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Más allá de Enigma (I): Garbo, el espía español que no engañó a Hitler
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Historia del espionaje en la II GM

Más allá de Enigma (I): Garbo, el espía español que no engañó a Hitler

La máquina nazi no fue tan decisiva y la Abwehr (servicio de inteligencia alemán) no era tan estúpida: la historias de Max, Garbo, Normandía, Klatt y la Solución Final

Foto: Alaric, primer nombre en clave de Juan Pujol, Garbo.
Alaric, primer nombre en clave de Juan Pujol, Garbo.

Aunque parezca increíble, los aliados que ganaron la guerra del espionaje nunca tuvieron éxito colocando espías en el eje: ni los británicos ni los estadounidenses consiguieron situar una sola fuente en las altas esferas de los gobiernos alemán, japonés o italiano, ni entre los altos mandos militares. Sin embargo, tenían a Garbo, una historia excepcional en las operaciones de inteligencia militar de todas las épocas. Juan Pujol, Garbo, un español con tal capacidad para el engaño y la fabulación que se ganó su apodo en referencia a Greta Garbo por ser considerado el 'mejor actor del mundo'.

La red totalmente ficticia que creó con la ayuda del MI5 británico tenía como objetivo engañar a Hitler sobre el desembarco en Normandía, la operación Fortaleza. Su función era la de convencer a los alemanes de que se produciría en cambio en el Paso de Calais. A tenor de lo que ocurrió tuvo éxito, pero ¿realmente fue gracias a su argucia? ¿Se ha magnificado por su atractivo? La solución, al final del artículo.

Existen dudas tanto sobre la red Max y la operación Urano como sobre Garbo y Fortaleza

En 2012, en una entrevista con el historiador británico Antony Beevor, experto en la II Guerra Mundial, me confesó que aún existían dudas entre algunos de sus colegas; por ejemplo, sobre la participación real de la red Max en la operación Urano: el engaño estratégico soviético a todo el ejército del Tercer Reich que resultó en la ofensiva por sorpresa en Stalingrado. Lo mismo se sabe de Garbo, con ciertos matices.

Las claves del género

Algunos años antes, en el Hotel Palace de Madrid yo mismo le facilité cierta información a Ben Macintyre, escritor y periodista del 'Times' acerca de los oficiales franquistas en España que transmitieron documentos a los nazis sobre la operación Husky, la invasión aliada de Sicilia. Más tarde me topé con otra operación en Hungría mientras escribía 'El Ángel de Budapest' (Ediciones b), la red Klatt de Viena que operó a espaldas de la Solución Final... Todas parecen reales y sin embargo son también más que dudosas. ¿Qué pasó en realidad con Fortaleza y Garbo?

La historia del espionaje de la II Guerra Mundial es fascinante porque se ha tardado muchos años en descifrar el verdadero peso de los espías y sus redes, dobles y en ocasiones triples agentes, que jugaron sin duda un papel increíble en los acontecimientos de la guerra. Garbo, el espía español que abre la serie, es quizás el más célebre de ellos y no por ello el menos fascinante: su historia define las claves de un género en sí mismo que sirvió de prefacio a la edad de oro de la Guerra Fría.

placeholder Juan Pujol Garbo y Araceli González. (Archivos Nacionales Ingleses)
Juan Pujol Garbo y Araceli González. (Archivos Nacionales Ingleses)

Un tiempo en el que las comunicaciones e interceptaciones de mensajes, lo que se conoce como el 'Sigint' —Signal Intelligence— ya había comenzado, pero en donde todavía la elaboración detallada de personajes, relatos y artimañas elaborados por los propios espías era relevante, el 'Humint' —Human intelligence—. Este último es el arte que dominaría Garbo.

Dinero a espuertas

Sería inconcebible pensar en una operación como la de Juan Pujol sin escenarios como Madrid, Estambul o Lisboa, nidos de espías en donde surgieron toda clase de pillastres y advenedizos dispuestos a sacar tajada de la guerra aún a costa de su supuesto romanticismo. Casablanca plasmó con maestría el ambiente. Eran centros clave porque allí estaban también todos los servicios secretos con los bolsillos llenos de billetes: la excusa para que los propios oficiales se embolsaran a su vez grandes sumas a costa del país y de ascender si la información de paso era relevante.

No se puede entender sin Madrid o Lisboa en donde la inteligencia gastaba grandes sumas de dinero

El dinero se gastaba a espuertas y casi todos los maestros de las redes de espionaje se gestaron en este contexto de corrupción generalizada. Juan Pujol supo interpretar increíblemente el escenario dado que carecía de experiencia en el mundo diplomático o militar. Nacido en Barcelona, había recalado en el triste Madrid de la posguerra repleto de nazis y Gestapo después de haber prácticamente eludido la Guerra Civil al desertar y camuflarse.

Gerente de un hotel

En 1939 recaló en Madrid como gerente del Hotel Majéstic en donde, además de quedar horrorizado por el ascenso de los nazis, decidió que quería otra vida lejos de España y con más holgura económica. Por mucho que se represente su romántica visión, Garbo también tenía sus aspiraciones. Su biógrafo Stephen Talty 'Garbo, el espía: el agente doble español que se burló de Hitler' (Destino), reconoce "no se ha aclarado del todo cómo llegó exactamente a forjar el plan que haría de él uno de los principales agentes dobles de la guerra". Juan Pujol era un advenedizo, un charlatán.

placeholder Pasaporte venezolano de Juan Pujol.
Pasaporte venezolano de Juan Pujol.

En un ambiente propicio como era Madrid, decidió de alguna forma intentar trabajar para los Aliados como fuera y se presentó en la embajada de Gran Bretaña en varias ocasiones y con planes poco definidos que le llevaron a ser rechazado varias veces. Entonces, ¿cómo logro meterse en un juego a tan alto nivel? Lo más fascinante de Garbo es que ante la práctica imposibilidad de convertirse en un espía escogió lo que sería clave en toda esta historia: forjarse como doble agente.

Era un charlatán, por lo que su única posibilidad era la de forjarse como doble agente

Así, de esta forma, emprendió el camino contrario: se ofreció a los alemanes que pululaban por Madrid con el camelo de que tenía información precisamente de los británicos... La jugada contraria. En su cabeza ya había germinado por fin la verdadera posibilidad: puesto que él no era nadie, ni tenía verdadero acceso a información de ningún tipo, una vez que los alemanes se tragaran el anzuelo, podría convencer a los espías de Gran Bretaña.

Riesgo calculado

Lo difícil de todo el plan antes de que se cayera por su propio peso fue engañar a Federico, un oficial del la Abwehr nazi en Madrid ávido sin duda de encontrar una fuente valiosa para su propio provecho. Era el abecé de todas las operaciones del periodo: en ellas se corría un riesgo inherente y en realidad perfectamente aceptado: no es que en la Abwehr fueran estúpidos, todos los servicios de espionaje, como el MI6 o SIS británicos y más tarde el OSS de EEUU, creado expresamente para la guerra, caerían a su vez en los mismos errores como se explicará en las próximas entregas.

Durante un tiempo, se sirvió de su gran habilidad e imaginación, pero no habría sido suficiente

Federico decidió arriesgarse y la habilidad de Juan Pujol fue la de ir labrando la historia, un relato, y convenciendo poco a poco a sus nuevos "socios" de que era una fuente fiable e interesante y no un charlatán más, que es exactamente lo que sí era. Para ello se movió a Lisboa en donde podía fingir, lejos de Federico, que se hallaba en Londres, puesto que la clave de su plan para engañara a la Abwehr.

Un ejemplo: cuando se encontraba en 1941 ya en Lisboa, en Estoril viviendo con su mujer Araceli en un cuchitril sin acceso a ninguna información británica, su contacto de la Abwehr le pidió una prueba: conseguir unos folletos de Estadística de Oxford que les interesaban y que demostraría de paso si Garbo estaba en Inglaterra —'Stephen Talty, Garbo, el espía'—. ¿Cómo pudo convencerles de que estaba realmente allí? Se presentó en una oficina de propaganda de Gran Bretaña en Lisboa, se presentó como estudiante de estadística y le pidió al empleado que los solicitara a Inglaterra.

placeholder Fotografía facilitada por el ejército de los EEUU que muestra a soldados que esquivan fuego enemigo durante el desembarco de Normandía (Francia).
Fotografía facilitada por el ejército de los EEUU que muestra a soldados que esquivan fuego enemigo durante el desembarco de Normandía (Francia).

Era de todas formas un logro inútil si no conseguía convencer a los británicos de que podía ser un doble agente, puesto que pronto los alemanes descubrirían la poca importancia de su material. Era un rata en un laberinto: por mucho que se lo inventara, con una habilidad asombrosa, seguiría en el limbo ya que las tareas se complicarían y no sería tan fácil. Logró seguir inventando material pero necesitaba el juego del doble agente. El espionaje de Gran Bretaña le rechazó hasta en cinco ocasiones hasta que acabaron por darle una oportunidad. Fue el verdadero comienzo. Una vez que los británicos decidieron creerle y utilizar su falsa red para enviar mensajes interesadamente a los alemanes había, por fin, un juego.

El sistema 'doble cruz'

En Londres, el MI5 dedicado al contraespionaje era de hecho más eficiente que su hermano mayor el MI6 dedicado al espionaje puro. Garbo se trasladó a Londres y una vez allí le asignaron a un oficial Harris para un proyecto que era el sistema XX o doble cruz. En 1966 Christopher Plummer protagonizaría una deliciosa película de espías en la II GM 'Triple Cross' —Terence Young— basada en la vida de Eddy Chapman otro de los dobles agentes británicos, que ahondaba en las grietas de ese sistema.

Doble X no era más que una operación constante de engaño que funcionaba de la siguiente forma: se proporcionaba información veraz pero no demasiado relevante ni insignificante al agente doble para que sus supuestos contratadores confiaran en la validez de su activo. El objetivo era tenerlos engañados para cuando llegara la ocasión de crear una verdadera operación de diversión y que el mensaje falso pudiera colar y servir de activo estratégico. En el caso de Garbo, como llegó a ser tan valorado por los alemanes, esa operación sería Fortaleza: desviar la atención sobre el lugar real de desembarco en Europa que sería Normandía por el ficticio del Paso de Calais.

Se inventaron su propia red, hasta 25 'espías' a los que dotaron de personalidad y biografía

No habría resultado creíble si Garbo, así renombrado en Londres, no tuviera una red de espías y colaboradores que fueran los que le "facilitaran la información". Harrys y Garbo fabularon así hasta 25 espías totalmente ficticios para dar empaque a su historia: la información provenía de los propios británicos pero necesitaban que fueran tan reales y que sus informes fueran tan verosímiles que no escatimaron en dotarles de personalidades, biografía, lugares de residencia... una auténtica narración que es en lo que se basaba todo.

placeholder Wilhelm Canaris.
Wilhelm Canaris.

El papel de Garbo en Fortaleza era hacer llegar esta información, pero la diversión estratégica era una operación del ejército aliado y para poder montar la versión de un desembarco en Calais y confundir al enemigo sobre la gran cantidad de tropas que se acumulaban en el sur de Inglaterra necesitaban que fuera a su vez un relato bien armado. Esta es la clave: la inteligencia británica y estadounidense se inventaron varios cuerpos de ejército con su numeración, sus unidades de abastecimiento, sus barcos, su aviones, los oficiales al mando, etc.

La realidad del engaño

¿Por qué? Porque la información de la inexistente red de Garbo habría carecido de valor si en algún momento el 'Sigint' nazi no captaba comunicaciones sobre ese supuesto ejército. Está al principio de este artículo: el relato del 'Humint' comenzaba a perder fuerza en un mundo que ya disponía de capacidad para interceptar comunicaciones reales y corroborar la supuesta validez de sus activos espías. Por eso los aliados enviaron órdenes de movimientos de tropas con los nombres de las unidades "reales" que debían hacer creíble a Garbo: comunicaciones de radio falsas, el engaño.

El engaño aliado fue alimentar una incertidumbre que de cualquier modo era inevitable en el enemigo

¿Convenció Garbo a los alemanes de que el desembarco se producirá en el Paso de Calais? Es cierto que se sabe por los archivos y documentos recuperados después de la guerra que la mayoría de la inteligencia de la Abwehr y oficiales dieron por bueno el engaño de Garbo, pero es mucho más dudoso que fuera la razón por la que creían que sería en Calais y no en Normandía. Según el historiador británico Max Hastings: "El engaño aliado fue alimentar una incertidumbre que de cualquier modo era inevitable en el enemigo (...) la importancia decisiva para el triunfo del día D no fue que los alemanes creyesen que el enemigo podía desembarcar por el paso de Calais, sino que Berlín no pudiera determinar a ciencia cierta que pensaba hacerlo en Normandía".

Posteriormente y ante información obtenida después de la guerra, una oficial del MI5 William Robertson, sabemos que no fue tan relevante: "La parte de operación Fortaleza que tenía que ver con el engaño radiofónico —Sigint—, su simulación, tuvo casi con total certeza un peso mayor en el pensamiento de los alemanes, en su colosal sobreestimación del número de efectivos aliados, que el material transmitido por los confidentes del Abewhr que obedecían a las órdenes del MI5, —Garbo— por más que sea este último el que haya conquistado la imaginación del público del siglo XXI". La fascinante historia de Garbo no debe menospreciarse, sin embargo, puesto que fue de grandísima utilidad durante la guerra y demostró una clarividencia en la forma de actuar de los servicios de inteligencia descomunal, solo que tampoco es que engañara realmente a Hitler.

Aunque parezca increíble, los aliados que ganaron la guerra del espionaje nunca tuvieron éxito colocando espías en el eje: ni los británicos ni los estadounidenses consiguieron situar una sola fuente en las altas esferas de los gobiernos alemán, japonés o italiano, ni entre los altos mandos militares. Sin embargo, tenían a Garbo, una historia excepcional en las operaciones de inteligencia militar de todas las épocas. Juan Pujol, Garbo, un español con tal capacidad para el engaño y la fabulación que se ganó su apodo en referencia a Greta Garbo por ser considerado el 'mejor actor del mundo'.

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