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¿Dónde está Marta del Castillo? Lo que no cuenta la nueva serie documental de Netflix
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¿Dónde está Marta del Castillo? Lo que no cuenta la nueva serie documental de Netflix

El 'true crime' de éxito tiene una factura elegante que se aleja del morbo, pero opta más por el 'thriller' que por explicar el impacto del crimen en los medios y su derivada política

Foto: Documental '¿Dónde está Marta?'.
Documental '¿Dónde está Marta?'.

La serie documental '¿Dónde está Marta?' es muy elegante. En el tono y en la forma. No hay morbo. No hay llantos (en exceso) ni impulsos de ira. Son tres capítulos en los que a partir de entrevistas a los padres, amigos, periodistas que siguieron el caso, la que fuera fiscal jefe de Sevilla entonces, María José Segarra, e incluso Francisco Javier Delgado, hermanastro de Miguel Carcaño, se intenta reconstruir el que posiblemente es el gran crimen del siglo XXI en España y proporcionar quizá alguna clave. En general, para quienes siguieron o recuerdan la historia, no aporta nada que no se sepa, pero esta producción de Cuarzo TV para Netflix dirigida por Paula Cons sí tiene algo muy importante a su favor: calma, seriedad y una huida del sensacionalismo facilón. En televisión no se ve habitualmente.

Cuando empiezas a leer toda la información que hoy existe sobre la desaparición de Marta del Castillo, ocurrida el 24 de enero de 2009 en Sevilla, es imposible no caer en los croquis. Es decir, de repente te ves como el periodista y productor de la serie, Nacho Abad, haciendo esquemas en un cuaderno con las horas de las llamadas y las versiones que ha ido dando cada uno de los implicados. Y te das de bruces con el hueco, la falla, que algo no concuerda. La bruma persistente invita a la frustración. Es verdad lo que señala el padre, Antonio del Castillo, en el documental: “Si lo llegan a planear, no les sale”.

El hermanastro de Carcaño, que solo pasó unos meses en la cárcel como sospechoso, es, sin duda, el principal señalado en este documental

Este es el quid del documental, que en el primer capítulo narra minuto a minuto lo que sucedió aquel 24 de enero con los testimonios dados por los padres cotejados con las versiones del asesino confeso Carcaño —ha dado hasta siete— y las de los que entonces eran presuntos culpables —y hoy absueltos— Francisco Javier García ‘El Cuco’, Samuel Benítez, Francisco Javier Delgado y su novia María García. La producción se apoya en argumentos que siempre han defendido los padres: desde las fallas policiales que se dieron al principio como, por ejemplo, por qué no fue ningún policía a la casa de la calle León XIII —donde vivían Carcaño y Delgado y donde se cometió el crimen— en cuanto Antonio del Castillo puso la primera denuncia sobre las once de aquella noche; a la presunta implicación del hermanastro como causante de la muerte o, como mínimo, como el urdidor del plan para hacer desaparecer el cuerpo. Delgado, que solo pasó unos meses en la cárcel como sospechoso, es, sin duda, el principal señalado en este documental.

placeholder Imagen del documental de Netflix.
Imagen del documental de Netflix.

Más thriller que documental

Pero, además de un producto informativo, ‘¿Dónde está Marta?’ es un 'thriller' de Netflix. Y juega con las mismas técnicas: dejar caer pistas que no van a ningún lado, colocar subtramas que también son callejones sin salida y servirnos en el último capítulo el gran giro de la investigación: una hipoteca. La del piso de León XIII que Francisco Javier le había endosado a Miguel para poder hacerse con un dinero y saldar unas deudas a sabiendas de que su hermanastro no podría pagarla, ya que ni tenía trabajo estable ni ahorros. Unos documentos que podrían haber sido los desencadenantes de la discusión que llevó al asesinato de Marta, según la última versión de Carcaño y la que defiende el documental.

placeholder Los móviles, pieza clave.
Los móviles, pieza clave.

Y como toda buena serie adictiva, el final es un gran 'cliffhanger' protagonizado por unos móviles. Los creadores del documental llegan a la conclusión de que la clave se encuentra en localizar dónde estaban los móviles de los sospechosos y el asesino confeso aquella noche. Hay que recordar que aquellos teléfonos de 2009 no eran smartphones, no tenían internet, todavía no nos enviábamos wasaps. La explicación que se dio entonces es que la antena solo captaba un amplio radio y la tecnología existente no podía determinar con exactitud la localización. Sin embargo, en el documental se insiste en que sí sería posible averiguar cuándo y dónde estuvieron cada uno de los implicados una vez que se analicen los móviles. Y ahí es cuando se detiene dejándote con las ganas de darle al 'play' del siguiente capítulo. No hay siguiente capítulo.

Lo que no cuenta

Esto es lo que cuenta el documental. Lo que no cuenta, o al menos solo lo hace con alfileres, son dos grandes historias que fueron determinantes para convertir aquel crimen en el más impactante de lo que llevamos de siglo y que tuvo, incluso, consecuencias políticas y jurídicas.

Foto: Parte del cartel promocional de la serie documental. (Netflix)

Una de ellas es un carácter extraordinariamente mediático. Desde finales de enero de 2009 y durante varios meses, más los que precedieron y procedieron al juicio del menor y de los mayores, en periódicos y televisiones no dejó de aparecer el rostro de Marta del Castillo. Las conversaciones orbitaban en torno a su desaparición, su cadáver, Carcaño y el resto de posibles compinches. Hay una explicación teórica de esto a la cual los estadounidenses ya dieron nombre hace tiempo: el síndrome de la mujer blanca desaparecida. Determina que la desaparición de una chica adolescente, joven, guapa y de familia estructurada de clase media (o clase alta) nos llama poderosamente la atención porque, supuestamente, es una persona que está protegida a la que le ha tenido que ocurrir algo horrible (también pensamos enseguida en el crimen sexual). Nos rompe los esquemas. No ocurre lo mismo con una mujer mayor o con una mujer de clase baja (efectivamente, hay clasismo con los desaparecidos). Ni tampoco con los varones (a no ser que sean niños).

Aparecía por primera vez un elemento que iba a tener una gran repercusión: las redes sociales de las cuales se podían extraer fotos privadas

La desaparición de Marta del Castillo, como sucedió años después con Diana Quer, tenía todos esos ingredientes a los que se sumaron que los padres desde el primer momento tuvieron relación con los medios. Y aparecía por primera vez un elemento que iba a tener una gran repercusión: las redes sociales de las cuales se podían extraer fotos privadas para saber cómo era Marta y el resto de la pandilla. Un caso ya de por sí llamativo como había sido el de la niña Melodie Nakachian, Anabel Segura o las niñas de Alcàsser al que se unió material audiovisual que jamás se tuvo en estos tres casos. De repente todos teníamos acceso a cómo eran Marta del Castillo y sus hasta entonces amigos. Y a aquello se le sacó todo el jugo posible.

Este explosivo carácter mediático apenas se explica. Tampoco se analiza. Solo se perfila durante breves minutos —las redes, poco más— cuando hubiera dado para mucho metraje. Algunos meses después el Consejo Audiovisual Andaluz emitió, además, un informe en el que criticaba duramente a las televisiones —sobre todo a las privadas Telecinco y Antena 3, y la pública andaluza Canal Sur— por haber entrevistado a menores en algunos programas o por haber hecho un uso abusivo de imágenes en las que había expresiones de dolor, llanto y de ira y rabia pidiendo casi la ejecución de los acusados en la plaza pública. Todas esas imágenes se emitieron sin ningún tipo de reflexión ni contextualización ni explicación. Eran pura emoción. El documental recoge a modo de crítica algunas palabras de la que era fiscal jefe de Sevilla, María José Segarra y también hay alguna autocrítica periodística como la de Chema Rodríguez, de 'El Mundo', pero era una gran oportunidad para que desde las televisiones se hubiera producido algún mea culpa mucho más contundente.

placeholder Miguel Carcaño, en una foto que aparece en el documental.
Miguel Carcaño, en una foto que aparece en el documental.

La politización

La otra gran historia por la que la serie pasa de soslayo es la politización del caso. A los dos días de la desaparición ya hubo manifestaciones en Sevilla pidiendo la aparición de la chica. Pero a las dos semanas, una vez Carcaño fue detenido y confesó el crimen, miles de personas salieron a la calle exigiendo cadena perpetua y que se cambiara el Código Penal. Una reacción que es humanamente comprensible, pero que como dice la ex fiscal Segarra en el documental, no se puede aplicar en caliente.

La tremenda exposición mediática del caso también llevó a que el padre, Antonio del Castillo, pronto se comenzara a reunir con políticos. Lo hizo con José Luis Rodríguez Zapatero, entonces presidente del gobierno. También con Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces ministro de Interior, que fue a ver a los padres en marzo de 2009 para relatarles cómo iba la investigación en el río (la primera versión fue que la habían arrojado al Guadalquivir).

Antonio del Castillo fue invitado por el propio Partido Popular para participar en los debates sobre la prisión permanente revisable

Y también en marzo de 2009, Mariano Rajoy y Javier Arenas, que estaban en la oposición, a nivel nacional y en Andalucía, fueron también a ver a los padres. A su casa. Y allí les prometieron que llevarían la cadena perpetua al congreso de los diputados. Que la harían ley aunque en aquel momento no tenían mayoría parlamentaria. Pero en 2014, ya con el PP en el Gobierno, Antonio del Castillo, que era el padre de una víctima, fue invitado por el propio Partido Popular para participar en los debates sobre esta nueva ley, que finalmente sería aprobada el 26 de marzo de 2015. Solo con los votos del PP. Eso sí, ya no era cadena perpetua, sino que le cambiaron el nombre por prisión permanente revisable.

placeholder Antonio del Castillo, en el documental.
Antonio del Castillo, en el documental.

El documental recoge las visitas de Rajoy y Arenas a la casa de los padres, pero se echa en falta un mayor análisis de estos encuentros y cómo fueron determinantes para poner en marcha —también entre la opinión pública— este cambio legislativo que hoy sigue en vigor en nuestro país. Las casualidades no son causalidades.

En definitiva, el documental de tres episodios tiene más tintes de thriller adictivo que de documental contextualizador y crítico con las circunstancias adyacentes, pero a día de hoy es uno de los mejores 'true crimes' hechos en español. Tiene pulso, engancha y al final te deja con la duda. Su objetivo como producción audiovisual lo cumple.

La serie documental '¿Dónde está Marta?' es muy elegante. En el tono y en la forma. No hay morbo. No hay llantos (en exceso) ni impulsos de ira. Son tres capítulos en los que a partir de entrevistas a los padres, amigos, periodistas que siguieron el caso, la que fuera fiscal jefe de Sevilla entonces, María José Segarra, e incluso Francisco Javier Delgado, hermanastro de Miguel Carcaño, se intenta reconstruir el que posiblemente es el gran crimen del siglo XXI en España y proporcionar quizá alguna clave. En general, para quienes siguieron o recuerdan la historia, no aporta nada que no se sepa, pero esta producción de Cuarzo TV para Netflix dirigida por Paula Cons sí tiene algo muy importante a su favor: calma, seriedad y una huida del sensacionalismo facilón. En televisión no se ve habitualmente.

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