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'Maixabel': ¿puede un etarra arrepentirse?
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69 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

'Maixabel': ¿puede un etarra arrepentirse?

Icíar Bollaín presenta en el Festival de San Sebastián 'Maixabel', basada en los encuentros entre Maixabel Lasa y los etarras que mataron a su marido, Juan María Jáuregui

Foto: Luis Tosar y Blanca Portillo en 'Maixabel', de Icíar Bollaín. (Disney)
Luis Tosar y Blanca Portillo en 'Maixabel', de Icíar Bollaín. (Disney)

Tres años después de su disolución definitiva, la cuestión de ETA sigue siendo un tema espinoso para la sociedad española. Medio siglo de lucha armada, 854 muertos a sus espaldas, la estela que dejó a su paso la organización ha sido la desconfianza mutua entre el nacionalismo vasco y el españolismo. Si para hablar de algo hay que recurrir al eufemismo y circunloquio significa que ese algo es tabú. Y ETA lo sigue siendo. Cada vez menos gracias a obras como 'Patria', de Fernando Aramburu, y a películas como 'La pelota vasca' de Julio Medem. El estreno en 2003 del documental de Medem supuso un terremoto político y social debido a que en él se ofrecía el punto de vista de militantes de ETA, como Arnaldo Otegi. Las críticas más feroces acusaron a Medem de humanizar a los terroristas, de blanquear el terrorismo y de eximir de culpas al nacionalismo vasco. Veinte años más tarde, el tiempo de paz ha permitido acercarse a cuestiones que antes hubiesen sido impensables, como es el caso del arrepentimiento de los asesinos o la idea de la reinserción y el perdón.

Ahora, Icíar Bollaín ha presentado en el Festival de San Sebastián 'Maixabel', un drama que apunta a la necesidad de construir una sociedad sana a partir del arrepentimiento y el perdón, no desde el odio. Una propuesta que entronca con una actualidad en la que "el discurso de odio" es un concepto de nuevo cuño cada vez más reiterativo. Bollaín recupera la historia real de Maixabel Lasa, la viuda del ex gobernador civil de Guipúzcoa Juan María Jáuregui, asesinado de dos tiros en la cabeza en el año 2000 por un comando formado por Ibon Etxezarreta, Luis Carrasco y Patxi Makazaga. Como avisa la directora al inicio del film, se trata de una historia basada en hechos reales y con pasajes ficcionados.

placeholder Luis Tosar encarna a Ibon Etxezarrieta. (Disney)
Luis Tosar encarna a Ibon Etxezarrieta. (Disney)

Blanca Portillo interpreta a Maixabel, mientras que Luis Tosar es Etxezarreta y Urko Olazabal -estupendo y contenido en su papel- da vida en la pantalla a Carrasco. Bollaín ha querido centrar su discurso en el dolor de las víctimas, sin posibilidad de ambigüedades o malentendidos. Todavía hace falta recalcar que intentar entender a los terroristas no supone una concesión a los asesinos. Que humanizarlos es necesario porque, al fin y al cabo, son humanos. 'Maixabel' apunta a la valentía que supone dar un paso adelante por la reconciliación cuando el enfrentamiento es tan enconado y ha dejado un rastro de miles de víctimas -porque las víctimas son los muertos, pero también sus familias, sus amigos-.

A Jáuregui lo mataron en una visita a Tolosa, donde residía su mujer. Después de frenar varios intentos de atentado contra el político socialista, el Ministerio de Interior lo había enviado a Chile con un puesto relacionado con el comercio para proteger su vida. Pero el 29 de julio del 2000, cuando se había reunido con un amigo en una cafetería, dos encapuchados lo dispararon por la espalda. En tiempos del Proceso de Burgos, Jáuregui había pertenecido a una primitiva ETA como forma de oposición al franquismo e, incluso, acabó pasando un tiempo en la cárcel, hasta que se incorporó al Partido Socialista de Euskadi en los años ochenta. Después del asesinato de Jáuregui, Lasa más se convirtió en la directora de la oficina gubernamental de atención a las víctimas del terrorismo y también estuvo en el punto de mira de la organización.

placeholder Otro momento dee 'Maixabel'. (Disney)
Otro momento dee 'Maixabel'. (Disney)

Bollaín utiliza la figura de Lasa como una demostración de la capacidad de perdón. Tanto ella como su marido siempre apoyaron las conversaciones con ETA y demostraron un punto de vista abierto y empático para la resolución del conflicto. La película salta del punto de vista de Maixabel al de Carrasco y Etxezarreta. La película demuestra la devastación que ha dejado asoladas muchas familias del País Vasco: la imposibilidad de llevar una vida normal con escolta permanente, de relacionarse con los vecinos por cuestiones ideológicas, de que una familia pueda sobrevivir indemne a la amenaza de muerte perpetua.

Once años después del asesinato de Jáuregui, el Gobierno propuso facilitar una serie de encuentros entre las víctimas de ETA y sus "victimarios". Una idea polémica que inicialmente iba a servir para responder a las preguntas y las necesidades de los familiares de los asesinados. 'Maitxabel' retrata la dificultad que se encontraron ambas partes al querer participar en dichas entrevistas: por un lado, tanto ETA como sus simpatizantes entendieron la propuesta como una forma de presión del Estado, mientras que el entorno de las víctimas concluyeron que era una forma de que los asesinos limpiasen su conciencia.

placeholder Urko Olazabal en el papel de Luis Carrasco. (Disney)
Urko Olazabal en el papel de Luis Carrasco. (Disney)

Bollaín también dedica espacio a hablar del desperdicio de vida que ha supuesto para muchos de los etarras la pertenencia a la banda. Muchos de ellos se afiliaron muy jóvenes a ETA, procedentes de ambientes comunistas, socialistas y nacionalistas en una época en la que los movimientos como el Frente de Liberación Popular y la Baader-Meinhof contaban con una imagen romantizada de cara a la opinión pública. El fin natural de muchos jóvenes vascos de izquierdas en los primeros años sesenta era ETA, pero ya cuando comenzaron los atentados y asesinados se convirtió en una asociación represiva de la que, una vez dentro, era difícil salir. Y señalan la situación tan compleja de los familiares de los etarras, que deben cargar con la culpa al tiempo que 'pierden' -en la cárcel- a su ser querido.

Por medio de las conversaciones entre Lasa, Carrasco y Etxezarreta, Bollaín repasa las motivaciones de unos y de otros y plantea la paradoja de que, en muchos casos, las posiciones ideológicas de unos y de otros confluirían en muchos casos. Pero no los medios. 'Maixabel' muestra la reconversión del asesino, que una vez alejado del fanatismo entiende el dolor causado y pide demostrar su arrepentimiento. Bollaín propone centrarse en las similitudes y minimizar las diferencias para construir una sociedad nueva en la que los cimientos no se construyan sobre el odio y el dolor. Una película que apela al entendimiento, incluso en los casos extremos en los que es difícil entender.

Tres años después de su disolución definitiva, la cuestión de ETA sigue siendo un tema espinoso para la sociedad española. Medio siglo de lucha armada, 854 muertos a sus espaldas, la estela que dejó a su paso la organización ha sido la desconfianza mutua entre el nacionalismo vasco y el españolismo. Si para hablar de algo hay que recurrir al eufemismo y circunloquio significa que ese algo es tabú. Y ETA lo sigue siendo. Cada vez menos gracias a obras como 'Patria', de Fernando Aramburu, y a películas como 'La pelota vasca' de Julio Medem. El estreno en 2003 del documental de Medem supuso un terremoto político y social debido a que en él se ofrecía el punto de vista de militantes de ETA, como Arnaldo Otegi. Las críticas más feroces acusaron a Medem de humanizar a los terroristas, de blanquear el terrorismo y de eximir de culpas al nacionalismo vasco. Veinte años más tarde, el tiempo de paz ha permitido acercarse a cuestiones que antes hubiesen sido impensables, como es el caso del arrepentimiento de los asesinos o la idea de la reinserción y el perdón.

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