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Carlos González: "No, no tienes que enseñar a tu hijo a comer de todo"
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Entrevista

Carlos González: "No, no tienes que enseñar a tu hijo a comer de todo"

El pediatra, autor de nueve libros, se ha convertido en uno de los expertos más reconocidos de nuestro país sobre lactancia materna, crianza y apego

Foto: Carlos González (Imagen: Fundación Caja Canarias)
Carlos González (Imagen: Fundación Caja Canarias)

Hay un pediatra en España que lo sabe todo. O al menos es lo que podría parecer si hiciéramos caso a los centenares de vídeos de Carlos González (Zaragoza, 1960) con millones de reproducciones que inundan TikTok y los Reels de Instagram. La mayoría son extractos de algunas de sus múltiples conferencias, reflexiones breves sobre por qué los castigos no modifican la conducta, por qué no puedes pretender que tu hijo te haga caso sin rechistar o por qué no tiene ningún sentido eso de "no le cojas mucho en brazos que se te acostumbra".

Su protagonista se muestra muy sorprendido por estar en boca de tantos padres que le han conocido gracias al bucle infinito de los algoritmos de las redes sociales. Aclara que él no ha colocado todos esos vídeos ahí, que probablemente estén descontextualizados, que las cosas que de verdad dicen lo que él quiere decir, las que ha mirado con cuidado, son sus libros, y que, en general, estaría mejor aprovechar el tiempo que dedicamos a ver vídeos a estar con nuestros hijos.

PREGUNTA: Pero dígame que usted se ha equivocado con sus hijos alguna vez, por favor.

RESPUESTA: Por supuesto, la mayoría de las cosas útiles que hago me las han enseñado mi esposa y mis hijos.

P: Ha visto pasar varias generaciones de padres criando a sus niños. ¿En qué cree que hemos mejorado más? ¿Hemos empeorado en algo?

R: No tengo ni idea. No tenemos datos concretos y es complicado hablar sobre padres de ahora o padres de antes. ¿Hay menos padres que pegan bofetones a los niños o simplemente antes lo decían orgullosos y ahora la gente sabe que esto está mal visto y entonces ya no lo dicen? No lo sé. Desde luego hay cosas claras que han cambiado, porque antes no existían. Por ejemplo: antes no había padres que intentaban hacer callar al niño que lloraba enseñándole un vídeo en el móvil, que es algo que no está bien. Por otro lado, ahora parece haber más preocupación por la alimentación, pero al mismo tiempo la alimentación de los niños y los adultos parece ser menos sana que nunca en la vida. Es decir, que nos preocupamos mucho por los colorantes y los conservantes y estamos tomando azúcar, sal y ultraprocesados por un tubo. No sé qué cambios son reales y cuáles son de boquilla.

"Cuando un niño de dos años llora a medianoche no te está pidiendo ni una videoconsola, ni un helado. Te pide que vayas y le hagas caso"

P: Afirma que los niños de ahora son los menos consentidos de la historia de la humanidad. ¿A qué se refiere?

R: Es muy cansino escuchar siempre hablar de que ahora los niños están consentidos. A ver, es cierto que los niños de ahora, por desgracia, toman más caramelos, ven más la tele (entre otras cosas porque antes no había tele), tienen más juguetes, (lo que también es una desgracia desde el punto de vista ecológico, porque todo eso es contaminación y cosas inútiles. No es que les haga daño los juguetes, pero en fin, para qué tantos...), pero me molesta que a eso se le llame tener al niño consentido, porque todo eso no es lo que los niños quieren. Al menos no lo que los niños pequeños quieren. Cuando un niño de dos años llora a media noche no te está pidiendo ni una videoconsola, ni un helado, ni ver la tele, te está pidiendo que vayas y le hagas caso. Lo que los niños pequeños piden prácticamente siempre es lo mismo: quieren la proximidad, el cariño y la atención de sus padres, y eso es lo que menos tienen, tiempo de estar con su papá, con su mamá, de que les acaricien y que les cuenten cuentos. Nunca antes habían pasado tantos niños, tantas horas cada día separados de sus padres desde tan pequeños. Yo no pisé una escuela hasta los cinco años, y hoy en día, pues no tengo los datos, pero yo diría que la mayoría de los niños españoles están escolarizados antes de cumplir un año.

P: ¿Y qué podemos hacer para revertirlo?

R: Tendríamos que cambiar nuestra organización. Es decir, en Alemania tienen 14 meses de permiso de paternidad. Dos meses son para la madre, dos meses son para el padre. Y los otros diez meses los reparten como quieren. En Suecia tienen algo similar en cuanto al reparto, pero me parece que el total son unos 20 meses. ¿Cómo puede ser que en España tengamos cuatro meses cada uno? ¿Cómo puede ser que tengamos, hasta donde yo sé, el permiso de maternidad más bajo y más corto de Europa y el permiso de paternidad más largo del mundo?

placeholder Fuente: iStock
Fuente: iStock

P: Se habla mucho de crianza positiva y respetuosa. ¿Hay padres que creen que sí, pero no están criando con respeto a sus hijos?

R: No conozco ninguna definición oficial de crianza respetuosa. Es decir, crianza respetuosa a lo mejor para alguno significa que no le pegas un bofetón, o que no le gritas ni le insultas. Algunos pueden pensar que crianza respetuosa es que si el niño te pide un caramelo, se lo das sin rechistar. Otros pueden pensar que el verdadero respeto es preocuparte de que no tenga caries y decirle que no, que no le des caramelos. De hecho, seguro que hay padres que dicen "yo no hago esas tonterías modernas de respeto" y seguro que lo están haciendo muy bien. Yo hay cosas que recomiendo. Creo que no hay que pegar a los niños, que no hay que gritarles, insultarles o ridiculizarles, que hay que atenderles cuando lloran y que hay que tratarles con cariño.

P: ¿Hacemos caso al pediatra de nuestro centro de salud, que dice una cosa, o al experto que hemos leído nosotros en un libro o en una conferencia, que dice otra diametralmente opuesta? ¿Hay profesionales desfasados? ¿Padres que se creen más listos que su pediatra?

R: Es algo que ocurre en todas las profesiones. Ni todos los pediatras van a decir lo mismo, ni todos los abogados van a decir lo mismo. Unos argumentarán con estudios científicos, otros se lo sacarán de la manga. Para empezar a un médico hay que seguirle en cuestiones de medicina. El pediatra de lo que de verdad sabe es del diagnóstico y del tratamiento de enfermedades infantiles. Entonces puedes preguntarle a tu pediatra qué hay que hacer cuando tu niño tiene fiebre y hay que esperar que te lo diga bien (aunque no todo el mundo lo haga). Lo que no tiene sentido es preguntarle a tu pediatra dónde tiene que dormir tu niño o si hay que cogerle en brazos cuando llora. La mayoría de estas cosas sencillamente no las han estudiado jamás. ¿Y entonces? Bueno, pues algunos te dirán opiniones basadas en prejuicios sociales más o menos extendidos. Es decir, que a lo mejor tu pediatra te da sobre alguna cuestión la misma respuesta que tuviera tu taxista, por ejemplo, y otros te hablarán de libros que han leído, pero no porque sean pediatras, sino porque se han interesado por el tema o por su propia experiencia en el cuidado de sus hijos.

"Hay pocos beneficios y perjuicios importantes en el largo plazo y muchísimos factores que influyen en la vida de tu hijo que no van a depender de ti"

P: Andrea Ros habla de cambiar pasar de hablar de beneficios de la lactancia a hablar de funciones de la lactancia.

R: No se me había ocurrido hablar de funciones, pero desde luego no me gusta para nada hablar de beneficios. En mis libros, por ejemplo, lo pongo como último capítulo y solo para contrarrestar a otros autores, gente que dice "dale biberón porque como tu leche tiene no se qué o tu leche tiene no sé cuántos. Como tú comes demasiados conservantes tu leche no es buena porque también los lleva". No perdona, y aunque eso fuese verdad, tiene otras muchas ventajas que lo compensa de sobra. No me gusta hablar de beneficios, que se usa para otras muchas cosas en general en la crianza. Beneficios del colecho, beneficios de llevar a mi niño en brazos... El único beneficio es el que me daba antes mi banco en la cuenta y ya ni eso. Decir "no le metas en la cama porque se acostumbra" o "no le dejes llorar porque tendrá un trauma de por vida" son cosas igual de absurdas. Hay pocos beneficios y perjuicios importantes en el largo plazo y muchísimos factores que influyen en la vida de tu hijo que no van a depender de ti. Y, en último término, sobre esta obsesión por hablar de de si esto es beneficioso o perjudicial yo creo que se está un poco transmitiendo la idea de que tu hijo te tiene que pagar. Es decir: le doy el pecho y a cambio tiene menos alergias. Le cuento cuentos y a cambio tendrá mejores notas en Lengua de mayor, le cojo en brazos y a cambio será más seguro de sí mismo y no sé qué. No, perdona, mi hijo no me tiene que pagar por haberle cuidado cuando era pequeño. Lo hago gratis. Lo hago porque le quiero.

placeholder Bebé comiendo (Fuente: iStock)
Bebé comiendo (Fuente: iStock)

P: Hace más de 10 años decía en una de sus conferencias que en España se dan a veces unas normas sobre alimentación complementaria obsesivas que rozan la paranoia

R: No todo el mundo las da, por supuesto, pero todavía te encuentras de vez en cuando gente a la que le han dado instrucciones, a veces por escrito de "a las nueve de la mañana 120 ml de leche con no sé cuantas cucharadas de cereales sin gluten, a la una de la tarde 50 gramos de patata con guisantes, todo hervido, a las cinco de la tarde, medio plátano, media pera, media manzana...". De locura. La mayoría de la gente no necesita que un médico o un nutricionista le diga lo que tiene que comer, y, de hecho, no te lo dicen. La poca gente que realmente necesita que un especialista la diga lo que tiene que comer es porque tiene un problema concreto, de obesidad, de colesterol, de hipertensión o de diabetes, e incluso a esa gente se le da unas normas nutricionales genéricas, no exactamente qué fruta tiene que comer. Pero a los padres se les daban unos calendarios, unos horarios estrictos, y como eso era totalmente inaplicable, pues luego tenemos lo de "el niño no me come".

P: Y sobre lo de 'el niño no me come', usted defiende que los padres “no tenemos derecho a obligar a comer a nuestro hijo nunca y por ningún motivo. Que decirle a un niño que tiene que comer es tan absurdo como decirle que tiene que respirar”. ¿Es imposible entonces que un niño tenga un problema de salud por comer poco o nada de las alternativas que le ofrecen sus padres?

R: En un niño sano es imposible. Por supuesto, existe, por ejemplo, la anorexia nerviosa, que, aunque hay cierta preocupación porque se ve en adolescentes cada vez más jóvenes, creo que todavía no ha llegado a los niños de tres o cuatro años ni a los bebés, y en todo caso no se cura así. Es decir, el tratamiento de la anorexia nerviosa, que es una enfermedad muy grave teniendo en cuenta su mortalidad, no es "señora, pues, pues obligue a comer a su hijo a darle el avión con la cuchara y que se lo come todo". No se cura así una anorexia nerviosa. Existen también otros motivos por los que un niño pequeño puede que no coma lo suficiente. Puede tener una infección de orina o puede tener tuberculosis, pero no se va a curar obligándole a comer. Por eso digo que nunca hay que hacerlo, lo cual no significa que nunca haya problemas. Si los hay, lo que hay que hacer es ir al médico para ver cuál es el problema y ponerle solución, y la respuesta nunca va a ser meterle comida en la boca a la fuerza.

P: ¿Dónde colocamos entonces lo de enseñar a nuestros hijos a comer de todo?

R: Es que no hay que hacerlo. Comer de todo nunca ha sido necesario. Nuestros abuelos o bisabuelos no comían de todo. Los que vivían en la costa comían pescado, los que vivían en el interior comían otra cosa y los que tenían trigo comían trigo y los que tenían centeno comían centeno. Esto de que te traigan comida de kilómetros y kilómetros para que pruebes de todo no ha existido nunca. En cada sitio lo que se cultivaba. Además, ahora, esto de comer de todo, además de innecesario, casi es peligroso, porque en los supermercados verás que la mayoría de cosas que están a la venta casi ni merecen el nombre de comida. Es más fácil encontrar un bote de ketchup o de salsa más o menos semi sintética que encontrar tomates de verdad. Si nos fijamos en todos esos productos, habría que enseñar a nuestros hijos, no a comer de todo, si no a no comer de casi nada. Pero eso tampoco se enseña diciendo "¡No tienes que comer estas cosas!". Enseñamos a nuestros hijos a comer cuando ellos ven lo que comemos en casa. Y lo que es absurdo es que a veces se le hacen a los bebés comidas ultra mega súper sanas a los 6, 8 o 10 meses (pechuga de pollo biológica a la plancha sin sal y no se qué), pero luego a ese mismo niño a los 2 o 3 años ya se le va a dar zumitos, refrescos, galletas, bolsas de gusanitos... Para eso no hace falta empezar con tanto cuidado. Yo les digo a los padres que si eso es lo que le van a dar a sus hijos con 4 o 5 años, pueden empezar ya a los 6 meses. A los 30 años no va a haber diferencia entre el que comió mierda 30 años y el que comío mierda 29 pero el primer año le dieron todo sin sal y a la plancha.

placeholder Niño viendo el móvil (Fuente: iStock)
Niño viendo el móvil (Fuente: iStock)

P: ¿Qué hacemos con las pantallas hasta que sean mayores? No parece que nuestros hijos vayan a poder ser menos adictos que sus padres. ¿Las tenemos siempre apagadas para que se enganchen tarde? ¿Las usamos con normalidad por si así no le dan tanta importancia y le prestan menos atención?

R: Sería bueno tenerlas casi siempre apagadas para recuperar nuestra vida, aunque no tengamos hijos. Ahora, si tienen que ser nuestros hijos los que vengan a salvarnos de nuestras adicciones, bienvenido sea. Hace unos años me pidieron dar una conferencia sobre adolescentes y, como no me lo tenía muy preparado, me puse a buscar información sobre el tema. Me encontré con la sorpresa de que está científicamente demostrado que los padres que ven mucho la tele hacen menos caso a sus hijos, hablan menos con ellos, les gritan más y les castigan más. Estaba buscando información para explicar por qué no tienes que dejar a tu hijo adolescente ver tanto la tele y me encontré que sí, pero que también tú mismo, no tu hijo adolescente, tiene que ver menos la tele, y de eso nos olvidamos siempre.

P: Usted es padre y también abuelo. ¿Qué cosas cambian o deberían cambiar de un rol a otro a la hora de cuidar y acompañar a un niño?

Hombre, a ver, ser abuelo es mucho más divertido. Yo siempre digo "ya sabía yo que algún día tener hijos me iba a servir para algo". Los abuelos tienen más experiencia y tienen menos responsabilidad. Algunos abuelos intentarán hacerlo más o menos como lo hicieron como padres y otros, es posible, probable incluso, que hayan dado un giro radical. Muchos padres a veces se quejan de que los abuelos malcrían a los niños. Dicen "es que se los dejo el domingo y luego el lunes están insoportables, porque les dejan hacer de todo, les leen cuentos, están todo el rato pendientes de ellos y luego el lunes no hay quien les aguante". De entrada uno podría decir, ¿y por qué se los dejas un domingo? Ah, porque querías irte al cine. Pues si te los cuidan gratis no te andes quejando. Pero muchas veces en esas quejas de los padres a los abuelos se traslucen hasta celos. No solo se tiene celos de los hermanos, de los padres también. "Es que a mi no me daban chocolate ni me dejaban hacer tantas cosas como ahora".

placeholder Abuelo y nieto (Fuente: iStock)
Abuelo y nieto (Fuente: iStock)

Tenemos que darnos cuenta que muchos de nuestros padres sufrieron toda aquella época de "no cojas al niño en brazos que se malcría", "no le metas en la cama porque no saldrá jamás", "no le hagas caso cuando llora porque es un refuerzo positivo y se convertirá en un llorón"... Intentaron seguir esos consejos absurdos, no los siguieron del todo, por supuesto, porque de tan absurdos eran imposible seguirlos, se sintieron incluso un poco culpables porque te cogieron demasiado en brazos y pensaron que ahora su hijo iba a ser un asesino en serie... El tiempo ha pasado, sus hijos no son asesinos en serie, al contrario, tienen pareja, un oficio, un hijo, una vida más o menos normal, y, de pronto, se dan cuenta de que todo aquello que les dijeron eran estupideces, que desperdiciaron los que debieron haber sido los años más felices de su vida cuidando a sus hijos en un vano intento por cumplir toda una serie de normas absurdas. Y se dan cuenta de que ahora, con los nietos, se les ha dado una segunda oportunidad, que muy probablemente va a ser la última. No quieren volverla a cagar. Entonces es normal que los abuelos nos dediquemos a malcriar a nuestros nietos. Y lo que deberían hacer los padres es, si ese malcriar consiste en que les tienen mucho en brazos, les cuentan muchos cuentos y les hacen mucho caso... intentar imitarles y no esperar a ser abuelos para hacerlo. Y si ese malcriamiento en algunos casos se desliza hacia dejarles mucho rato viendo la tele o darle muchos caramelos, pues intentar reconvertirlos: explicarles que ya sabes que les gusta mucho darle a tus nietos todos los caramelos que no le diste a tus hijos porque no tenían dinero, pero son malos para la salud y lo que tus nietos prefieren es que les cuentes cuentos.

Hay un pediatra en España que lo sabe todo. O al menos es lo que podría parecer si hiciéramos caso a los centenares de vídeos de Carlos González (Zaragoza, 1960) con millones de reproducciones que inundan TikTok y los Reels de Instagram. La mayoría son extractos de algunas de sus múltiples conferencias, reflexiones breves sobre por qué los castigos no modifican la conducta, por qué no puedes pretender que tu hijo te haga caso sin rechistar o por qué no tiene ningún sentido eso de "no le cojas mucho en brazos que se te acostumbra".

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