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Anosmia: por qué ya no puedo oler bien (y qué hacer para recuperar el olfato)
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Anosmia: por qué ya no puedo oler bien (y qué hacer para recuperar el olfato)

Aunque el envejecimiento es su causa principal, hay otras muchas razones detrás de su pérdida. El tratamiento adecuado y su éxito dependerán del origen del problema

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Todos recordamos que uno de los síntomas del covid era la pérdida del olfato. De un día para otro, los enfermos se encontraban con la incapacidad para percibir los olores, y esta dificultad podía llegar a durar semanas e incluso meses. Se puso así sobre la mesa el problema que puede suponer para una persona la disfunción olfativa.

En realidad, se trata de un trastorno que puede tener múltiples causas e ir desde una ligera disminución del sentido del olfato (hiposmia) hasta una pérdida completa del mismo (anosmia). Ambas afecciones tienen un profundo impacto en la calidad de vida, ya que no solo afectan a la capacidad de percibir olores agradables, sino a la de detectar sustancias potencialmente nocivas.

Foto: Foto: Freepik.

“Con diferencia, su principal causa, y la menos reconocida, es el avance de la edad —explica el doctor Carlos Ruiz Escudero, jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid—. Mientras que solo entre el 1 y el 2% de los jóvenes se ve afectado, una cuarta parte de los mayores de 55 años y casi dos tercios de los mayores de 80 años tienen el sentido del olfato disminuido”.

A diferencia de la pérdida de visión o de audición, que suele ser evidente para los demás, la merma en la sensibilidad olfativa con la edad suele pasar desapercibida porque se produce gradualmente. El resultado puede ser una disminución del interés por la comida y una pérdida gradual de peso, o una tendencia a condimentar en exceso los alimentos con sal o azúcar, lo que perjudica el control de la hipertensión o la diabetes, problemas habituales en las personas mayores.

Múltiples causas y tratamientos limitados

Pero hay otras muchas posibles causas, aparte de la edad, que explican esta disminución del olfato. Así, el experto indica que “además de las infecciones víricas, como los resfriados y la gripe, se incluyen trastornos de la nariz (por ejemplo, pólipos) o de los senos paranasales y lesiones en la nariz o la cabeza. También medicamentos como los de la presión arterial, los antibióticos, los reductores del colesterol, los antidepresivos y la quimioterapia contra el cáncer o radioterapia de la cabeza y el cuello. La exposición a toxinas como el formaldehído y los pesticidas, el tabaquismo y abuso de alcohol son potenciadores. Finalmente, enfermedades de la tiroides, los riñones, el hígado o el páncreas; y trastornos neurológicos como la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de los cuerpos de Lewy, la esclerosis múltiple y varios tipos de demencia”.

Asimismo, hay que tener en cuenta que la mitad de las personas con diabetes tienen el sentido del olfato y del gusto disminuido, y el 90% de las que padecen la enfermedad de Alzheimer tienen alterada su capacidad olfativa.

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Foto: Freepik.

Dependiendo de la causa del trastorno del olfato, las posibilidades terapéuticas incluyen el tratamiento con descongestionantes nasales, antihistamínicos o antibióticos; la cirugía para extirpar los pólipos nasales; el uso de una solución salina nasal; la corrección de las deficiencias hormonales o nutricionales, y el abandono del tabaco.

“Especialmente difíciles son los derivados de lesiones en la cabeza”, explica el doctor Ruiz, “ya sean leves o graves, que alteran la función de los receptores olfativos del organismo, es decir, las células nerviosas olfativas que se encuentran fuera del cerebro. Estas células captan las moléculas de olor en la parte alta de la nariz y transmiten mensajes al bulbo olfativo del cerebro. Un golpe en la cabeza puede lesionar o desgarrar los nervios olfativos y, aunque las células nerviosas olfativas dañadas pueden regenerarse, no siempre se reconectan correctamente en el cerebro”.

placeholder El doctor Carlos Ruiz Escudero, jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. (Foto: cortesía de Quirónsalud)
El doctor Carlos Ruiz Escudero, jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. (Foto: cortesía de Quirónsalud)

En cuanto al tratamiento para hiposmia por covid, no hay consenso entre los expertos; sin embargo, lo más recomendado suele ser la terapia olfativa y los corticoides nasales.

Consejos para el día a día

Las personas que padecen este tipo de trastorno deberían tomar una serie de precauciones en su día a día:

  • Aunque todo el mundo debería tener detectores de humo que funcionen en sus casas, en el caso de una persona con pérdida olfativa debería disponer de un detector de gas natural o propano, para evitar que una fuga no detectada provoque una explosión.
  • Los alimentos perecederos deben estar fechados, mantenerse refrigerados y desecharse cuando caduquen. Además, puede ser conveniente que una persona con una función olfativa normal los compruebe antes.
  • Hay que asegurarse de que todos los productos de limpieza y de jardinería estén debidamente etiquetados y almacenados separados de los alimentos.
  • Cuando se cocine u hornee, comprobar periódicamente que no se quema nada y poner un temporizador para que suene cuando la comida esté lista.

Todos recordamos que uno de los síntomas del covid era la pérdida del olfato. De un día para otro, los enfermos se encontraban con la incapacidad para percibir los olores, y esta dificultad podía llegar a durar semanas e incluso meses. Se puso así sobre la mesa el problema que puede suponer para una persona la disfunción olfativa.

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