Es noticia
Eyaculación precoz: causas (que no habías pensado) y remedios
  1. Alma, Corazón, Vida
ANTICIPAR LA FANTASÍA

Eyaculación precoz: causas (que no habías pensado) y remedios

Existen infinidad de motivos y soluciones para este problema tan acusado entre la población masculina. Hoy vemos otro punto de vista para saber encararlo mejor y ponerle solución

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Cinco minutos y medio. Esta es, más o menos, la duración media de un hombre heterosexual en la cama. A algunos les parecerá poquísimo, pues si lo comparamos con las estrellas pornográficas, capaces de trotar y trotar incansablemente, dura lo que tarda un hielo en deshacerse a cuarenta grados sobre el asfalto. A otros, en cambio, se les antojará como una meta que cumplir, pues al mínimo contacto genital con su pareja sexual ya sienten ese chispazo que avisa de que el orgasmo es inmediato. Sea como sea, la eyaculación precoz es uno de los principales problemas por los que los hombres acuden a consulta sexológica, junto con la disfunción eréctil.

No es para menos. Al final, como admiten los y las profesionales que se dedican a la terapia, la valía de un hombre en la cama es uno de los factores más determinantes para su autoestima. Y durar es importante. Al final, los mecanismos de placer sexual de la mujer son a todas luces más complejos, aunque solo sea porque históricamente se ha prestado nula atención a su disfrute. Por algo, hace unos años empezaron a extenderse imágenes que señalaban con precisión dónde se encontraba el clítoris. Entonces, en ocasiones la parte masculina asume que cuanto más tiempo de penetración, más disfrutará ella. Una conclusión errónea que también viene representada en la pornografía más mainstream y que ha sido refutada por varios estudios que enmarcan el orgasmo clitoriano o mixto como el más común, y no tanto el vaginal.

Foto: Feria erótica en Berlín (EFE Clemens Bilan)

Se ha hablado largo y tendido sobre los mecanismos para atajar la eyaculación precoz. En internet, sin ir más lejos, hay infinidad de páginas webs y artículos con información, así como terapias que prometen resultados cuando no trucos de lo más erróneos o que no encaran el problema desde un punto de vista riguroso y serio. Poco se habla de las posibles causas de fondo, que tienen que ver con el modo en que el hombre percibe su sexualidad y la de sus parejas sexuales femeninas. Estas habrían de buscarse en la cultura, la historia y la genealogía de la sexualidad masculina heterosexual con la que hemos crecido y que impera desde hace siglos con claras connotaciones machistas y sexistas, que frecuentemente acaban derivando en el lied argumental de que "el hombre siempre tiene ganas".

Eyacular pronto no es algo malo de por sí

En primer lugar, la eyaculación precoz no debería verse como un problema biológico o sexológico. Biológico porque desde el punto de vista de la evolución, cuanto menos tarde el hombre en eyacular, mejor. "La selección natural primaba a los individuos que conseguían aparearse con rapidez y eficacia: el que sobrevivía y se reproducía era el que podía eyacular con mucha rapidez", asevera la sexóloga española Ana Lombardía en su libro Hablando con ellos. La sexualidad de los hombres hetero (Oberon, 2022). "Por un lado, estaba menos tiempo expuesto y vulnerable durante el coito. Por otro, no se perdía tiempo en esos menesteres y se podía dedicar a otros que garantizaban la supervivencia inmediata, como la búsqueda de alimentos, la crianza, la protección del hogar...". En definitiva, cuanto más rápido, mejor.

Los hombres piensan en cuestiones relacionadas con el sexo unas 19 veces al día, mientras que las mujeres lo hacen solo unas 10 veces

Por otro lado, desde el punto de vista sexológico, el control de la eyaculación no deja de ser contraproducente; al final, intentar no ceder al orgasmo significa no disfrutar del sexo como uno debería o como a uno el cuerpo le pide. Por tanto, se produce una paradoja: "tienes que pasarlo muy bien, pero no mucho porque si no te pasas de frenada y ella no va a disfrutar", lo que se traduce en relaciones incómodas que no vienen determinadas por el placer sexual mismo, sino por el imperativo de durar más y retrasar todo lo posible ese orgasmo, que no deja de ser el culmen del acto sexual.

Obviamente, en la cama importan ambos deseos, el masculino y el femenino, y en algunos casos la eyaculación masculina es tan inmediata que desbarata todas las posibilidades de llegar a consumar el acto sexual. Pero en casos menores, si tardas menos de esos cinco minutos y medio o solamente un poco más, a veces el hombre tiende a culpabilizarse demasiado, con los consiguientes traumas que conlleva, como por ejemplo evitar a toda costa acostarse con mujeres por miedo a que suceda cuando no hay un problema real subyacente.

Foto: Fuente: iStock

Muchos, por ejemplo, palian esa poca duración saliendo del eje del coitocentrismo, tan imperante en nuestra época. Entonces, suplen esa facilidad de eyaculación por otras alternativas, como el sexo oral o la estimulación genital. En cambio, eso no les exime del problema, como expone Lombardía en algún caso real localizado en su libro de hombres que saben que su pareja disfruta a pesar de que duren poco, pero ello no es óbice para desear que pudieran durar más.

Estímulos por todas partes

Por tanto, habría que profundizar en las causas culturales. Generalmente, y como antes comentábamos, se cree que los hombres heterosexuales siempre tienen ganas. Algo que no es del todo erróneo debido a que el rol sexual recae casi siempre sobre la mujer. Un estudio publicado hace tiempo en la revista Journal of Sex Research demostraba que los hombres piensan en cuestiones relacionadas con el sexo unas 19 veces al día, mientras que las mujeres lo hacen solo unas 10 veces, lo que quiere decir que ellos tienen presente el sexo casi la mitad más que ellas a lo largo de un día. ¿En qué se traduce esto? En una mayor proliferación y continuidad de las fantasías eróticas: a la mujer siempre se le puede sexualizar con lo que sea, en cualquier situación cotidiana, mientras que el hombre está más libre de ser erotizado.

"Los adolescentes empiezan a masturbarse con prisa para terminar lo antes posible y no ser descubiertos. Aprenden a alcanzar el orgasmo rápidamente"

"A los hombres se les enseña a fantasear con facilidad, rapidez, con mucha frecuencia y de forma muy rápida", asevera Lombardía. "Esto hace que se produzca un doble fenómeno cuando llegan a un encuentro sexual en pareja: por un lado, cuando el encuentro se inicia, es probable que estén mucho más receptivos a este que sus parejas, pues llevan todo el día (y toda la vida) recibiendo y autoprovocándose estímulos eróticos que les preparan para ello. Es por eso que muchas veces se dice que los hombres se excitan más rápido que las mujeres, ¡pero no es cierto! No es que se exciten más rápido... ¡Es que han empezado antes!"

El pecado de la masturbación adolescente

Lombardía también achaca el origen de la eyaculación precoz a una cuestión propia de la adolescencia masculina. "Cuando los chavales llegan a la adolescencia, la masturbación se ha convertido en algo que hay que hacer a escondidas y sin que les pillen", observa. "Es algo placentero y de lo que quieren disfrutar pero, a la vez, es motivo de vergüenza. Así, los adolescentes empiezan a masturbarse rápido, con prisa, para terminar lo antes posible y no ser descubiertos. Aprenden a alcanzar el orgasmo rápidamente".

Foto: Foto: iStock.

En este sentido, existe el problema de darle una absoluta importancia al orgasmo, lo que después hace que muchos hombres no puedan controlar su eyaculación o que aparezca más rápido de lo esperado o deseado. Y según la sexóloga, esto se corrige si el hombre ya adulto aprende a darse autoplacer de forma distinta, concediendo más relevancia al disfrute del momento que al deseo de buscar la satisfacción instantánea lo antes posible. "Se trata únicamente de encontrar la clave para convertir la masturbación en algo mucho más divertido y menos mecanizado y rutinario. Para ello, hay que hacerlo de forma diferente a como se hace habitualmente: con la otra mano, con movimientos más suaves y lentos, lubricantes, juguetes... Cuando lo hacemos, la masturbación se vuelve más consciente y plena, nos conectamos más con nuestras sensaciones, prestamos más atención, disfrutamos más... y tenemos más control".

Cinco minutos y medio. Esta es, más o menos, la duración media de un hombre heterosexual en la cama. A algunos les parecerá poquísimo, pues si lo comparamos con las estrellas pornográficas, capaces de trotar y trotar incansablemente, dura lo que tarda un hielo en deshacerse a cuarenta grados sobre el asfalto. A otros, en cambio, se les antojará como una meta que cumplir, pues al mínimo contacto genital con su pareja sexual ya sienten ese chispazo que avisa de que el orgasmo es inmediato. Sea como sea, la eyaculación precoz es uno de los principales problemas por los que los hombres acuden a consulta sexológica, junto con la disfunción eréctil.

Sexualidad Vida sexual Deseo sexual Relaciones de pareja Noadex
El redactor recomienda