Deja de repetir estas 7 frases sobre la crianza de los niños: son falsas

No suele ser muy frecuente que durante los primeros meses de vida de un hijo a los padres les dé por montar un sistema profesional de 'fact-checking'. No sobra mucho tiempo.

Aunque las abuelas siempre son las principales acusadas cuando hablamos de perpetuar falsos mitos sobre la crianza, las afirmaciones llegan de todos lados y las redes sociales y el exceso de información no ayudan demasiado a diferenciar los consejos adecuados de las falsedades que llevan repitiéndose desde hace lustros.

Con el objetivo de ser concreta, dar información de calidad y acabar con buena parte de las leyendas, la pediatra Marta Garín ha publicado 'Cierra la boquita que te vas a resfriar... y otros mitos absurdos de la crianza' (La esfera de los libros). Un libro ordenado a través de un índice muy socorrido en el que la doctora desmonta decenas de frases que cualquier padre primerizo ha escuchado. Este es solo un aperitivo de siete de ellas.

"Que no coma helados cuando está malo de la garganta"

El dulce que vaya a comer cada niño quedará siempre a criterio de los padres, pero desde luego el frío no es un impedimento para que un pequeño se coma un helado cuando está acatarrado. La pediatra asegura que "el frío en sí no nos enferma ni nos empeora si ya estamos malos. De hecho, si tengo la garganta inflamada, el frío, que es un excelente antiinflamatorio, ayudará a mejorar el dolor".

"Si le cortas el pelo le crecerá más fuerte"

No es real. De hecho, cuando los bebés empiezan a perder pelo de algunas zonas concretas de la cabeza entre los 2 y los 4 meses, no es porque es fino y desaparece al apoyar la cabeza siempre al dormir, es porque está en fase telogen. "El pelo va a crecer igual lo cortemos o no, aunque si tu bebé parece el malvado Gargamel porque ha perdido el pelo a trozos y quieres darle un buen pelado, adelante".

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"No come porque le duelen los dientes"

La doctora Garín repite en varios mitos del libro que la erupción dental normal no es dolorosa. "¿Qué ocurre entonces? Que se da una coincidencia en el tiempo de sucesos independientes y tendemos a establecer una relación de causa (los dientes) y las consecuencias (llanto, malas noches) sin que en realidad exista. Aunque los dientes pueden causar una pequeña inflamación de encía e irritabilidad, no causan un dolor intenso que motive un cese de la ingesta".

"Tu leche no le engorda"

Una afirmación muy peligrosa que puede hacer tambalear la voluntad de una madre primeriza de dar el pecho. Garín destaca varios estudios que afirman que, tras el análisis de la leche de muchas madres, ninguna de ellas tenían una composición mala para el bebé. Tampoco la dieta de la madre parece influir en su composición. "Si estás teniendo problemas con la ganancia de peso de tu lactante, mejor examina las tomas, el agarre y la producción, pero no culpes a la composición de tu leche, porque es perfecta para tu bebé".

"Debe ir a la guardería para coger defensas"

Según la experta, desde el punto de vista del pediatra que no quiere que tu hijo enferme, "la guardería cuanto más lejos, mejor. Especialmente el primer año. Cuanto más tarde se enfrente a esa guerra más maduro estará su sistema inmune y el riesgo de padecer una enfermedad grave que requiera ingresos será menor".

"No lo cojas tanto que se acostumbra a los brazos"

Tanto para los recién nacidos como para los bebés en sus primeros de meses de vida, estar encima de su madre es indispensable. Es una necesidad biológica de ambos y favorece la instauración y el mantenimiento de la lactancia. "Tampoco quiere decir que no tengamos derecho a ducharnos o a leer media horita. Somos varios cuidadores y colaboraremos para el bienestar no solo del bebé sino de también de la madre. ¡No te olvides de ti! Lo que más necesita tu bebé es una madre feliz", afirma la pediatra.

"Tiene que aprender a dormirse solo"

Por último, uno de los mayores cuestionamientos que pueden hacerse a padres primerizos. La dependencia a la hora de dormir y el tiempo que pasan seguidos dormidos. La doctora explica en este sentido que el sueño es evolutivo y que, del mismo modo que no pedimos a un bebé de dos meses que hable o camine, no podemos pedir a un bebé que duerma solo y sin contacto. "Algún día dormirá solo, pero de momento no".