alrededor de la torre de la televisión de Kiev. Allí también se encontraba el Babi Yar, una zona conmemorativa del lugar en el que se produjo la matanza de más de 33.000 judíos a cargo de los nazis entre los días 29 y 30 de septiembre de 1941. Uno de los más terribles episodios de la historia de Ucrania, como cuenta el cineasta Serguei Loznitsa en su última película, 'Babi Yar. Contexto', con la que obtuvo el Premio Especial del Jurado en el último festival de Cannes. Pero esta vez quienes provocaron la muerte fueron los rusos. La Historia tiene estas volteretas.

Con las masacres, los refugiados, la tristeza y toda la sensación de abismo que ha causado la invasión de Rusia en Ucrania, puede que pararse a pensar en que el país tiene hasta siete lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO o que Kiev y Lviv (antigua Leópolis) acogen algunas de las catedrales y monasterios más importantes del periodo bizantino, no sea ahora lo más relevante. Pero para los ucranianos su posible destrucción también es hoy una fuente de dolor. "Es una muestra más de destrucción de nuestra cultura para eliminar la individualidad cultural de Ucrania, ya que atacan lugares simbólicos para nosotros como nación", relata Yulia Zhyurkute, de la asociación Con Ucrania, a El Confidencial.

placeholder El presidente Zelenski en el Babi Yar el pasado mes de septiembre. (EFE)
El presidente Zelenski en el Babi Yar el pasado mes de septiembre. (EFE)

Porque no solo es el Babi Yar. El mismo martes fue bombardeada la ciudad de Járkov dañándose la Plaza de la Libertad, la novena mayor plaza del mundo. El miércoles fue alcanzado el ayuntamiento y la Casa de la Industria —Derzprom— un importante monumento arquitectónico de trece pisos considerado el primer rascacielos del país e inaugurado en 1928. El domingo 27 las bombas hicieron arder el Museo de María Prymachenko, una de las principales pintoras ucranianas que fascinó a todos a partir de los años treinta. Se han contabilizado más de 20 cuadros perdidos para siempre.

placeholder El centro de Járkov, el pasado 1 de marzo. (Reuters/Vyacheslav Madiyevskyy)
El centro de Járkov, el pasado 1 de marzo. (Reuters/Vyacheslav Madiyevskyy)

A esto se une el peligro latente en el que se encuentran otros lugares. Uno de ellos es Chérnigov, ciudad al norte del país a orillas del río Desná que fue una de las principales urbes del Rus de Kiev —la gran federación de tribus eslavas orientales que dio origen al país— a partir del siglo XI, que también tuvo una particular relevancia con el Hetmanato cosaco del XVIII. Allí se encuentra la Catedral de la Transfiguración de las cinco cúpulas, que se empezó a construir en la década de 1030 por Mstislav el Temerario, y que está considerada como una de las más antiguas de Ucrania. "Es casi como nuestra capital de la antigüedad y ahora mismo están en peligro una gran cantidad de monumentos", apostilla Zhyurkute.

placeholder Iglesia de la Transfiguración de las cinco cúpulas, en Chérnigov. (Creative Commons)
Iglesia de la Transfiguración de las cinco cúpulas, en Chérnigov. (Creative Commons)

Petición de ayuda a la UNESCO

Otro centro al que se mira con preocupación es la capital actual, Kiev, asediada en estos momentos por el frente ruso. Allí se levantó la Catedral de Santa Sofía, un templo ortodoxo que empezó su construcción en el siglo XI, y que es uno de los grandes referentes del patrimonio cultural ucraniano, además de Patrimonio de la Humanidad desde 1990. En su interior aloja una importante muestra de mosaicos y cuadros bizantinos. La idea era competir con la Santa Sofía de Constantinopla. Esta catedral ya estuvo a punto de ser destruida en 1917, pero la lucha de historiadores de arte la salvó. Los soviéticos la mantuvieron como un museo de Historia. A partir de los años ochenta volvió a ser catedral ortodoxa y también es hoy un museo del cristianismo. Desde siempre ha sido uno de los lugares más visitados por los turistas en Ucrania.

placeholder Catedral de Santa Sofía, en Kiev. (Creative Commons)
Catedral de Santa Sofía, en Kiev. (Creative Commons)

Otro no muy lejano es el complejo arquitectónico de las cuevas de Kiev. Se trata de un recinto, también Patrimonio de la Humanidad, que reúne hasta diez iglesias, varios monasterios, museos y las cuevas donde vivían los monjes ortodoxos desde el siglo XI. En 1926 se convirtió en museo estatal del socialismo. Durante la II Guerra Mundial todo el complejo quedó muy dañado con la invasión nazi. De hecho, la Iglesia de la Asunción saltó por los aires y solo quedaron los cimientos. Está completamente reconstruida. No fue hasta los años ochenta cuando Gorbachov le devolvió su estatus monástico.

El temor a que estos dos símbolos de Kiev desaparezcan es grande. Es una urbe a la que se la suele denominar la Ciudad de las Catedrales. Por esa razón, el ministro de Cultura ucraniano, Tkachenko Oleksandr, ha solicitado ayuda a la UNESCO y a la comunidad internacional para que intervengan y ayuden a proteger estos monumentos sin que, por el momento, haya ninguna acción específica en este sentido.

placeholder El complejo monástico de las cuevas de Kiev. (Creative Commons)
El complejo monástico de las cuevas de Kiev. (Creative Commons)

Reacción de los museos

Las principales organizaciones internacionales de patrimonio artístico y cultural y de museos se han limitado a enviar comunicados en los que se condena la invasión rusa y se insta a la protección de las zonas culturales vulnerables. El ICOM —Consejo Internacional de Museos— advertía la semana pasada que todas las partes interesadas debían estar "atentas a posibles aumentos en el contrabando de materiales culturales provenientes de la región" y recordaba la obligación a las autoridades de "proteger el patrimonio cultural mueble". El ICOMOS —Consejo Internacional de Monumentos y Lugares de Interés— señalaba de forma contundente que "la ciudad Patrimonio de la Humanidad de Kiev está en peligro inminente" y avisaba de que "cualquier bombardeo o combate en un paisaje urbano histórico tan denso no solo traerá más muertes y sufrimiento a la población civil, sino que también causará con toda probabilidad daños irreparables a estos importantes bienes culturales".

placeholder Mosaico bizantino en el interior de Santa Sofía de Kiev. (Creative Commons)
Mosaico bizantino en el interior de Santa Sofía de Kiev. (Creative Commons)

La Museum Assocciations, creada en 1889 y con sede en Londres, sí informaba esta semana de la importante movilización que ha habido desde Polonia para acoger a trabajadores de instituciones culturales ucranianas y algunos de sus bienes. En concreto, resaltaba, el Museo Nacional de Varsovia se había coordinado para recibir "a las familias de los empleados de la Galería Nacional de Arte de Lviv, con quienes la institución polaca tiene una estrecha relación". También enviaron una furgoneta desde el museo con provisiones de productos no perecederos para los que se quedaron atrás. Por otro lado, el Museo Polin de Historia de los Judíos Polacos envió dos transportes de mercancías a Ucrania. Todo el apoyo financiero para estos esfuerzos, contaba la MA, se está canalizando a través de la Cruz Roja polaca.

En el oeste, menos riesgo (de momento)

En el oeste de Ucrania también se encuentran ciudades culturalmente importantes si bien, por el momento, están en un riesgo menor.

Una de ellas es Lviv —Leópolis—, también llamada la Jerusalén europea, que se fundó dentro del Rus de Kiev, fue la capital del Reino de Rutenia en el siglo XIII y su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad desde 1998. De hecho, es la ciudad con el mayor número de monumentos arquitectónicos de todo el país y, por eso, desde 2009 se la considera la capital cultural de Ucrania. Jalonada por iglesias, monasterios, palacios era, junto con Kiev, el gran centro turístico del país.

Allí también han comenzado con la protección de edificios y estatuas. "Están tapiando con andamios las vidrieras de las principales iglesias de la ciudad y envolviendo con tela, plástico, porexpan y cinta de aluminio las estatuas. Es una iniciativa de los voluntarios", informa Lucas Proto, enviado especial de El Confidencial en la ciudad.

placeholder Teatro de la Ópera, en Lviv. (Creative Commons)
Teatro de la Ópera, en Lviv. (Creative Commons)

En Chernivtsi, ya cerca de la frontera con Rumanía, se halla la Residencia de los Metropolitanos, un complejo monástico de finales del siglo XIX que muestra las influencias arquitectónicas del periodo bizantino y la fuerte presencia de la iglesia ortodoxa en la época de los Habsburgo durante el imperio austro-húngaro. También considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2011.

placeholder Residencia de los Metropolitanos de Bucovina y Dalmacia. (Creative Commons)
Residencia de los Metropolitanos de Bucovina y Dalmacia. (Creative Commons)

Los ucranianos temen que todos estos monumentos queden sepultados bajo las bombas. Saben que además de las muertes personales, una parte de la historia del país puede quedar sepultada con esta invasión. A los atacantes, la belleza no les va a hacer temblar la mano.

El pasado martes un fuerte bombardeo llenaba de humo, escombros y muerte —cinco fallecidos— la zona alrededor de la torre de la televisión de Kiev. Allí también se encontraba el Babi Yar, una zona conmemorativa del lugar en el que se produjo la matanza de más de 33.000 judíos a cargo de los nazis entre los días 29 y 30 de septiembre de 1941. Uno de los más terribles episodios de la historia de Ucrania, como cuenta el cineasta Serguei Loznitsa en su última película, 'Babi Yar. Contexto', con la que obtuvo el Premio Especial del Jurado en el último festival de Cannes. Pero esta vez quienes provocaron la muerte fueron los rusos. La Historia tiene estas volteretas.

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