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Por qué nos hacemos adictos a ingerir cosas que no son comestibles: así es el síndrome de la pica
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PSICOLOGÍA CURIOSA

Por qué nos hacemos adictos a ingerir cosas que no son comestibles: así es el síndrome de la pica

Si de pequeño comías los lápices o gomas de borrar y te ves en tu vida adulta repitiendo conductas parecidas, puede que padezcas de este curioso trastorno. Repasamos algunos estudios sobre el mismo

Foto: La pagofagia o manía de comer hielo, es una de las formas más frecuentes en las que se manifiesta la pica. (iStock/Alina Ustinskikh/EC Diseño)
La pagofagia o manía de comer hielo, es una de las formas más frecuentes en las que se manifiesta la pica. (iStock/Alina Ustinskikh/EC Diseño)

Al pensar en tus años de infancia, seguro que te vienen muchos recuerdos a la mente: olores, imágenes o sonidos, pero también sabores, y no precisamente los más agradables. Por ejemplo, el áspero sabor de la goma de borrar o el amargor profundo del grafito. Al fin y al cabo, son objetos que nos acompañaban a todas horas en nuestra vida cotidiana, por lo que ya sea por la innata curiosidad infantil o por una manía inexplicable, es muy común llevarse cosas a la boca siendo niños.

Esta costumbre no es preocupante, a no ser que perdure en nuestra vida adulta o se reproduzca de manera distinta. En realidad, vicios como el tabaco pueden ser los equivalentes a morder una goma de borrar por nerviosismo. Cualquier tipo de comportamiento errático y reiterativo de nuestra vida adulta tiene su reflejo en la infancia, pero lo cierto es que si eres ya bastante maduro y te da por llevarte cualquier cosa que veas a la boca, hay un síndrome psicológico que reúne estos síntomas, la pica, la cual es la tendencia persistente o manía que te lleva a consumir, ingerir o masticar cosas que no están consideradas como alimentos.

Puede ser un lápiz, un poco de tierra o simplemente un hielo. Podríamos pensar en la pica como un trastorno de tipo compulsivo o como un mero cuadro de ansiedad. Lo cierto es que reúne algunos síntomas, pero no tiene por qué existir esa sintomatología ansiosa. "Una diferencia clave con respecto al resto de trastornos mentales es que la pica generalmente no implica una insatisfacción corporal", asegura Melinda Karth, investigadora sobre psicología en la Universidad de Purdue, en Indiana, en un reciente artículo de The Guardian. Es decir, no tiene por qué venir acompañada de una sensación particularmente negativa.

Tierra de lo más sabrosa

Una de las teorías más aceptadas sobre las posibles causas es que la pica aparece cuando hay una fuerte demanda de ciertos minerales de los que carece nuestro organismo. Puede que, de manera inconsciente o por una razón evolutiva, nuestro cuerpo nos pida llevarnos a la boca ciertos objetos que puedan contener parte de estos minerales. Esta es la teoría de Sera L. Young, profesora de antropología de la Universidad Northwestern en Illinois, quien en el mismo artículo del rotativo británico defiende que materiales como la arcilla se han usado como medicina durante miles de años. "Cientos de especies de animales la ingieren", sostiene. "Cuando ves a loros peruanos arriesgar sus vidas para comer en las colpas de arcilla o a chimpancés cavando en busca de algún tipo particular de este material, hay algo ahí".

Algunas mujeres embarazadas aquejadas de la pica tuvieron 'antojos' solo durante los nueve meses y luego desaparecieron por completo

Aunque pueda parecer una locura, otros estudios sobre la pica muestran teorías parecidas. Concretamente, en uno publicado en la revista Medical Hypotheses relacionaban la ingesta compulsiva de hielo con niveles bajos de hierro en sangre, es decir, en pacientes con anemia. En dicha investigación, los individuos sin anemia reportaron tasas muy bajas de pagofagia (como se le llama a esta conducta específica), un 4%, mientras que en personas con anemia la tasa llegaba al 56%. Los científicos concluyeron que masticar hielo desencadenaba "cambios vasculares que llevan a una profusión cerebral más intensa o más alta, lo que podría resultar en un alivio de los síntomas asociados a la enfermedad".

Al menos, el hielo es agua congelada. Pero en el reciente artículo del rotativo británico abundan los testimonios de gente que se hace literalmente adicta a comer tierra, una sustancia para nada comestible. En el estudio de Young aparecen, además, muchas mujeres embarazadas cuyos antojos distan mucho de los típicos de esta etapa reproductiva. Algunas de ellas tuvieron la pica solo durante los nueve meses y luego desapareció por completo. Lo cierto es que es muy interesante cómo el cuerpo demanda de manera inconsciente y a veces obsesivamente ciertos nutrientes que se encuentran en objetos o elementos naturales, como la tierra o la lluvia, en vez de conformarse o preferir los que están en los alimentos más convencionales.

Al pensar en tus años de infancia, seguro que te vienen muchos recuerdos a la mente: olores, imágenes o sonidos, pero también sabores, y no precisamente los más agradables. Por ejemplo, el áspero sabor de la goma de borrar o el amargor profundo del grafito. Al fin y al cabo, son objetos que nos acompañaban a todas horas en nuestra vida cotidiana, por lo que ya sea por la innata curiosidad infantil o por una manía inexplicable, es muy común llevarse cosas a la boca siendo niños.

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