La ciencia ha descifrado cómo olía el perfume de Cleopatra

Sabemos muchas cosas de nuestro pasado. Hemos encontrado libros que se escribieron, jeroglíficos, restos de arte, ropa o herramientas. Pero no tenemos ni idea de a qué olía el pasado y sus gentes, cómo eran los perfumes que se usaban en la antigüedad o cómo olían las calles o los el interior de los edificios.

El olfato es uno de nuestros sentidos más importantes. Nos ayuda a conectar con el entorno y a formar recuerdos mediante la asociación de memoria y olor. Sin embargo, cuando vamos a un museo, solo vemos cosas, no podemos oler el pasado. Gracias a los restos de inciensos o aceites, nos podemos ir haciendo una idea de cómo eran los olores de hace miles de años, pero el olor es efímero y requiere de muchos estudios para recrearlo.

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Gracias al proyecto ODEUROPA, financiado por el programa Horizonte 2020 de la UE, un grupo de investigadores pudo centrarse en redescubrir los olores del pasado, mediante la colaboración de historiadores, expertos en inteligencia artificial, químicos y perfumistas. Se estudiaron los residuos biomoleculares imperceptibles que quedan en los quemadores de incienso, las botellas de perfume, las ollas y los frascos de almacenamiento de alimentos.

Uso de la última tecnología

Para ello, se utilizaron técnicas como la cromatografía, un proceso para separar los componentes de una mezcla, y la espectrometría de masas, que puede detectar diferentes compuestos calculando el peso de diferentes moléculas. Las moléculas contienen lípidos (provenientes de grasas, aceites y ceras), que no son solubles en agua y que se encuentran incrustados en diferentes materiales, como las cerámicas de los recipientes empleados como lámparas o para guardar ungüentos.

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Durante los análisis se encontraron restos de productos de origen vegetal como resinas, maderas aromáticas, hierbas, frutas y especias. Los compuestos pueden revelar los ingredientes y el aroma del incienso, los perfumes y los alimentos. Durante la investigación, se intentaron replicar diferentes inciensos y ungüentos para dilucidar cómo olían en su momento.

El perfume mendesiano

Por otra parte, hay un estudio muy específico realizado por la Universidad de Chicago llamado “Eau de Cleopatra”, que trabaja en dilucidar de qué estaba compuesto el perfume que usaba la reina de Egipto. Concretamente, analizan el perfume mendesiano, originario de Mendes, antigua ciudad egipcia. Los romanos llamaban a este perfume como “el egipcio” porque era muy popular.

El procedimiento para crear perfume mendesiano era muy laborioso. Los científicos estudiaron numerosos textos del Antiguo Egipto que relatan recetas de perfumes y fragancias, así como restos de los mismos. Se sabía que el perfume mendesiano tenía una base de aceites y una mezcla de especias y hierbas que se maceraban en caliente durante 10 días y 10 noches.

Los problemas en el proceso

Sin embargo, los científicos sabían que, cuando calientas un aceite durante mucho tiempo, este huele luego a rancio. Sin embargo, siguiendo esa técnica, el mal olor del aceite quedaba neutralizado por la mirra, el cardamomo y la canela. Además, al seguir todo este procedimiento, el perfume tenía una mayor duración.

El objetivo es crear una base de datos de olores con aromas del pasado y actuales

Actualmente, nuestros perfumes usan etanol como base y no aceite, que queda relegado a marcas más naturales. Por su parte, los científicos tienen como objetivo crear una base de datos para “preservar los olores disponibles actualmente para dar a las generaciones futuras una idea de nuestro tiempo y el pasado más reciente”.