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Ser de clase media no te salvará: humor y miseria en 'Calypso', lo nuevo de David Sedaris
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Ser de clase media no te salvará: humor y miseria en 'Calypso', lo nuevo de David Sedaris

Blackie Books acaba de publicar el último libro del cómico estadounidense, traducido al español por Jorge de Cascante

Foto: Detalle de portada de 'Calypso', de David Seraris en Blackie Books
Detalle de portada de 'Calypso', de David Seraris en Blackie Books

Bienvenidos a la mediana edad, momento en el que la locura, el aburrimiento o la desesperación se manifiestan a través de la obsesión por la pulsera Fitbit, por considerar a tu perro mezcla de beagle y de labrador negro como tu hijo adoptivo –aunque lo vendan como una broma, sabemos que esa gente va en serio– y de enorgullecerse de haber firmado los papeles de un piso con habitación de invitados. “Tengo el pene tan dado de sí que siempre que me lo guardo después de mear sigo meando un poquito más dentro de mis calzoncillos. Correcto. Pero tengo dos habitaciones de invitados”, se congratula David Sedaris en ‘Calypso’ (Blackie Books, 2020), su última colección de relatos –o de capítulos, porque el libro se encuentra en un punto intermedio entre ambas cosas y el diario–, donde el paso del tiempo, el aburguesamiento involuntario y, sobre todo, la familia, protagonizan esta serie de historias en las que el propio Sedaris hace de voz y personaje principal.

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Entre el humor y la melancolía, el cómico estadounidense, consigue llenar de observaciones tan ingeniosas como existenciales la cotidianidad más pedestre, lo que crea una conexión inmediata entre el lector y el autor, independientemente de si el primero conoce el trabajo de Sedaris como cómico. Quizás sea la sinceridad que transmite su manera de contar los detalles más íntimos: cómo sobreponerse a que en una discusión tu pareja diga “No me gustas desde 2002”, o que tu hermana pequeña se suicide y siempre quede la duda de si tuviste algo que ver con ello, aunque sea por acumulación, o ver cómo en la memoria al final “las cosas buenas se van borrando poco a poco de la memoria mientras las malas brillan con luz eterna y cegadora”.

placeholder Portada de 'Calypso', de David Sedaris. (Blackie Books)
Portada de 'Calypso', de David Sedaris. (Blackie Books)

Casi todo en el libro pivota alrededor de la casa de Sedaris en Emerald Island, Carolina del Norte, en la que cada cierto tiempo se reúnen su padre y sus cuatro hermanos, entre ellos la actriz Amy Sedaris. Pero falta Tiffany, la menor, que acabó con su vida unos días antes de cumplir los cincuenta y que se encontraba al borde de la mendicidad. “Éramos de clase media. Habíamos crecido en la convicción de que éramos inmunes a esa clase de desgracias. [...] Tus genes de clase media lo impedirán. Si te vas muy al carajo, tu familia te resucita con un préstamo, ingresándote en una clínica de rehabilitación o ayudándote a que vuelvas a estar bien”, reflexiona. “¿En qué momento me di cuenta de que la clase social no puede salvarte cuando una adicción o una enfermedad mental se cruzan en tu camino?”.

Habíamos crecido en la convicción de que éramos inmunes a esa clase de desgracias. [...] Tus genes de clase media lo impedirán

En ‘Calypso’, Sedaris también reflexiona sobre la imagen consciente que proyectamos hacia los demás. Pequeños teatrillo, pequeñas ficciones necesarias para mantener la paz social. Desde los roles de la pareja perfecta frente a los invitados hasta los esfuerzos de su madre para ocultar su alcoholismo en ‘¿Por qué no te ríes?’. Dice Sedaris que las cosas malas son mejor materia para el relato, que a nadie le interesa cuando las cosas salen como estaban planeadas. Y aunque el material con el que trabaja el autor es altamente sensible y personal, su manera de encontrarle la ironía a la tragedia y la capacidad de reírse de sí mismo hacen del libro una experiencia tan disfrutable como madura. Porque en el mismo espacio cabe preguntarse por la altura de Rock Hudson –1’93, por cierto– como por el sentido de envejecer habiendo dejado atrás la mayor parte de las ilusiones de infancia.

placeholder David Sedaris (EFE)
David Sedaris (EFE)

Alrededor de esos recuerdos se reúne la familia de Sedaris en la casa de Emerald Island, bautizada como Mar de Quesito, un inmueble vacacional que el protagonista compra, precisamente, porque su padre siempre les prometió comprar una en aquella zona, la de los veranos de la infancia, pero nunca lo hizo. Las dinámicas de los hermanos, que luego se perpetúan en la madurez, las idiosincrasias de una familia muy numerosa de clase media, la necesidad de compensación están presentes. Su padre, rígido y republicano, siempre se presenta como el contrapunto de una familia desenfadada y aburguesada marcada, eso sí, por la muerte de cáncer de su madre en 1992 y de la hermana menor. Porque la muerte está muy presente en 'Calypso', tanto como parte del pasado como del futuro.

Trump es la estrella de su propio reality. Un personaje ridículo, mitad showman mitad personaje de dibujos animados

Por último, Sedaris deja hueco para la reflexión política en el relato ‘Toda una serie de asuntos que me han ido deprimiendo en los últimos días’, en la que Trump, por su puesto, tiene un papel principal. "Es la estrella de su propio reality. Cualquier barbaridad que sueltan la analizan hasta el paroxismo, como si fuese un político de verdad [...]. Un personaje ridículo, mitad showman mitad personaje de dibujos animados", lo define. El escritor reflexiona sobre la estulticia de la nueva política, pero también de sus votantes, que se han convertido en la caricatura que el enemigo tiene de ellos. Y también en el desencanto que ha llevado a un país a votar a un presidente como el promotor inmobiliario. La prosa de Sedaris podría compararse con la de Woody Allen: ambos pueden presumir de su arte a la hora de diseccionar miserias propias y conjuntas hasta convertirlas en un humor sofisticado, pero también accesible. Un autor que combina lo mejor del monólogo con el relato breve y que consigue transformar la tragedia en mandíbulas batientes.

Bienvenidos a la mediana edad, momento en el que la locura, el aburrimiento o la desesperación se manifiestan a través de la obsesión por la pulsera Fitbit, por considerar a tu perro mezcla de beagle y de labrador negro como tu hijo adoptivo –aunque lo vendan como una broma, sabemos que esa gente va en serio– y de enorgullecerse de haber firmado los papeles de un piso con habitación de invitados. “Tengo el pene tan dado de sí que siempre que me lo guardo después de mear sigo meando un poquito más dentro de mis calzoncillos. Correcto. Pero tengo dos habitaciones de invitados”, se congratula David Sedaris en ‘Calypso’ (Blackie Books, 2020), su última colección de relatos –o de capítulos, porque el libro se encuentra en un punto intermedio entre ambas cosas y el diario–, donde el paso del tiempo, el aburguesamiento involuntario y, sobre todo, la familia, protagonizan esta serie de historias en las que el propio Sedaris hace de voz y personaje principal.

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