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El caso Diana Quer: el crimen que reavivó el debate de la prisión permanente revisable
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El caso Diana Quer: el crimen que reavivó el debate de la prisión permanente revisable

Cinco años después del crimen, el asesino, el Chicle, fue finalmente condenado a prisión permanente revisable. ¿Qué le pasó a Diana Quer? Repasamos las claves del caso

Foto: Diana Quer fue asesinada en 2016 por el Chicle. (EFE)
Diana Quer fue asesinada en 2016 por el Chicle. (EFE)

Diana Quer era morena de pelo largo, justo el prototipo de un auténtico depredador sexual que merodeaba por la zona, una faceta que no muchos conocían. Pero, sobre todo, era joven, muy joven. El día que la asesinaron estaba disfrutando de una noche de fiestas, propia de su temprana edad, junto a su grupo de siempre. Pero aquella noche, ella no sabía que serían sus últimos festejos en el pueblo, ni que aquel mensaje de WhatsApp de vuelta a casa que entonces pareció normal, sería el precedente de un asalto que jamás debió cometerse.

Aquel día, hace ahora cinco años, Diana no tuvo la desgracia de encontrarse a Enrique Abuín, alias el Chicle, por casualidad, porque su ataque no fue fortuito y no era la primera vez que hacía algo así. La forma de asaltarla y la despiadada manera en la que cometió el asesinato demostraron que la joven madrileña no era su primera víctima, pero su caso sí fue único y esencial. El crimen contra Diana Quer puso sobre la mesa el debate sobre si la prisión permanente revisable era realmente necesaria en España, una causa por la que su familia luchó fervientemente hasta que, finalmente, el perfil del Chicle quedó reflejado a ojos de la Justicia y de la opinión pública: un cazador sexual que asesinó a una joven para ocultar su depravado instinto.

"Morena, ven aquí"

  • 22 de agosto de 2016. En plenas fiestas del pueblo de Rías Baixas, en A Coruña, la joven Diana Quer (18 años) salió de la casa en la que pasaba cada verano con sus padres y su hermana en el municipio de A Pobra do Caramiñal para quedar con sus amigos esa noche. Sobre las 2:30 horas de la madrugada, decidió retirarse a casa. Al irse, la joven envió un mensaje por WhatsApp a un compañero de clase: "Cuando llegue a casa te escribo".
    Poco después, la conversación seguía y las palabras de Quer con su amigo se volvieron un tanto sospechosas. "Me estoy acojonando, un gitano me estaba llamando", escribió. La forma en la que ese "gitano" se dirigió a ella fue, según el chat entre ambos, "morena, ven aquí". Después de eso, la joven advertía que su móvil se quedaba sin batería. Finalmente, ese mensaje que prometió a su amigo no llegó.
    Esta última persona con quien habló la joven por última vez declaró años después en el juicio que no le dio importancia al asunto porque entonces pensó que solo se trataba de "el típico borracho que la piropea".
    A la mañana siguiente, a primera hora, su madre se percató de que su hija mayor aún no había llegado y no daba señales de vida. A partir de ahí, comenzó la investigación como un caso de desaparición. Un mes después de que la Guardia Civil arrancara con las batidas de búsqueda y la ronda de declaraciones al entorno de la joven en Madrid, la ciudad en la que residía, la Asociación Sos Desaparecidos difundió su imagen, ya de sobra conocida entonces, por Portugal, Suiza, Bélgica, Italia y Francia.
placeholder La madre de Diana Quer muestra una foto de su hija. (EFE)
La madre de Diana Quer muestra una foto de su hija. (EFE)
  • 6 de septiembre. La madre de la joven descubría que en su casa de A Pobra do Caramiñal apareció el pantalón corto rosa con el que la mujer vio salir a su hija la noche de su desaparición, pero ni rastro de otro vaquero; lo que le hizo pensar que quizá aquella madrugada la adolescente pudo haber pasado por casa para cambiarse antes de volver a salir.
  • 27 de octubre. Tras tres meses sin tener noticias del paradero de Quer ni de sus pertenencias —no encontraron su DNI porque no lo llevaba encima, ni su bolso—, un mariscador encontró su iPhone 6 hundido en el agua entre el muelle del puerto de Taragoña (Rianxo) y el puente de la autovía de Barbanza, es decir, a unos 15 kilómetros del municipio en el que vivía.
  • Meses después, en abril del siguiente año, el juzgado n.º 1 de Riveira tuvo que decretar el archivo provisional del caso al no hallar hasta ese momento ningún indicio que pudiera esclarecer lo que ocurrió.
Foto: Jose Enrique abuín, "el chicle". (EFE)
  • 6 de julio de 2017. Los investigadores lograron desbloquear el móvil de la desaparecida, clave en el caso, para que la Guardia Civil pudiera rastrearlo en busca de nuevas pistas de la joven.
  • 29 de diciembre. Primer sospechoso. Agentes de la Benemérita detenían a un hombre de 41 años que figuraba en la lista de sospechosos y que había sido acusado en ese momento por un intento de secuestro y agresión sexual a una joven en Boiro. Tras ser interrogado por la Guardia Civil, cometió su primer error en su declaración al mentir cuando le preguntaron si estuvo en casa la noche de la desaparición. Fue entonces cuando se supo su nombre, José Enrique Abuín (alias, el Chicle), y que era el primer investigado por el caso de Diana Quer, que quedaba reabierto.
    No hizo falta esperar mucho hasta que las autoridades indagaran en su historial delictivo: delitos por narcotráfico en 2007 y una denuncia contra él por agresión sexual por parte de la hermana gemela de su esposa, aunque más tarde fue retirada.

El cuerpo permaneció 500 días oculto en el pozo

  • 30 de diciembre. El año estaba a punto de acabar y Abuín quedó desnudo y sin coartada, con todos los ojos puestos en él. Antes de que llegara la Nochevieja, el Chicle confesó ser el autor de la desaparición y muerte de Quer. Pese a esta confesión, ni el propio sospechoso pareció aclararse con sus propios testimonios. Al principio contó que la había atropellado sin querer, para después reconocer que esa noche de agosto, tras encontrarse con ella, la metió a la fuerza en el maletero de su coche. Después, relató que, pese a haberla maniatado para que no se moviera, la joven siguió resistiéndose, por lo que optó por estrangularla.
  • 31 de diciembre. Último día del 2017 —y más de un año después de la desaparición— la Guardia Civil halló el cuerpo de Diana Quer. De acuerdo con las declaraciones del propio acusado (y en compañía del mismo), los agentes se presentaron ante una nave industrial situada en la parroquia de Asados, en Rianxo (A Coruña). Casualmente, este punto que les indicó el Chicle estaba ubicado a unos cinco kilómetros de su propia casa. Allí, en un pozo que había sido tapiado intencionadamente, estaba el cuerpo de la joven, hundido a unos 10 metros de profundidad.
    Después de trasladar el cuerpo al Instituto de Medicina Legal de Galicia en Santiago de Compostela para practicar la autopsia, los agentes se desplazaron hacia la vivienda del hombre que tenían esposado para registrarla. Allí dieron con el coche, un Alfa Romeo color gris, con el que presuntamente se llevó secuestrada a la víctima.
  • 2018. Unas semanas después de encontrar el cuerpo de la joven, los resultados de la autopsia confirmaron que la joven había sido estrangulada, pero no pudieron determinar si también había sufrido algún tipo de agresión sexual debido al estado del cadáver: había estado sumergido durante más de un año a 200 metros de profundidad dentro del pozo. En mayo de ese mismo año, el Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSJG) informó de que el Chicle sería acusado de un delito de homicidio o asesinato, detención ilegal y contra la libertad sexual, y se enfrentaría a un jurado popular.
  • 27 de febrero de 2019. El juicio estaba cerca y el caso había provocado demasiadas heridas y reabierto otras. Por eso, la acusación particular solicitó la prisión permanente revisable para Abuín. Una petición a la que poco después se sumaron la Fiscalía y el padre de la víctima, Juan Carlos Quer, una figura que, desde el principio, tomó notoriedad en el caso ante las incesantes tareas de búsqueda de la joven y por la campaña que promovió a favor de que impusieran la máxima pena contemplada en España para el asesino de su hija; logró recaudar 3.200.000 firmas contra la derogación de la prisión permanente revisable que presentó ante el Congreso de los Diputados.
  • 12 de noviembre. Arrancaba el juicio contra José Enrique Abuín por el asesinato de Diana Quer en la Audiencia Provincial de A Coruña.
  • 17 de diciembre. La sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña condenó al acusado a prisión permanente revisable por un delito de asesinato con alevosía para ocultar otro delito previo contra la libertad sexual de la víctima. Una sentencia que fue confirmada meses después por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.
  • 26 de noviembre de 2020. En la vista de apelación, el Tribunal Supremo ratificó la condena a prisión permanente revisable alegando que el único fin del acusado para secuestrar y matar a Quer fue atentar contra su libertad sexual. En su escrito, el alto Tribunal dejaba claro que el único móvil del crimen fue sexual y que, aunque no se llegaron a determinar qué tipo de actos sexuales realizó Abuín con la joven, sí existen pruebas contundentes de la "perversidad" con la que él actuó, como la forma en la que la asaltó, el hecho de forzarla a que se metiera en su coche, que el cuerpo apareciese desnudo y asesinarla después y ocultar el cuerpo para que no se supiese lo que había hecho. Para la Sala, el Chicle mostró un "desprecio absoluto" a la mujer.
    Él, sin embargo, sostenía que la condena era injusta y que la "UCO ha mentido".
  • 27 de julio de 2021. Abuín declaró por videoconferencia desde la prisión de Mansilla de las Mulas (León) como acusado en otro proceso judicial abierto por la presunta violación a su cuñada en 2005, cuando esta tenía 17 años.

Juicio

Aquel día del juicio oral, a la entrada de la Audiencia con sede en Santiago de Compostela se congregaron una gran cantidad de medios de comunicación que no quitaban su foco del rostro del acusado, que apenas alzaba la mirada desde el banquillo; ni siquiera cuando la madre de Quer, Diana López Pinel, se encaró a él tras declarar ante el juez para pedirle repetidas veces: "Mírame a la cara". Pero ese día, en la primera sesión, ni siquiera él fue el protagonista, sino su testimonio. Era la última oportunidad que el Chicle tenía para demostrar que esos cargos que se le atribuían (detención ilegal, asesinato y agresión sexual), eran mentira.

Pero su línea, como ya lo fue en un principio, siguió siendo la misma: que la muerte fue accidental y, sobre todo, que no hubo agresión sexual. Según el relato del acusado, aquella madrugada de verano, la joven Quer lo sorprendió en una gasolinera robando gasóleo. Abuín, al verse descubierto, confundió a la chica "con una feriante" y se asustó. Siguiendo con este argumento, el acusado sostuvo que temió volver a la cárcel si le delataban (dados sus antecedentes por narcotráfico) y añadió que "no quería tener problemas con los gitanos".

► El informe forense: cómo murió

Al verse en esta situación, según el hilo de la defensa, la mató. Sin embargo, el acusado trató de dejar claro desde el banquillo que su intención no era acabar con su vida y llegó a sostener en un principio que la joven murió atropellada por su coche; una versión que distaba mucho de la realidad y que los forenses que practicaron la autopsia y levantaron el cuerpo de Quer se encargaron de desmontar en el juicio.

El perito se basó en dos únicos aspectos que fundamentaban que Quer murió estrangulada: las lesiones en el cuello y las bridas. Según explicó el forense, cuando encontraron el cuerpo de la víctima (año y medio después del crimen) su cuello estaba "esqueletizado", es decir, solo en hueso; y en él se apreciaba una rotura del hueso hioides —situado por encima de la laringe y por debajo de la lengua—. Para hacer esta fractura, en palabras del doctor, se "necesitan como mínimo cinco minutos de presión" tras perder la consciencia. Además, no se apreciaban otro tipo de lesiones en el cuerpo compatibles con un atropello, pero sí en las muñecas, que también quedaron desprendidas debido a una elevada presión realizada en la zona.

Pero ¿cómo pudo provocar estas heridas en la víctima? Pues, como ya explicaron los tres forenses que estuvieron presentes en el juicio todo se debió a la elevada presión que el acusado ejerció sobre ella con el arma homicida: unas bridas; las bridas que fueron encontradas al fondo del pozo de la antigua fábrica de gaseosa, enredadas en el pelo de Quer y con las que la estranguló hasta provocarle la muerte. En el mismo lugar hallaron cinta adhesiva con la que habría maniatado a la joven antes de introducirla en el maletero.

Foto: Imagen del pozo donde supuestamente el Chicle arrojó el cuerpo de Diana Quer.

Después, según la sentencia del Supremo, arrojó su cuerpo, desnudo, al pozo de agua dulce de la nave y lo tapó. Días más tarde, cuando ya se había deshecho de todas las pruebas (efectos personales de la víctima, su ropa y limpieza del coche), volvió al mismo lugar para introducir en el pozo unos bloques de adobe unidos por cables para que el cadáver no emergiera.

Con respecto al modo en el que acabó con su vida, el testimonio del equipo de buzos que participó en la extracción del cuerpo de la joven en el pozo fue crucial. El coordinador explicó durante la sexta sesión del juicio que Quer antes de morir sintió "pánico y dolor". Así lo declaró tras detallar que la "antinatural" postura que presentaba el cuerpo cuando lo encontraron solo es compatible con el "estrés" que experimenta la víctima en momentos de dolor previos a la muerte y reacciona bloqueando el cuerpo. Es por ello que, a ojos de los expertos, "algo espantoso" tuvo que ocurrirle a la chica antes de morir, en función de la posición que presentaba el cuerpo.

► Un cazador sexual: "Le gustaban morenas y jóvenes"

Una de las sesiones del juicio estuvo marcada por la declaración de un amigo del Chicle, quien habló en calidad de testigo para asegurar que, meses antes del crimen, el acusado le llevó a la nave donde ocultó el cuerpo e incluso abrieron el pozo para, según este, "ver cuánta agua tenía". Durante su turno, el amigo también admitió que acompañó a Abuín "en varias ocasiones" en busca de chicas al instituto. "Le gustaban morenas, de pelo largo y más jóvenes, de veintipico años", declaró. Su testimonio también reveló otras claves que trazaban más nítidamente el perfil del asesino y admitió que, al menos por redes sociales, sí "abordó" a alguna menor. Pero otras tres testigos corroboraron, por su parte, que el acusado de matar a Diana Quer las había tratado de asaltar unos días antes de ser detenido en plena calle.

placeholder El Chicle indica a los investigadores cómo lastró el cuerpo de Diana. (EFE)
El Chicle indica a los investigadores cómo lastró el cuerpo de Diana. (EFE)

Sin embargo, otra de las causas que prácticamente lo delataron como culpable fue otro asalto sexual a una persona mucho más cercana a él. Ante la Audiencia de Santiago de Compostela, su cuñada Vanesa confesó que, años atrás, Abuín la metió por la fuerza en su coche y la violó a los 17 años. Aunque lo contó, nadie la creyó. No ha sido hasta el mes de julio de este año cuando el juzgado de Instrucción número 2 de Noia (A Coruña) abrió juicio contra él por un delito de violación. En la sala, la víctima explicó que Abuín la llevó en coche, la desplazó a un lugar apartado y allí, se hizo con su móvil y la agredió sexualmente "por ser una chivata".

Finalmente, en 2019, el Tribunal Superior de Justicia de Galicia condenó a Enrique Abuín a la prisión permanente revisable por los delitos de detención ilegal, asesinato y agresión sexual de la joven Diana Quer. La sentencia también imponía al Chicle la prohibición de aproximarse a los padres y a la hermana de la víctima, a sus domicilios, lugar de trabajo o cualquier lugar en el que se encuentren, a una distancia inferior a mil metros.

¿Hubo violación?

La sentencia condenatoria decretada por el TSJG, de acuerdo con el veredicto del jurado popular y de la Audiencia Provincial de A Coruña, determinó que el acusado fue culpable de un delito de asesinato con alevosía que este cometió para ocultar lo que se consideró que fue el verdadero móvil del crimen, un delito contra la libertad sexual de la víctima. Sin embargo, una de las complicaciones que surgieron durante el proceso judicial fue que no llegó a probarse que Abuín violara a Quer, aunque sí quedó claro que hubo intención sexual contra la joven debido a que, tal y como quedó demostrado, la desnudó cuando estaba maniatada y la agredió sexualmente mediante actos de contenido sexual "no determinados" que excluyen la penetración.

Diez claves imprescindibles del veredicto de Diana Quer

Tal y como confirmó el Supremo un año más tarde, el Chicle actuó con la intención de "atacarla sexualmente" y fue por ello que la asaltó, la retuvo en el coche y la maniató. Debido a que el delito sexual contra la víctima fue cometido antes de asesinarla, ambos veredictos consideraron la prisión permanente revisable como una condena justa y acertada. En su relato, consideró probado que, por la forma en que se desarrollaron los hechos, el móvil de la actuación del acusado fue de índole sexual y destacó en su escrito lo "despiadado" del crimen.

Sin embargo, nunca se llegó a conocer con exactitud el tipo de actos sexuales que el condenado cometió contra la joven, un detalle, que, para el Supremo, carece de verdadera relevancia si fue violación o no, puesto que la forma de actuar de Abuín —la retención forzosa, ocultarla en el maletero, el cuerpo de la víctima desnudo y el hecho de que él se deshace de las pruebas— sí que indican a pensar el móvil sexual del asesino. Asimismo, la sentencia deja reflejado que tales actos, "por mínimos que fueran" justifican la condena impuesta.

Diana Quer era morena de pelo largo, justo el prototipo de un auténtico depredador sexual que merodeaba por la zona, una faceta que no muchos conocían. Pero, sobre todo, era joven, muy joven. El día que la asesinaron estaba disfrutando de una noche de fiestas, propia de su temprana edad, junto a su grupo de siempre. Pero aquella noche, ella no sabía que serían sus últimos festejos en el pueblo, ni que aquel mensaje de WhatsApp de vuelta a casa que entonces pareció normal, sería el precedente de un asalto que jamás debió cometerse.

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