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Jazmín Beirak: "La cultura es un derecho que hemos olvidado por no ejercerlo"
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ENTREVISTA

Jazmín Beirak: "La cultura es un derecho que hemos olvidado por no ejercerlo"

La diputada madrileña ha desarrollado en la oposición una actividad frenética en múltiples proyectos culturales y se presenta a las elecciones autonómicas del 26 de mayo en la lista de Más Madrid

Foto: Jazmín Beirak
Jazmín Beirak

Jazmín Beirak (1978) aterrizó en la portavocía de Cultura de Podemos en la Asamblea de Madrid pasada la treintena cabalgando la gran ola de "nuevos políticos" empujada por el tsunami del 15-M. A diferencia de esos jabatos de partido que pasaban del pupitre al escaño sin mayor experiencia laboral, ella nunca se había dedicado a la política institucional y, al pisar por primera vez la Cámara junto a sus compañeros, fue de pronto consciente de estar protagonizando toda una revolución: "Llegamos en un momento de transformación radical, aquello era nuevo para mí pero también para el resto de diputados acostumbrados hasta ese momento a una larga secuencia de mayorías absolutas que acaban de quedar atrás. Y además, llegamos allí con unos criterios de transparencia inéditos que venían incorporados en nuestro bagaje generacional. Las comisiones ni siquiera se retransmitían... hasta que empezamos a grabarlas con nuestros móviles".

Beirak ha desarrollado en la oposición una actividad frenética en múltiples proyectos culturales y se presenta a las elecciones autonómicas madrileñas del 26 de mayo en la lista de Más Madrid que encabeza Íñigo Errejón con el objeto de convertirse en consejera de cultura de un hipotético Gobierno progresista. Nos encontramos con ella en La Lumbre, una de las mejores librerías-cafeterías de Madrid, en el distrito de Retiro.

PREGUNTA. Después de cuatro años de diputada y portavoz de Cultura de Podemos en la Asamblea de Madrid, ¿cuáles diría que han sido sus grandes éxitos de esta legislatura?

RESPUESTA. Por un lado, la modificación de la Ley de Espectáculos y Actividades Recreativas que desarrollamos muy pronto, en diciembre de 2015, y de la mano del colectivo 'Queremos entrar', que eran unos chavales que trabajaban para lograr que los menores pudieran acudir a conciertos. Contactamos con ellos, consideramos que lo mejor era sacar su proyecto adelante rápidamente con una propuesta de consenso junto a todos los grupos parlamentarios. En un mes conseguimos modificar la ley por unanimidad, pese a que el PP quiso luego apropiarse del éxito. Y luego también estoy muy contenta con el trabajo que hemos hecho con las Escuelas de Música y Danza a las que en 2012 se cortó la financiación con graves consecuencias: subidas de tasas y cierres. Nosotros ahora hemos organizado una plataforma que ha vuelto a visibilizar el tema después de años de abandono y frustración tras la movilización inicial. Y, por último, creo que estos años hemos conseguido cambiar la agenda del resto de partidos introduciendo los debates de política cultural inéditos en la Asamblea de Madrid.

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Jazmín Beirak

P. ¿Y su mayor frustración?

R. Sinceramente, la mayor frustración en la oposición es, precisamente, no ser llave de Gobierno. Durante esta legislatura, cualquier iniciativa nuestra pasaba porque Ciudadanos quisiera apoyarla, eran habas contadas. Y así, muchísimas enmiendas nuestras relacionadas con la cultura o la educación, eran rechazadas porque Ciudadanos se oponía.

P. Afirmaba en un debate reciente que “debemos situar la cultura en el centro de las políticas públicas, al mismo nivel que la sanidad o la educación”. ¿Por qué el ciudadano debe considerar al mismo nivel la cultura de su ciudad que el derecho a ser operado en un plazo prudencial sin jugarse la vida o el derecho a educar a sus hijos con los máximos recursos posibles?

R. La cultura es mucho más importante de lo que somos conscientes. Por un lado, somos seres culturales que se relacionan expresándose mediante símbolos, nos emocionamos con materiales expresivos y creativos..., en fin, la cultura nos constituye. Además, la cultura nos aporta juicio crítico y empatía hacia los demás. Ahora, es cierto que existe una brecha entre la cultura y la gente y es normal que alguien piense: "A mí, la cultura, ¿para qué me sirve?" Eso es el resultado de malas políticas culturales que han extirpado la relación con la cultura cotidiana. Si existieran políticas que incorporaran la cultura en la vida cotidiana ya fuera a través de escuelas de música, en los centros educativos, con bibliotecas abiertas, etc, nos daríamos cuenta de lo importante que es la cultura, de cómo te conecta con los demás y te hace pensar. La cultura es uno de esos derechos que, por no ejercerlos, hemos olvidado que son derechos.

Es normal que alguien piense: "¿para qué me sirvea mí la cultura?" Es el resultado de malas políticas que han extirpado la cultura de la vida cotidiana

P. Defiende que las políticas culturales deben ofrecer derechos, financiación e igualdad de oportunidades sin determinar lo que es cultura o no. Esto no me provoca dos dudas principales. La primera es: ¿la calidad no debe ser entonces un criterio permitiendo que cualquiera con ansias de propaganda abuse de los recursos públicos?

R. Cuando afirmo que los gobiernos no deben determinar lo que es cultura, realizo sobre todo una crítica a la institucionalización cultural. Yo defiendo que las estructuras de gobierno incorporen la cultura como política pública y le asignen un presupuesto pero creo que a veces se tiende a instrumentalizar la cultura y sobredeterminar lo que es. Y por eso defiendo que no hay que determinar los contenidos de la cultura sino lograr que la intervención política incida en las lógicas que ordenan el ecosistema cultural. Me explico: yo no voy a decirle a nadie si tiene que hablar de feminismo o no, pero sí pienso que debo apostar por la descentralización, por la cooperación, por el fortalecimiento de las escalas intermedias y por el trabajo conjunto con públicos. ¿Y la calidad? Siempre que una administración pública deba distribuir fondos públicos en proyectos culturales está obligada a hacerlo mediante jurados independientes. Eso no ocurre ahora. En la Comunidad de Madrid, el 75% de las subvenciones de la consejería de Cultura son por vía nominativa, por asignación directa, y en el 25% restante que supuestamente son de libre concurrencia, no existen jurados independientes. Eso debe cambiar y así mejorará también la calidad.

P. Y mi segunda duda al respecto: ¿cómo debe enfrentar el gesto público la politización de la cultura, su asimilación general por ejemplo por la izquierda?

R. No estoy de acuerdo. Que una gran parte del tejido cultural muestre posiciones de izquierda o progresistas y sus figuras visibles sean altovoces de esas ideas, lo que es cierto, no significa que la cultura sea de izquierdas. Pero la relación tanto de la derecha como de la izquierda con la cultura ha sido problemática. Al igual que creo que la derecha ha considerado habitualmente, aunque no siempre, que la cultura era un bien de mercado que debía consumir quien pudiera pagársela, la izquierda también ha considerado la cultura algo superfluo a lo que no ha dado la importancia que requiere. Es importante separar la supuesta politización de su gestión pública.

Siempre que una administración pública distribuya fondos públicos en proyectos culturales debe hacerlo mediante jurados independientes

P. Habla en sus propuestas de la necesidad de una Ley de Cultura. ¿Qué cosa es una ley de Cultura?

R. Reconozco que siempre que se dice que se va a hacer una ley de algo, un comité, una mesa de negociación o similar... es para no hacer nada. Jajaja. Pero tras esa precaución, sí apuesto por una ley de cultura en la Comunidad de Madrid por varias razones: para identificar que existe un derecho, para desarrollarlo -por ejemplo, el derecho a participar y a acceder a la cultura- y para hacer consciente a la ciudadanía de ese derecho y así poder reclamarlo. En ese sentido, la comunidad pionera en España es Navarra, que acaba de aprobar una Ley de Cultura y Derechos Culturales con la unanimidad de toda la cámara excepto de UPN.

P. Imagine que, tras las autonómicas de mayo, deja de ser portavoz de Cultura de un grupo concreto y pasa a ser responsable del área del gobierno ganador. ¿Cuál sería el plan de choque urgente para la cultura madrileña que pondría en marcha?

R. Lo primero que haría al llegar en junio sería modificar los presupuestos de 2020 para destinar una partida para nuevas líneas de ayuda destinadas a programas de creación de públicos, de inclusión en cultura, de distribución de espectáculos y para incorporar a los jurados en las subvenciones. También para crear una Oficina de Apoyo al Tejido Cultural. Y en cuanto a la planificación administrativa, lo más urgente sería crear una Dirección General de Descentralización Cultural que ordenase todas las políticas relacionadas y ensanchase hasta la llamada periferia todo el tejido. Pero no para llevar a Móstoles, Leganés, Getafe o Fuenlabrada lo que se hace en Madrid, sino para impulsar sus propias escenas autónomas que así, además, enriquecerán a toda la Comunidad en su conjunto. También convocaría inmediatamente unas jornadas para modificar la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid. Y bueno, jaja, en los primeros días no sé si me va a dar tiempo a mucho más...

P. Y a propósito de elecciones, al menos tres partidos de izquierdas podrían concurrir a ellas en la Comunidad de Madrid peligrando debido al umbral del 5% sus opciones para ven a un tripartito de derechas. ¿Qué opina de la afirmación de que esto es una deriva suicida que inició Más Madrid, la lista de Errejón, por la que usted se presenta?

R. Lo importante en estas elecciones es que todo el mundo vote a la opción que considere más adecuada, activar el voto y que nadie se quede en casa. A mí, a priori, una fragmentación relativa de la izquierda no me parece grave porque creo que cada propuesta política representa un perfil de ciudadano o ciudadana. Tres opciones de izquierdas representan un arco progresista muy extenso y, en ese sentido, suman. Y nos obligan a cooperar.

P. Por cierto que la cosa ha cambiado muy rápido no sólo por el lado de la izquierda. ¿Tienes pesadillas con la posibilidad de un pacto a la andaluza en Madrid?

R. Sería un escenario catastrófico que me preocupa mucho. Si el PP ya practica una política muy antisocial, y encima se ve obligado a corresponder a la extrema derecha, el escenario asusta. Pero honestamente creo que las elecciones están muy reñidas y en disputa y existen posibilidades claras de que gobierne el bloque progresista en Madrid. Lo que sí pienso, y ahora voy a barrer para mi lado, es que es importante votar a Más Madrid. ¿Por qué? Porque el Socialista es un partido que a veces está más a la izquierda y otras veces, menos. Y cuanta más fuerza tengamos nosotros, más obligaremos a los socialistas a moverse hacia políticas reales de izquierdas.

P. Es habitual a la hora de entrevistar a políticos a cargo de la cosa cultural preguntarles por los últimos libros estupendos que han leído o por las últimas pelis de altura que han visto. Pero yo preferiría preguntarle por los libros más inconfesables que o por las pelis o series cutres que más le divierten.

R. Jajaja. Puedo confesar y confieso que me hacen gracias esos típicos libros de 'Aprende a decir no', esa especie de autoayuda social... Y también confieso, me encanta 'Novia a la fuga'. Podría defender que tiene un discurso feminista -que lo tiene- pero no voy a adornarme, la disfruto sin más.

Jazmín Beirak (1978) aterrizó en la portavocía de Cultura de Podemos en la Asamblea de Madrid pasada la treintena cabalgando la gran ola de "nuevos políticos" empujada por el tsunami del 15-M. A diferencia de esos jabatos de partido que pasaban del pupitre al escaño sin mayor experiencia laboral, ella nunca se había dedicado a la política institucional y, al pisar por primera vez la Cámara junto a sus compañeros, fue de pronto consciente de estar protagonizando toda una revolución: "Llegamos en un momento de transformación radical, aquello era nuevo para mí pero también para el resto de diputados acostumbrados hasta ese momento a una larga secuencia de mayorías absolutas que acaban de quedar atrás. Y además, llegamos allí con unos criterios de transparencia inéditos que venían incorporados en nuestro bagaje generacional. Las comisiones ni siquiera se retransmitían... hasta que empezamos a grabarlas con nuestros móviles".

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