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'Estoy pensando en dejarlo': ¿Kaufman es un genio o un pedante insoportable?
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'Estoy pensando en dejarlo': ¿Kaufman es un genio o un pedante insoportable?

Uno de los cineastas más singulares del cine 'indie' contemporáneo acaba de estrenar su última película en Netflix, que ha provocado críticas muy polarizadas

Foto: Jessie Bluckey es la protagonista existencialista de 'Estoy pensando en dejarlo'. (Netflix)
Jessie Bluckey es la protagonista existencialista de 'Estoy pensando en dejarlo'. (Netflix)

Entrar en la última película de Charlie Kaufman es una suerte de ejercicio de diván, una incisión abierta en una mente en medio de una pesadilla existencial en la que, como en todo sueño —o mal sueño—, las leyes de la física y de la coherencia interna no siempre funcionan. El espectador, el lector, el que mira un cuadro o escucha una canción suele encontrar en el asidero del significado la paz que no deja lo inconcluso, lo ambiguo, lo oscuro. 'Estoy pensando en dejarlo' es, en cierto modo, prima hermana de 'El ladrón de orquídeas', uno de los guiones más celebrados del cineasta y en que el proceso creativo, la concreción de la idea y la capacidad creadora de la narración son el centro sobre el que pivota todo aquello que ocurre en los alrededores de la película. Su estreno ha polarizado a la crítica, que se divide en quienes piensan que este filme es otra genialidad del infalible Kaufman y quienes lo consideran un capricho vacío e insoportable, y a su director, un pedante que ya hace tiempo que perdió su 'mojo'.

Críptica, sugerente y onírica, como todo el cine de Kaufman, el filme —que se estrenó en Netflix el viernes pasado— y sus personajes van mutando en un ambiente de extrañeza y ortopedia, en el que la protagonista, cuyo nombre no queda muy claro (Jessie Buckley), se siente tan desubicada como quien la contempla. De ella sabemos que es una treintañera, ilustrada, que pinta, compone poemas y reflexiona mucho y obsesivamente sobre todas las cosas. Y que está pensando en dejarlo con su novio. De él, Jake (Jesse Plemons), sabemos que tiene conocimientos de física y literatura, y una mirada inquietante. Nieva sobre la calle de una ciudad estadounidense. Ella espera a que él venga a recogerla en coche. Y un anciano extraño la mira por la ventana, como si la estuviese, de alguna manera, invocando o maldiciendo.

placeholder Jessie Buckley y Jesse Plemons son la pareja al borde de la ruptura de 'Estoy pensando en dejarlo'. (Netflix)
Jessie Buckley y Jesse Plemons son la pareja al borde de la ruptura de 'Estoy pensando en dejarlo'. (Netflix)

El primer tercio de la película es, dentro de una propuesta inusual, la parte más convencional de 'Estoy pensando en dejarlo'. La pareja, de camino a una granja aislada en la que viven los padres de él, se va descubriendo a partir de la primera gran revelación que ocurre a través de la voz en 'off' de la chica: está pensando en dejarlo. El suyo es un viaje muerto de una relación muerta. ¿Qué sentido tiene visitar a los padres, que es un paso afianzador, de alguien con el que va a cortar el vínculo? A través de su conversación, de sus miradas, de sus tediosos circunloquios y sus divagaciones, Kaufman reproduce el tedio y la incomunicación de una pareja abocada al fracaso.

Él, para conectar con ella, le pide que recite uno de sus poemas —el cual volverá a aparecer hacia el final de la película—, y ella le presta unos versos cargados de hastío que muestran el interior de una mujer rota y desencantada y que Kaufman toma prestado del poemario 'Rotten Perfect Mouth', de la canadiense Eva H.D. La comunicación y las miradas entre la pareja sufren de tal descoordinación que no cabe sino plantearse que existe en ellos algo tenebroso y sobrenatural. Cuando ella piensa "estoy pensando en dejarlo", ¿será él capaz de escucharlo, de interceptar los mensajes codificados en los impulsos eléctricos de sus neuronas?

placeholder Toni Collette y David Thewlis son los padres de Jake. (Netflix)
Toni Collette y David Thewlis son los padres de Jake. (Netflix)

Es a la llegada a la granja, situada en una especie de no lugar donde la muerte y la destrucción comienzan a hacerse palpables, cuando la cinta de Kaufman entra de lleno en el terreno del simbolismo, de los puentes entre el mundo material y el espiritual. Cerdos muertos comidos por gusanos, enfermedad y vacío. La historia olvida aquí ya no solo las convenciones, sino las reglas físicas del espacio y del tiempo. La madre (Toni Collette) y el padre de Jake (David Thewlis) no son personajes al uso, sino esbozos de personajes que transforman sus cualidades físicas en favor de un estado mental. Los peinados, las ropas, los oficios son mutables, y el tiempo es reversible (o irreversible), pero no como un artificio sinsentido por parte del guionista y director, sino por un motivo que el espectador deberá intentar desentrañar, con esfuerzo, al final del filme.

Cuando la protagonista, como en una escalera de Escher, comienza a bajar el mismo tramo de escalera una y otra vez, el director ya rompe con cualquier frágil vínculo con el realismo y se abandona, cada vez más, al delirio. Si en algún momento la protagonista tuvo clara la diferencia entre realidad, recuerdo, fantasía y programa de televisión, ahora su cabeza es una maraña de fragmentos que no sabe muy bien dónde ni cómo colocar. Y la respuesta está, quizás, en el personaje del bedel (Gut Boyd), al que hasta entonces han desatendido.

placeholder Otro momento del viaje. (Netflix)
Otro momento del viaje. (Netflix)

Basada en la novela homónima del canadiense Iain Reid, publicada en 2016, 'Estoy pensando en dejarlo' es, probablemente, el trabajo más espeso de Kaufman hasta la fecha, pero no traiciona su carrera hasta ahora. El guionista de 'Cómo ser John Malkovich' y de 'Olvídate de mí' —como sus dos obras más populares— ha subido un escalón más en su reflexión sobre los procesos de pensamiento y la representación de la realidad, utilizando como base, de nuevo, una historia de amor. Es difícil que en Netflix, que la ha producido, encuentre un respaldo mayoritario. Porque exige una suspensión, ya no solo de la incredulidad sino sensorial. Es un estado de ánimo que requiere, como un tanque de flotación, abstraerse de lo que ocurre fuera y concentrarse en lo que ocurre dentro... de nuestra cabeza.

Entrar en la última película de Charlie Kaufman es una suerte de ejercicio de diván, una incisión abierta en una mente en medio de una pesadilla existencial en la que, como en todo sueño —o mal sueño—, las leyes de la física y de la coherencia interna no siempre funcionan. El espectador, el lector, el que mira un cuadro o escucha una canción suele encontrar en el asidero del significado la paz que no deja lo inconcluso, lo ambiguo, lo oscuro. 'Estoy pensando en dejarlo' es, en cierto modo, prima hermana de 'El ladrón de orquídeas', uno de los guiones más celebrados del cineasta y en que el proceso creativo, la concreción de la idea y la capacidad creadora de la narración son el centro sobre el que pivota todo aquello que ocurre en los alrededores de la película. Su estreno ha polarizado a la crítica, que se divide en quienes piensan que este filme es otra genialidad del infalible Kaufman y quienes lo consideran un capricho vacío e insoportable, y a su director, un pedante que ya hace tiempo que perdió su 'mojo'.

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