Cómo fomentar el desarrollo profesional en la empresa para alcanzar la excelencia

La empresa que lleve a cabo con éxito el compromiso de colaborar en el desarrollo profesional de las personas que la conforman, logrará una condición privilegiada en el contexto actual. Por un lado, el conocimiento, habilidades y competencias que incorporen quienes componen la empresa la convertirá en más competitiva, impulsándola hacia una mejor posición para aprovechar las oportunidades que surgen del cambio y facilitando la obtención de mejores resultados.

Por otro lado, la empresa será un lugar más atractivo del que formar parte. Atraerá y fidelizará el talento, impulsando el compromiso. Recientes estudios destacan la posibilidad de crecimiento profesional como elemento de sobresaliente relevancia al decidir si mantenerse o no en un puesto de trabajo. Del mismo modo, resulta trascendental al contemplar una nueva oportunidad laboral.

Quizá deberíamos preguntarnos en qué se concreta el desarrollo profesional. Mi experiencia en el ámbito empresarial me ha llevado a la consideración de que este término tiene diferente significado según para qué personas. Liderar en el entorno empresarial actual, por lo tanto, conlleva manejar esta dimensión tan personal. Comprender cuál es el conjunto de elementos que componen las expectativas de crecimiento personal para cada miembro de un equipo no es baladí. Con frecuencia, se toma como único baremo el crecimiento vertical en la empresa. No se trata solamente de eso y, en ocasiones, ni siquiera estará incluido.

Liderar implica interesarse genuinamente por el otro, por aquel al que se inspira, y por el equipo en su complejidad

En una carrera profesional, las trayectorias pueden ser muy diferentes y el aprendizaje ocurre de muy diversas maneras. La exposición a distintas tareas, relaciones, formación, apertura a la creatividad, retos y desafíos pueden generar crecimiento día a día. Ese aprendizaje, esa necesidad de incorporar nuevas y diversas aptitudes, se manifiesta, además, a lo largo y ancho del entramado empresarial. No se circunscribe a determinados cargos o personas, ni depende de la experiencia acumulada. La realidad nos muestra que los cambios sugieren aprendizaje desde todos los prismas involucrados.

Cada individuo lo analiza de distinta manera, generando sus propias expectativas. La no aceptación y negación de esta necesidad también es una opción personal que en ocasiones tiene lugar, con las consecuencias que lleva aparejadas. Liderar implica interesarse genuinamente por el otro, por aquel al que se inspira, y por el equipo en su complejidad, como destaco en LIDER-A 7 Palancas del liderazgo (Kolima, 2022). Este interés alcanzará actualmente también, entre otras variables, el crecimiento profesional de la persona.

TE PUEDE INTERESAR

El jefe miope o la importancia de impulsar la cultura del compromiso en la empresa

Lourdes Cascón

Liderar supone, además, tener la habilidad comunicativa para que este interés sea percibido como auténtico. Cuando este reconocimiento se da, la frustración se disipa, se genera confianza y se potencia el compromiso. En relación con esta apreciación, las variables que se manifiestan, según mi experiencia profesional, giran en torno a la posibilidad de estar mejor preparado para aprovechar las oportunidades que generan los cambios, la adecuación de los retos a las habilidades e intereses de cada individuo, el sentirse escuchado y apoyado en nuevos desafíos, la presencia de confianza y responsabilidad, la posibilidad de cultivar nuevas relaciones y la visibilidad del proyecto en su conjunto.

Todas ellas forman parte de la base de los entornos en los que se reconoce el liderazgo; se consolida el compromiso con el proyecto y el equipo y se respira confianza e ilusión. Definen equipos a los que se quiere pertenecer, en los que se consigue construir, crecer y obtener mejores resultados. Y esto, ¿cómo se consigue? ¿Cómo obtener el éxito del que hablábamos al principio?

Lo destacable en esta cuestión reside en que el resultado solo será exitoso si cada una de las partes involucradas cumplen con sus responsabilidades. Las tareas y los resultados involucran a ambas. Se requieren aptitudes y actitudes determinadas. Por una parte, el líder, con actitud de apertura, generosidad, humildad e interés real, se acercará para comprender cuál es esa definición personal de desarrollo. Qué es lo que le interesa a cada uno, qué quiere perfeccionar, cuáles son sus expectativas y deseos. Confía en que ese avance individual también puede originar algo mejor a nivel colectivo para la empresa. Procura generar las circunstancias necesarias para que cada persona pueda desarrollarse en aquello que le interesa. Se mantienen conversaciones, se consideran posibilidades, se analiza y desarrolla un plan con acciones a llevar a cabo. En todo este proceso será esencial la aptitud de comunicación empática.

Por otra parte, la responsabilidad de saber cuáles son las propias expectativas en el desarrollo profesional corresponde a cada persona que forma parte del equipo. Conocer sus intereses y reconocer con humildad sus debilidades y fortalezas. Entender cómo estas percepciones propias afectan a su desarrollo. Para qué está preparado y qué necesita. En qué valores se sustenta y qué es importante para él. Puede ser de ayuda un profesional, como por ejemplo un coach. La voluntad de querer aprender y el deseo de mejorar conforman la actitud que impulsa el cambio.

Esto permitirá estar en mejor posición para elegir o aceptar determinados proyectos que se adecúen a las circunstancias de cada individuo, con mayor posibilidad de éxito; así como decidir dónde y cómo ampliar su conocimiento (formación, mentor, experiencias, entre otras). El compromiso con el desarrollo profesional implica, pues, a ambas partes, sugiere actitud y aptitud, y el éxito en su ejecución otorga beneficios en múltiples direcciones.

Lordes Cascón Ansotegui
Consultora. Autora. Conferenciante.