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Juan Gabriel, el gay seductor que triunfó en el país de los machos
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Juan Gabriel, el gay seductor que triunfó en el país de los machos

Se publica 'Lo que se ve no se pregunta', recopilatorio de las mejores necrológicas de 'El divo de Ciudad Juárez'

Foto: Fans de Juan Gabriel en Ciudad de México esperando la llegada de sus cenizas (EFE)
Fans de Juan Gabriel en Ciudad de México esperando la llegada de sus cenizas (EFE)

Hay títulos que lo dicen todo. El de este libro, especialmente, ya que fue la magistral respuesta al periodista que cuestionó a Juan Gabriel sobre su sexualidad. Son siete palabras: 'Lo que se ve no se pregunta'. Alberto Aguilera Valadez (Michoacán, 1950) no fue un activista de los derechos de los gays, pero hizo más por la aceptación social que nadie en su país. "En el álbum de mi memoria familar, retrocedo y encuentro una noche de 1984: era el cumpleaños de mi mamá y para complacerla fuimos todos a ver el show de Juan Gabriel en El Patio. Caras largas del sector varonil de la tribu, que se quejaba del plan; iban para dar gusto a la festejada y nada más. Muy pronto, Juanga los sedujo. Lo recuerdo con traje blanco cantando 'Siempre en mi mente' recostado en el piso. Y para mitad del concierto, todos los hombres estaban ya de pie cante y cante, baile y baile con la servilleta alzada", explica la periodista Adriana Malvido.

Vídeo de 'Se me olvidó otra vez'

Setencientos mil fans ante su tumba

Estos días abundan los artículos sobre lo sádico que fue 2016 al arrebatarnos a artistas icónicos como David Bowie, Prince, Leonard Cohen, Carrie Fisher y George Michael, entre muchos otros. Algunos olvidan incluir a Juan Gabriel, un error que solo puede atribuirse a la ignorancia, la anglofilia radical o el clasismo de negarse a rendir tributo a un ídolo realmente popular. Setecientos mil seguidores desfilaron por el Palacio de Bellas Artes (Ciudad de México) para darle su último adiós. El presidente Barack Obama le dedicó un tuit, destacando que era "uno de los más grandes" (Mariano Rajoy no tuvo ese detalle). También mostraron su pesar por la muerte del músico celebridades tan distintas como el presidente Enrique Peña Nieto, Juanes, Gloria Trevi, Enrique Iglesias, Maluma, Ricky Martin y Carlos Vives.

Foto: Isabel Pantoja. Foto: Gtres
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El momento de mayor gloria institucional de 'El divo de Ciudad Juárez' fue actuar en la cumbre iberoamericana de 1991 ante Juan Carlos I, Fidel Castro, Carlos Andrés Pérez, Joan Manuel Serrat y Felipe González, entre decenas de mandatarios y personalidades. A pesar de todo, su fama en España fue escasa y mediada por las figuras de Rocío Dúrcal e Isabel Pantoja, que interpretaron sus mejores composiciones. Esta "conexión folclórica" le ganó el menosprecio de la crítica musical considerada seria. En realidad, Juan Gabriel podría definirse como una mezcla de Elvis Presley, Armando Manzanero y Freddie Mercury. Quizá con un punto de Morrissey plebeyo. Nada que envidiar a ninguno de ellos.

Vídeo de 'Así fue', con Isabel Pantoja

Rechazo al clasismo

¿Cuál es la anécdota más reveladora de la muerte de Juan Gabriel? Nicolás Alvarado, periodista cultural y director de la cadena de televisión de la Universidad de México (UNAM), tuvo la kamikaze idea criticar a Juan Gabriel poco después de su muerte. "Es uno de los letristas más torpes", opinaba, para luego despreciar sus "lentejuelas nacas", palabra que hace referencia a su escaso nivel sociocultural (equivalente a nuestro "paleto"). La presión popular obligó a Alvarado a renunciar a su cargo, ya que los millones de seguidores de Juan Gabriel (y otros que no lo eran) consideraban incompatible un comentario clasista con ostentar cargos en la universidad pública. ¿Se imaginan al director de la Complutense forzado a dimitir por llamar "chonis" a Camela?

'Costumbres', por Rocío Dúrcal

La historiadora del arte Andrea Tirado explica la intensa conexión de Juan Gabriel con el pueblo. "No siendo neófita en este ambiente, puedo asegurar que nunca había presenciado una entrega tan sincera y tan devota de un artista a su público. Si algo caracterizaba a Juan Gabriel era su amor por sus fans. Dicho amor se traducía en conciertos únicos de más de tres horas de duración, en una hora más de complacencias y/o en obsequiar sesenta minutos adicionales de deleite musical luego del popular 'otra, otra''", afirma. Wenceslao Bruciaga, escritor y periodista, dobla la apuesta: "Sus conciertos bien pudieron ser los precursores del movimiento rave mexicano". Su repertorio trataba problemas universales, desde la muerte de la madre ('Amor eterno') hasta la pobreza extrema ('No tengo dinero'), pasando por las simas el desamor ('Hasta que te conocí'). También de la alegría de ver amanecer cada mañana ('Buenos días, señor sol').

'No tengo dinero', de Juan Gabriel

Sencillo y sincero

En un excelente artículo, el poeta y periodista cultural José Homero reconoce las limitaciones de Juan Gabriel: "Falto de voz, líricamente limitado, formalmente predecible, rabiosamente aficionado en la composición, constreñido al pudor y al lugar común de la moral familiar". ¿Qué ofrecía, entonces, para compensar? Una mezcla de sencillez y sinceridad que el convirtió en "el pedagogo sentimental de al menos cinco generaciones de mexicanos" (y de otros tantos hispanohablantes). Tampoco es tan extraño: "Como bien sabe la historia de la música popular, del blues al rock, del vals al punk, de la cumbia al britpop, importa más la huella social suscitada que su formato, virtuosismo o depuración". Era alguien muy querido entre sus compañeros. En el disco 'Los dúo' (2015), logró reunir a Andrés Calamaro, Isabel Pantoja, Marc Anthony, Vicente Fernández y Laura Pausini, entre otros superventas internacionales.

'Yo te recuerdo', con Marc Anthony

Doblegar a los machitos

El mariachi, arquetipo de hombretón juerguista y conquistador, acabó rindiéndose al poderío de Juan Gabriel. De hecho, lo hizo hasta extremos delirantes: resulta imposible borrar la imagen de media docena de mariachis cantando con entusiasmo el 'Noa-Noa', himno ochentero del divo, donde explica las excelencias de un antro gay de Ciudad Juárez. "Este es un lugar de ambiente/ donde todo es diferente…" Juanga siempre tuvo muy claro que la sutileza era el mejor camino para doblegar al macho mexicano. Lo explica Sabina Berman, autora del polémico biopic de Gloria Trevi, a quién ofrecieron hacer uno del cantante. "Juanga no quería poner en el centro de la narrativa de su vida el conflicto que su mera presencia andrógina creó en el México macho. Me mandó decir que la idea era tocar su diferencia sexual como si nada. Como con indiferencia", recuerda. Nada de confrontación directa: primero una copita, luego una canción y verán como los gallitos se van relajando. Al final, con paciencia y lubricante musical, el cantante "joto" o "maricón" consiguió convertirse en símbolo nacional.

Terminamos con otra frase de Bruciaga: "Alguna vez Charles Bukowski dijo de John Fante que al fin se había topado con un escritor que 'no le tenía miedo a sus sentimientos'. Inocente pobre amigo: Si Bukowski hubiera escuchado a Juan Gabriel cantando con el corazón en la mano se hubiera quedado pendejo". Cuando escuchas a Juan Gabriel, sabes que está sintiendo cada palabra que sale de su boca. Y eso, en la canción popular, es lo máximo a lo que puedes aspirar.

Hay títulos que lo dicen todo. El de este libro, especialmente, ya que fue la magistral respuesta al periodista que cuestionó a Juan Gabriel sobre su sexualidad. Son siete palabras: 'Lo que se ve no se pregunta'. Alberto Aguilera Valadez (Michoacán, 1950) no fue un activista de los derechos de los gays, pero hizo más por la aceptación social que nadie en su país. "En el álbum de mi memoria familar, retrocedo y encuentro una noche de 1984: era el cumpleaños de mi mamá y para complacerla fuimos todos a ver el show de Juan Gabriel en El Patio. Caras largas del sector varonil de la tribu, que se quejaba del plan; iban para dar gusto a la festejada y nada más. Muy pronto, Juanga los sedujo. Lo recuerdo con traje blanco cantando 'Siempre en mi mente' recostado en el piso. Y para mitad del concierto, todos los hombres estaban ya de pie cante y cante, baile y baile con la servilleta alzada", explica la periodista Adriana Malvido.

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