Este farmacéutico enseña el motivo por el que no todas las pastillas se pueden disolver

Tomar medicamentos no es plato de buen gusto para nadie. A veces, no queda otra, y aun así, hay quien tiene que hacer un esfuerzo casi sobrehumano para que ese jarabe, esos polvos y, sobre todo, esa pastilla pase de su garganta.

En esas, toca hacer malabares para conseguirlo. A menudo, eso significa partir una pastilla que a priori parece imposible o, incluso, tratar por todos los medios de disolverla y que el agua haga su magia. Pero la magia y la ciencia a veces no compenetran bien.

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F. G.

Álvaro Fernández es farmacéutico y, además, divulgador en redes. En uno de sus últimos vídeos para Instagram explica por qué hay pastillas que no se disuelven por más que lo intentemos, y por qué, de hecho, no nos conviene intentarlo tanto.

El problema de querer hacer magia

Lo hace, además, tratando de desmontar algún que otro vídeo viral donde muestran este proceso como algo sencillo y simple, justo lo que parece que necesitamos en esos momentos. Nada más lejos de la realidad, dice Fernández. Ni aunque lo hagas jeringuilla en mano.

Con la pastilla dentro de dicho utensilio, "cogen un poco de agua, a continuación tiran para arriba. Vuelven a soltar y de una se disuelve", dice el experto mientras muestra el supuesto truco a la cámara.

Lo siguiente es echar la mezcla en un vaso con más agua y "listo para tomar". Pero, ¿cuál es el problema de esta "mágica solución"? Como recuerda, que no todas las pastillas se pueden disolver.

La formulación de muchas de ellas vienen preparadas al milímetro para que funcionen enteras, por lo que si las disuelves perderán parte de su eficacia. Es por ello que Fernández recomienda que ante cualquiera de estos casos consultes previamente a un profesional.