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ejerce ya su influencia sobre algunos sectores

Rabat busca aprovechar los atentados para controlar más a los musulmanes en España

Las autoridades marroquíes han insistido ante Zoido en la ayuda que pueden brindar para formar a los imanes y controlar las mezquitas. Ponerse en manos de Rabat conlleva, sin embargo, varios riesgos

Rezo del viernes en la mezquita de Madrid. (EFE)

Es un tema recurrente que las autoridades marroquíes sacan a relucir cada vez que les visita un político español, pero desde que se produjeron los atentados en Cataluña, se han vuelto más insistentes: hay que controlar mejor las mezquitas y los oratorios en España, y para lograrlo ofrecen su ayuda.

Alfonso Dastis, el ministro de Exteriores, fue, en febrero, el primero en viajar a Rabat tras la formación del nuevo Gobierno en España y ya le trasladaron el mensaje, según fuentes diplomáticas. Juan Ignacio Zoido, el titular de Interior, estuvo este martes en Rabat y su homólogo, Abdeluafi Laftit, volvió a la carga cuando estaban a solas e incluso en público, ante la prensa.

“Los hijos de los emigrantes marroquíes de segunda y tercera generación que nacieron en los países europeos necesitan una atención especial que evite que caigan en las garras del terrorismo”, afirmó Laftit. La necesitan en el marco “de las mezquitas no controladas y de algunos imanes extremistas”, recalcó.

Para el ministro marroquí de Asuntos Islámicos, Ahmed Taoufiq, hay que instaurar “un modelo institucional”, y ese debe ser el “modelo de Marruecos” porque es el más alejado del extremismo, según declaró a la agencia EFE Abdelá Boussef, secretario general del Consejo de Comunidades Marroquíes en el Extranjero (CCME). Este órgano oficial, cuyo secretario tiene rango de ministro, fue creado en 2007 para tutelar desde Rabat la emigración marroquí.

En España hay 1,9 millones de musulmanes —casi el 4% de la población—, según el Observatorio Andalusí, de los que algo más de un millón son marroquíes o de origen marroquí porque han adquirido recientemente la nacionalidad española. Muchos de ellos acuden a las 1.400 mezquitas y, sobre todo, oratorios repartidos por el país, donde ejercen otros tantos imanes, la mayoría mal pagados por las comunidades que les contratan o incluso voluntarios no remunerados y con escasos conocimientos teológicos. Además, solo un pequeño porcentaje habla correctamente el español o el catalán.

Rabat ejerce ya su influencia sobre algunos sectores de su emigración en España. Subvenciona a asociaciones como Ibn Batuta, cuya representante pronunció una alocución al término de la manifestación del sábado en Barcelona, envía a una legión de imanes en Ramadán (mes del ayuno) para predicar, y cuenta con un puñado de clérigos y de presidentes de comunidades islámicas afines. En Ceuta y Melilla, donde los fieles musulmanes son españoles desde hace generaciones, sufraga a casi todas las mezquitas, nombra a los imanes, los remunera y les suministra las líneas generales de sus 'jutbas' (sermones).

Los imanes peregrinos del Ramadán son la parte visible del iceberg. Sumergidos están los agentes de la policía secreta marroquí (DGST) y del servicio secreto (DGED) y su enjambre de confidentes. Persiguen cuatro objetivos en España, entre los que el seguimiento de los nacionalistas rifeños es ahora la prioridad, según un excolaborador del espionaje marroquí. Los otros tres son la detección de los radicales; la vigilancia de las actividades del Frente Polisario y sus simpatizantes, y el rastreo de los conversos al cristianismo que desde el sur de España intentan hacer proselitismo entre los musulmanes.

En España, Marruecos ha elaborado “una estrategia de gran magnitud”, señalaba ya en mayo de 2011 un informe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) enviado por su director, el general Félix Sanz, a tres ministros socialistas. “Su objetivo es extender su influencia e incrementar el control sobre las colonias marroquíes utilizando la excusa de la religión”, subrayaba. Esta supervisión la ejerce, según el CNI, “a través de su embajada y consulados (…), personal afín”, es decir, agentes de la DGED con cobertura diplomática.

Pese a esta infiltración de la emigración, las autoridades de Rabat eluden cualquier responsabilidad por no haber detectado la radicalización de los jóvenes marroquíes de Ripoll que acabaron perpetrando en Cataluña el doble atentado del 17 de agosto con un balance de 16 muertos y 120 heridos. “¿No llamaba la atención la mezquita de Ripoll?”, se preguntaba ante un periodista de EFE el policía Abdelhak Khiam, jefe de la Oficina Central de Investigación Judicial. “¿Los imanes no están controlados?”, añadía incrédulo. “Y yo que creía que tras los atentados de Madrid en 2004 los amigos españoles habían comprendido muchas cosas”, concluía con una cierta dosis de ironía.

Ahora Marruecos quiere aprovechar los atentados de Cataluña para afianzar su influencia. Lo consiguió con Francia, en septiembre de 2016. Pese a ser un Estado laico, suscribió con el Ministerio de Asuntos Islámicos un acuerdo para que algunos de los imanes que predican en sus mezquitas sean formados en el Instituto Mohamed VI de Rabat como lo son cientos de clérigos del África subsahariana. Los responsables marroquíes no disimulan que les gustaría que España siguiera el ejemplo francés.

No todo el campo es, sin embargo, orégano para los escuderos de Marruecos. En España se enfrentan, entre otros, a la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (Feeri), una de las principales corrientes del islam, muy influenciada por Justicia y Espiritualidad, el gran movimiento islamista marroquí antimonárquico y alegal, pero que a veces goza de cierta tolerancia. La Feeri proclama desde los atentados su disposición a colaborar con el Ministerio de Justicia español para reformar el islam.

El debate sobre la formación de los imanes y la tutela espiritual de los musulmanes va a abrirse ahora con fuerza en España. “Es tentador ponerse del todo en manos de Marruecos porque posee experiencia y hará todo lo necesario para colocar a los musulmanes en su órbita y erradicar a los radicales”, reconoce un miembro de la Comisión Asesora de Libertad Religiosa, que depende de Justicia, que prefiere no dar su nombre.

Requisitos para ser imán

Confiar en Marruecos para la supervisión de los musulmanes, además de la lucha contra la inmigración y el terrorismo, conlleva algunos riesgos. El Ministerio de Asuntos Religiosos y los servicios secretos marroquíes trabajan codo con codo. Quedó, por ejemplo, puesto de manifiesto cuando en en noviembre de 2008 en Marrakech irrumpió el jefe del servicio secreto, Yassine Mansouri, en un congreso de imanes afincados en España e Italia organizado por el Ministerio de Asuntos Islámicos. Les aleccionó sobre cómo debían comportarse en sus países de residencia.

En momentos de tensiones bilaterales, los fieles de Rabat pueden llegar a alinearse descaradamente con su mentor. Sucedió, por ejemplo, en diciembre de 2009 cuando la activista saharaui Aminatú Haidar hizo una huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote para poder volver a El Aaiún, de donde había sido expulsada por la policía marroquí. La Feeri, que entonces estaba en manos del oficialismo marroquí, arremetió contra ella y de paso contra las autoridades argelinas, de quienes llegó a insinuar que no eran buenos musulmanes.

Casi al mismo tiempo que se rubricaba el acuerdo entre París y Rabat para la formación de imanes, el Senado francés hacía público, en julio del año pasado, el informe de una comisión compuesta por los dos principales partidos sobre la organización del islam en Francia. “(…) la formación en el extranjero de imanes franceses es un parche a la espera de formar a los imanes en Francia en base a criterios unificados y adaptados al contexto francés”. También apuesta por que los sermones sean en francés y no en árabe, una lengua que muchos jóvenes apenas comprenden. Son probablemente reflexiones que podrían valer para España.

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