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Reygadas: "Iglesias critica el imperialismo y luego se droga con 'Juego de Tronos'"
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ESTRENO EL VIERNES 21 DE JUNIO

Reygadas: "Iglesias critica el imperialismo y luego se droga con 'Juego de Tronos'"

Siete años después de 'Post Tenebras Lux', su último largo, con el que ganó el premio a mejor director en Cannes, Carlos Reygadas estrena 'Nuestro tiempo'

Foto: Carlos Reygadas estrena 'Nuestro tiempo' este viernes 21 de junio.
Carlos Reygadas estrena 'Nuestro tiempo' este viernes 21 de junio.

El periodismo, que es mucho de exprimir el patrón, no se ha cansado de hablar en los últimos años del asalto del cine mexicano a Hollywood, con cinco de los seis últimos Oscar a mejor director en mano de alguno de "los tres amigos" —Del Toro, Iñárritu y Cuarón—, que aunque no fuesen realmente amigos no podrían escaparse del sobrenombre por no desperdiciar el chiste. Al otro lado de la frontera, sin presupuestos multimillonarios ni el compadreo de la industria o del público masivo ni la posibilidad —tampoco la querencia— de formar parte de ninguna pandilla de cineastas bien adaptados, Carlos Reygadas sigue haciendo su cine de 'outsider', sus películas de artesano, de eremita, de diseccionador de la existencia humana: un director de directores, cinéfilos y escuelas. Seis años después de su último —y genial— largometraje, ‘Post Tenebras Lux’, Reygadas estrena este fin de semana ‘Nuestro tiempo’, con él, su mujer y sus hijos como protagonistas, y su finca de toros como escenario. Sus detractores han calificado el experimento como una "terapia de pareja en público". Sus partidarios —pongamos Carlos Aguilar de ‘The Wrap’— hablan de "obra maestra" de un "visionario" que "explora los límites de la fidelidad".

En un principio, ni Reygadas ni su mujer, la montadora Natalia López, pensaron ser los protagonistas de ‘Nuestro tiempo’. Para el papel femenino principal, el director convocó varios ‘castings’ en los que entrevistó a cientos de actrices, mientras que el papel masculino se lo ofreció al escritor Xavier Velasco. "Los papeles no los escribí para mi mujer y para mí —para mis hijos sí, porque era lo más práctico, así no tengo que ponerme de acuerdo con otros padres—. yo trabajo como un artesano, con las herramientas que tengo a mano, y eso implica mi mujer, mis objetos, mi vestuario…", admite. "Es como si yo con mis hijos hago una obra de teatro. Pero la gente quiere analizar el cine siempre desde la semiótica, lamentablemente. Entonces piensan en qué significa todo respecto a la autoficción o si estoy reproduciendo mi vida. Eso no es entender cómo funciona el cine. Es una ficción. Es como si estuviéramos en una obra de Ibsen".

placeholder Carlos Reygadas en un momento de 'Nuestro tiempo'. (Noucinemart)
Carlos Reygadas en un momento de 'Nuestro tiempo'. (Noucinemart)

Pero como cuenta un artículo de Luis Pablo Beauregard en la edición mexicana de ‘El País’, el rodaje de ‘Nuestro tiempo’ estuvo más cerca del teatro pánico que de Ibsen. Al parecer, las desavenencias entre el director y Velasco aparecieron desde el guión; al escritor le parecía "vacío y muy machista". Además, Velasco es animalista, lo que chocó frontalmente con la pasión por la tauromaquia de Reygadas. Y, lo más crítico: Reygadas —y el propio Velasco— se dieron cuenta de que el escritor no sabía actuar. "Los primeros días fueron el infierno en la tierra", aseguró el escritor en dicha entrevista. "Describe la atmósfera como si fuera la de una secta o de una ‘dictadura absoluta’ dominada por el director. No había tiempo para relajarse, se queja. ‘Yo nunca vi en Reygadas al genio del que hablan’", explica el artículo. El cineasta no quiere entrar en detalles y resume: "Yo filmé dos semanas con alguien, pero no funcionaba y salió. Como dijo Chaplin: cuando no hay actor entra el director. Y lo hice".

En el cine clásico estadounidense que tanto gusta aquí todo es un porqué y un encaje; en mi caso no

Banalidades aparte, Reygadas es un cineasta de intuición. "Después de preparar los elementos propicios y el motivo escribo en dos o tres días y la trama se da en sí misma. Funciona más el instinto que las razones. Se pone delante la sensación y la emoción. No me pregunto por qué. En el cine clásico estadounidense que tanto gusta aquí todo es un porqué y un encaje; en mi caso no. A mí me interesa más el cine de la presencia, parecido a cómo funciona la naturaleza". Porque la naturaleza, ya sea como escenario, sujeto expresivo u objeto de análisis es un pilar capital de su obra. En ‘Luz silenciosa’ (2007), dedicaba un plano largo y bello a un amanecer en tiempo real. En ‘Nuestro tiempo’, la amplitud acongojante del paisaje o el encuentro de los cuerpos desnudos de los protagonistas se dividen el protagonismo. Sin artificios, con la mínima mediación.

placeholder Carlos Reygadas en México en septiembre. (Efe)
Carlos Reygadas en México en septiembre. (Efe)

"El cine, tradicionalmente, ha sido tratado como literatura ilustrada, como si tomaras un cuento y le fueras haciendo dibujos. Se filman cosas para que se conviertan en herramientas narrativas y por eso se edita a un ritmo específico único, que es el de la información, desde ‘Juego de tronos’ hasta la mayor parte de las películas de la historia del cine", explica. "Pero en el cine, antes que eso está la presencia de la vida molecular per se, no la de la significación. Cuando esto te importa como espectador, te das cuenta que un amanecer 'per se' es interesante —por supuesto que construye el espacio narrativo— y un fin en sí mismo, no una herramienta para construir una historia. Yo creo que es realidad, porque la materia, las moléculas, la vida atómica que está delante es real, ya estaba".

Sólo puedes hacer cine o porque te pagan mucha plata o porque es una necesidad interior irrenunciable

Reygadas habla de la trascendencia y de lo efímero, del cine-filosofía frente al entretenimiento alienante, de las ideas frente al dinero contante y sonante. Piensa mucho en la fugacidad de la existencia, por eso no quiere desperdiciar su tiempo haciendo cosas que no sienta profundamente necesarias. "Sólo puedes hacer cine o porque te pagan mucha plata o porque es una necesidad interior irrenunciable. Yo prefiero la necesidad de lo irremediable. Pero, por otro lado, es un hecho que las películas continúan en el tiempo cuando tienen cierta calidad. Hablamos de las películas que nos mueven y son de muertos casi todas. Si hablas de Rossellini, de Bergman, de Mizoguchi, ellos están todos muertos, pero sus películas perviven. Eso es algo alentado de la creación y es un motor muy fuerte, pero también pretenciosa".

placeholder Otro fotograma de 'Nuestro tiempo'. (Noucinemart)
Otro fotograma de 'Nuestro tiempo'. (Noucinemart)

Es más, "el cine es filosofía encarnada", para el mexicano. "Tal vez es la forma más alta de filosofía. Si vinieran extraterrestres y vieran películas sería el acercamiento más potente a la existencia del ser humano. Más que la propia filosofía, que piensa sobre el pensamiento. El cine es filosofía sobre la vida. Filmar a un tipo como come e ir al cine a ver cómo comemos es el acto filosófico por excelencia".

Si vinieran extraterrestres y vieran películas sería el acercamiento más potente a la existencia del ser humano

Enfrentado a su cine, el de Bergman, Rossellini o Mizoguchi, para Reygadas está la "droga". Porque el entretenimiento es, según él, el soma de Huxley. "Hay gente que no quiere pertenecer al mundo del miedo, la autoexploración y la productividad que es el mundo del entretenimiento, un depresor del sistema nervioso, como el cannabis. Escuchas al líder de Podemos, que se la pasa hablando contra el imperialismo yanqui, cosa que me parece muy bien, pero luego habla de ‘Juego de tronos’ y se muestra como un gran consumidor de la droga fundamental que el sistema utiliza para aplacar y hacer claudicar [al individuo]".

El periodismo, que es mucho de exprimir el patrón, no se ha cansado de hablar en los últimos años del asalto del cine mexicano a Hollywood, con cinco de los seis últimos Oscar a mejor director en mano de alguno de "los tres amigos" —Del Toro, Iñárritu y Cuarón—, que aunque no fuesen realmente amigos no podrían escaparse del sobrenombre por no desperdiciar el chiste. Al otro lado de la frontera, sin presupuestos multimillonarios ni el compadreo de la industria o del público masivo ni la posibilidad —tampoco la querencia— de formar parte de ninguna pandilla de cineastas bien adaptados, Carlos Reygadas sigue haciendo su cine de 'outsider', sus películas de artesano, de eremita, de diseccionador de la existencia humana: un director de directores, cinéfilos y escuelas. Seis años después de su último —y genial— largometraje, ‘Post Tenebras Lux’, Reygadas estrena este fin de semana ‘Nuestro tiempo’, con él, su mujer y sus hijos como protagonistas, y su finca de toros como escenario. Sus detractores han calificado el experimento como una "terapia de pareja en público". Sus partidarios —pongamos Carlos Aguilar de ‘The Wrap’— hablan de "obra maestra" de un "visionario" que "explora los límites de la fidelidad".

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