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Wallace Roney, el trompetista que vendió su trompeta
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Wallace Roney, el trompetista que vendió su trompeta

El Jazz neoyorquino ha dejado su impronta en Madrid de la mano del Quinteto de Wallace Roney. Hemos mantenido una conversación con el curtido músico de 59 años

Foto: Wallace Roney (trompeta), Emilio Modeste (saxo tenor), Oscar Williams (piano), Paul Cuffari (bajo) yMalick Koly (batería) en la sala Clamores. (A.M)
Wallace Roney (trompeta), Emilio Modeste (saxo tenor), Oscar Williams (piano), Paul Cuffari (bajo) yMalick Koly (batería) en la sala Clamores. (A.M)

Cuatro taconazos de Wallace Roney al tablado y arranca súbitamente el espectáculo. Comienzan los cinco al unísono. Aunque parezca que trompeta, saxófono, piano, bajo y batería van cada uno a lo suyo, todos se desarrollan y se complementan en un equilibrio difícil de romper.

La melodía es enérgica y muy expresiva. Sin alterar el ritmo, los gestos y miradas impercentibles de la banda aguardan la señal de Roney. De pronto el saxo tenor, Emilio Modeste, se aleja de la escena y deja paso a su maestro. Roney capta la atención del público.

placeholder Wallace Roney (trompeta), Emilio Modeste (saxo tenor) (A.M)
Wallace Roney (trompeta), Emilio Modeste (saxo tenor) (A.M)

Su fraseo es intenso, cálido y sincero. Sabe lo que hace y sobre todo sabe lo que se hace. Después deja paso a su joven, y promesa, saxo tenor, pero no sin antes recibir la ovación de una sala que está a rebosar.

Emilio Modeste con tan solo 19 años y saxófono en mano se marca una interpretación que no deja indiferente a nadie: empieza suave y tranquilo, aparentemente introvertido, pero antes de caer en la cuenta su fraseo se ha vuelto valiente, sólido y lleno de vida; toda una declaración de intenciones.

Roney, en el escenario, apoyado en la pared observa a sus compañeros, no tiene prisa, sonríe y asiente con tono de satisfacción o al menos es lo que deja entrever, ya que sus míticas gafas oscuras solo reflejan las luces de neón de la sala Clamores.

Empieza suave y tranquilo, aparentemente introvertido, pero antes de caer en la cuenta su fraseo se ha vuelto valiente, sólido y lleno de vida

En un segundo plano, el trompetista y líder de la banda va dirigiendo a sus compañeros, mientras observa como su saxo tenor brilla en el escenario. Parece que está mirando una reminiscencia de sí mismo. Tal vez, de su juventud en Nueva York, donde a pesar de todas las penurias que vivió salió adelante y se forjó como una leyenda del Jazz.

placeholder Paul Cuffari al bajo. (A.M)
Paul Cuffari al bajo. (A.M)

La melodía continua, Roney y Modeste se ausentan de la escena y ceden el testigo a la sección rítmica: Oscar Williams al piano, Paul Cuffari al bajo y Malick Koly a la batería. La intensidad sube mucho y los cambios de tempo empiezan a dotar a la melodía de personalidad. Entre el público se empiezan a escuchar comentarios de asombro. Con esa garra manifiestan que son algo más que una banda de acompañamiento. Ellos tres solos podrían dar un espectáculo de altura y lo demostraron con hechos.

placeholder Malick Koly a la batería (A.M)
Malick Koly a la batería (A.M)

Desde el minuto uno el quinteto se hizo con el público y lo mantuvo atento y entregado durante las casi dos horas que duró el concierto. Al terminar, a pesar de los intentos fallidos del manager, algún que otro fan intentó colarse en el camerino donde descansaba la banda, Roney a pesar de ser tarde atendió a todos de muy buena gana. Después de una breve negociación, pudimos charlar con el neoyorkino de 59 años en su camerino.

Pregunta. ¿Qué significa para ti tu instrumento?

Respuesta. Todo.

P. ¿Por qué todo?

R. Es todo, porque sí, porque es mi forma de expresarme. (Dice con rotundidad)

P. ¿Recuerda la primera vez que tocó una trompeta? ¿Podría describir la escena? ¿Qué sintió?

R. Sí, tenía 5 años. Se sintió increíble. Si pudiera decirte porqué podría describirte lo que se siente. Pero no puedo describir a qué sabe, es lo que es, no lo entiendo, solo es un sentimiento y se siente increíble.

Estábamos todos en la misma situación. Si no podías dormir en casa de algún amigo, dormías en un vagón de tren hasta que alguien te ayudase

P. ¿Es cierto que en 1981 decidiste vender tu trompeta? ¿Qué te llevó a eso?

R. Sí, la vendí antes de ser famoso. Cuando quería mudarme a Nueva York no tenía dinero ni manera de llegar, así que vendí todo lo que tenía: mis muebles, mis libros, mi ropa… Para poder alojarme allí en un hotel y poder buscarme la vida.

P. Según tengo entendido tus comienzos en Nueva york no fueron fáciles. ¿Qué aprendiste de esa experiencia?

R. No fue fácil para nadie. Nunca es fácil, es lo que aprendí. Cuando llegué a Nueva York, solo estaba yo y otros músicos de Jazz, y a no ser que tuvieras suerte, estábamos todos en la misma situación. Si no podías dormir en casa de algún amigo, dormías en un vagón de tren hasta que alguien del club te ayudase. Y no llegábamos a los sitios (clubs) de forma arrogante, queríamos escucharlos y tocar con ellos. Intentábamos encontrar un sitio donde dormir, lavarse o comer. Pero las mejores bases se escribían montado en el tren o en la calle. Llegué a dormir en el suelo del apartamento de amigos míos, incluso en sus coches. Hacíamos lo que podíamos. Lo importante era tocar.

P. Existe un pensamiento muy extendido de que tú eres el músico que mejor ha sabido interpretar el legado de Miles Davis. ¿Qué opinas sobre esto?

R. Yo espero tener el legado del Jazz, no solo el de Miles. Él era mi héroe, pero mi objetivo no es continuar su legado, sino contribuir al Jazz, a la música. Eso es lo que espero que sea mi legado, pero aclarándolo. Miles era mi ídolo, yo aprendí de él, pero mi objetivo no es continuar el legado personal de nadie, si no el del Jazz y la música, ese es mi objetivo. Todas las lecciones que me enseñaron Miles y Coltrane son importante, pero mi legado es la música, lo siento si decepciono a alguien.

P. ¿Qué buscas expresar con tu último disco Blue Dawn-Blue Nights?

Quiero expresar dónde estamos ahora, como grupo, hoy en día. Y el próximo disco enseñará cómo se expande nuestro estilo. Para mi todo va sobre la música, no va de demostrar nada, no va de intentar llenar las expectativas de nadie, todo es para y por la música.

Llegué a dormir en el suelo del apartamento de amigos míos, incluso en sus coches. Hacíamos lo que podíamos. Lo importante era tocar

P. Has tenido una carrera muy prometedora ¿Cuál es tu sueño ahora?

Mi sueño sigue, estoy vivo. La música no va de alcanzar objetivos, sino de continuarla. No se ha acabado quiero seguir expresándome. Nunca debes parar de expresarte sea cual sea tu canal.

Esta muestra de Jazz neoyorquino ha sido importada por una noche gracias al festival JazzMadrid19, impulsado por el Ayuntamiento de Madrid. Desde el 28 de octubre hasta el 30 de noviembre están bañando las calles de la capital a ritmo del Jazz.

Cuatro taconazos de Wallace Roney al tablado y arranca súbitamente el espectáculo. Comienzan los cinco al unísono. Aunque parezca que trompeta, saxófono, piano, bajo y batería van cada uno a lo suyo, todos se desarrollan y se complementan en un equilibrio difícil de romper.

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