Cómo colgar cuadros sobre el cabecero para que tu habitación parezca otra

Septiembre es siempre mes de cambios, por muy pequeños que resulten. Siempre que llega este momento del año parece apoderarse de nosotros una inercia de búsqueda que entiende la vuelta (al trabajo, al cole, a nuestra casa y nuestro lugar habitual de residencia) como un comienzo.

Para ello, toca emular: un abrigo nuevo, nuevos cuadernos, una nueva actividad que nos entretenga las tardes y, por ejemplo, eso que llamaríamos un cambio de aires en el hogar. No, no se trata de abrir más las ventanas (esperamos que ya lo hagas) sino de reubicar muebles y objetos para que el espacio parezca otro.

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E. Zamorano

Puedes probar con los cojines, con la posición de la mesa de tu salón, tal vez con las plantas o incluso con los cuadros que adornan las habitaciones. Esa estampa o pintura que ya te aburre en el pasillo puede quedar bien sobre tu cama y, de paso, conseguirás el efecto de que al transitar por estas zonas de repente parezcan otras. Pero, ¿cómo colgarlo para que quede perfecto?

¿Te da miedo taladrar?

Si se trata de personalizar tu casa, lo mejor siempre es ponerse creativo: puedes probar a combinar varios. Para ello, antes de pasar a la acción es importante que crees lo que podríamos llamar un boceto, es decir, colocar sobre una superficie plana (bien el suelo o la propia cama) todos ellos hasta que encuentres cómo quedarían mejor.

Esto no es un truco, sino un recordatorio: antes de clavar nada, asegúrate de que la composición queda proporcionada con el suelo y con los muebles

Una vez aclarada la composición elegida, ahora sí, llega el momento del agujero. Pero, ¿te da miedo taladrar y equivocarte? Bueno, en ese caso, siempre puedes tirar de algunos trucos:

Prueba todas las veces que sean necesarias. Esto no es un truco, sino un recordatorio: antes de clavar nada, asegúrate de que la composición queda proporcionada con el suelo y con los muebles, que el espacio también es el correcto entre esta y el techo.

Usar plantillas puede ser el truco definitivo. Basta con que recortes algunos papeles del tamaño de los cuadros y con ellos pruebes sobre la pared cómo quedan. Le serán de gran utilidad a tu ojo. Además, cuando te hayas decidido, puedes aprovechar el mismo papel antes de quitarlo para marcar dónde harás el agujero.

No obstante, si aun así no te agrada del todo la idea de agujerear muchas veces puedes optar por hacerlo solo un par de veces o tres para colocar una repisa en la que poner los cuadros apoyados, sin necesidad de quedar clavados. Esto te permitirá cambiarlos de posición más a menudo.