Raphael: "¿Quién sabe si me atrevería con el reguetón? Lo haría como nadie"
El artista jienense, con más de 55 años de carrera, repasa su trayectoria después de que le hayan concedido el premio de honor de los galardones del cine iberoamericano
Raphael. Solo un nombre. Sin apellidos, que no hacen falta. Y con el PH ácido del moderno, del que siempre fue por delante y por eso resiste. Más de 55 años de carrera y encadena giras internacionales —'Loco por cantar' le ha llevado a Francia, Reino Unido y Rusia— con sus vueltas a España —en mayo, abre RESimphónico en Castellón, que cerrará en diciembre en Madrid— en conciertos que reúnen a un público "desde los 12 hasta los 90 años". "El caso mío es digno de estudio, porque yo tengo cinco generaciones de personas que me llenan los estadios todos los días. Hasta mi tía, que tiene 101 años. ¿Cómo? Ese secreto no lo sabe nadie. El público es el que se ha encargado de que sus hijos escuchasen mis discos y viniesen a mis conciertos. Yo siempre estoy con los jóvenes. Todos los amigos de mis hijos son mis amigos. Algo verán. Estoy en el rollo, con ellos", presume.
Con un fular azul alrededor del cuello y el traje a juego, Raphael ha convocado a la prensa este martes en la Casa de México en Madrid. Este año, el Premio Platino de Honor del Cine Iberoamericano —la ceremonia de entrega de los galardones será el 12 de mayo en la Riviera Maya— reconoce "toda una vida entregada a las artes" desde que apareció en aquel Festival de Benidorm de 1962, celebrado en la plaza de toros, cuando se llevó todos los premios con 'Llevan', como dijo Elvira Lindo, "una manera bastante diplomática de decir 'llévame al huerto". Desde entonces, más de 60 discos y una decena de películas y series —trilogía a las órdenes de Mario Camus incluida— y la consolidación de un icono que va más allá de cualquier gesto o cualquier canción. Porque 'Yo soy aquel' o 'Mi gran noche' han trascendido con creces su partitura. Pero tampoco se ha dejado cegar por un éxito que pocos nombres han podido replicar. "El brillo de la fama puede ser peligroso dependiendo de la gente de la que te rodees, de la familia y los amigos que tengas".
Raphael en el Sonorama de 2014 fue el epítome de la carrera de un artista que se ha reinventado casi tanto como Madonna. Aunque si la italoamericana ya se ha lanzado a los brazos del reguetón junto a Maluma, el jienense todavía se muestra reacio. "¿Quién sabe si me atrevería con el reguetón?", se encoge de hombros. "Aunque no es un género para presumir de él. Eso sí, si tuviera que hacerlo, lo haría como nadie".
Duetos he hecho todos los que he querido. Me falta agarrar a gente muy joven con la que no he cantado todavía
Dice que le gustaría hacer una colaboración con Pablo López. "Duetos he hecho todos los que he querido. Me falta agarrar a gente muy joven con la que no he cantado todavía". Entre ellos, el cantante malagueño, salido de la edición de 2008 de 'Operación Triunfo'. Eso sí, también guarda distancias con la forma en que los 'talent shows' fabrican estrellas de la noche a la mañana. "Lo mío fue más difícil. Yo tuve que ir de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, de emisora en emisora. Yo no he ganado un concurso: yo ganaba todos los días uno. Pero eso ha sido muy bueno, porque esas ciudades me han reclamado por años. Es más seguro el éxito de antes que el de ahora. Porque bien es verdad que ahora tenemos muchísimos más medios de comunicación y te ven más personas al mismo tiempo, pero también es más peligroso, porque muchos millones de personas ven lo malo que eres al momento".
"Yo soy un privilegiado. ¿Tú has visto alguna vez un hombre privilegiado? Pues mírame, aquí lo tienes", espeta. "Yo en la vida he hecho todo lo que quería hacer. No me he quedado con las ganas de nada. Lo que pasa es que cada mañana me levanto con otro deseo nuevo, de que quiero hacer otra cosa". Sin embargo, haber pasado tantos años lejos del cine ha sido cosa más de agenda que de apetencias. "Mi problema con el cine son las fechas. Yo soy un hombre eminentemente de conciertos y estoy siempre de gira. Si me hablan de una película que me puede interesar y pregunto: ‘¿Esto para cuándo lo necesitas?’, y me dicen que en dos semanas… Yo es que tengo contratos cerrados con años de antelación. A Álex de la Iglesia le costó tres años que yo pudiera hacer ‘Mi gran noche’. Le dio tiempo a hacer dos películas antes de que pudiéramos juntar nuestras fechas y hacer ‘Mi gran noche", ríe. "Ahora el cine tiene otros tiempos. Si el cine se hiciera como se hacía antes, que era que el productor contrataba a un artista por una serie de películas que se hacían una detrás de otra, sería facilísimo. Ahora, estar esperando a que haya un guion, a que tengan dinero para hacerla… Cuando llega ese momento, yo ya estoy en la Conchinchina".
Pero parece que Raphael tiene en mente un tercer advenimiento cinematográfico, para el que ya ha reservado fecha para un hipotético rodaje el año que viene. No muchas, pero alguna pista da: "Si vuelvo a hacer cine, seguro que será con Enrique Cerezo. Nos conocemos de toda la vida y además tiene todas mis películas de antes. Todas, todas, todas".
Una cosa es el ser humano Rafael Martos Sánchez Bustos Martínez Bravo y otra cosa es el artista Raphael
Como estrellón curtido, Raphael sabe sortear cualquier pregunta incómoda, cualquier cuestión inconveniente. A menos de dos semanas para las elecciones y con el clima electoral caldeado y volátil, el cantante no quiere opinar sobre el momento político y social que vive España. ¿Es Raphael un artista comprometido? "El artista tiene que estar comprometido con su país, naturalmente que sí, y con la humanidad también. Con todos los países en general. Tiene que estar comprometido como ser humano. Una cosa es el ser humano Rafael Martos Sánchez Bustos Martínez Bravo y otra cosa es el artista Raphael. El artista no tiene por qué estar comprometido con nada. El ser humano sí".
Raphael. Solo un nombre. Sin apellidos, que no hacen falta. Y con el PH ácido del moderno, del que siempre fue por delante y por eso resiste. Más de 55 años de carrera y encadena giras internacionales —'Loco por cantar' le ha llevado a Francia, Reino Unido y Rusia— con sus vueltas a España —en mayo, abre RESimphónico en Castellón, que cerrará en diciembre en Madrid— en conciertos que reúnen a un público "desde los 12 hasta los 90 años". "El caso mío es digno de estudio, porque yo tengo cinco generaciones de personas que me llenan los estadios todos los días. Hasta mi tía, que tiene 101 años. ¿Cómo? Ese secreto no lo sabe nadie. El público es el que se ha encargado de que sus hijos escuchasen mis discos y viniesen a mis conciertos. Yo siempre estoy con los jóvenes. Todos los amigos de mis hijos son mis amigos. Algo verán. Estoy en el rollo, con ellos", presume.
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