Cómo cuidar una orquídea para que tenga flor todos los años

Las orquídeas son plantas exóticas, muy curiosas y variadas. La familia de las Orchidaceae cuenta con más de 25.000 especies diferentes, y son esenciales para el equilibrio de muchos ecosistemas. Las orquídeas se caracterizan por tener hojas verdes y duras, acompañadas de unas raíces aéreas que alimentan a la planta.

Son plantas muy queridas porque, cuando florecen, exponen unas flores hermosas que, dependiendo del tipo de orquídea, son de un color u otro. Los colores más comunes para las orquídeas son el blanco, el rosado, el morado y el amarillo. A pesar de su belleza, no mucha gente se atreve a cuidar una orquídea en casa, por miedo a que se marchite. Sin embargo, aunque el método para cuidar una orquídea es diferente al de una planta normal, no es nada difícil y exige muy poco esfuerzo.

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Lo primero que hay que tener en cuenta es que la orquídea necesita luz abundante, pero no directa, o las raíces se quemarán. Piensa que se trata de una planta tropical que puede vivir sobre los troncos de los árboles, protegida por el follaje. Con que esté al lado de una ventana donde de la luz todo el día es suficiente. Las ventanas orientadas al este y al oeste son sus favoritas.

Temperaturas suaves para tu orquídea

En cuanto a la temperatura, es una planta que aguanta bien las oscilaciones térmicas. Por la mañana, se sentirá en su salsa con temperaturas cálidas, de hasta 27 grados. Por la noche, prefiere temperaturas suaves, entre 13 y 18 grados. Piensa en la orquídea como en una persona, que necesita temperaturas suaves para estar cómoda.

La frecuencia de riego depende de la época del año y de las necesidades de la planta

La forma de regar una orquídea es algo totalmente diferente a la de una planta de interior. Si te fijas, incluso su sustrato es diferente. No se trata de sustrato universal, sino de corteza de pino que permite acumular humedad sin ahogar a la planta. Para regar una orquídea, hay que hacerlo por inmersión. Coloca la maceta en un recipiente y llénalo de agua hasta cubrir todo el cepellón. Deja que absorba agua durante una hora y luego escúrrela. Esto hay que hacerlo cuando el sustrato esté seco.

Te darás cuenta de que a la planta le falta agua porque todas sus raíces se vuelven plateadas o grisáceas. Si esto ocurre con las raíces superiores, pero el sustrato está todavía húmedo en la parte inferior, debes pulverizar las raíces aéreas con un poco de agua. La parte más delicada de la orquídea son las raíces, porque son las que distribuyen todos los nutrientes a tu planta. Estas raíces son aéreas porque toman el sol y el agua directamente del ambiente. Por eso es importante que la maceta de tu orquídea sea transparente o traslúcida, con agujeros para que circule el aire.

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Consigue unas bonitas flores cada año

Por último, para que la orquídea florezca con fuerza cada primavera (dependiendo del tipo de orquídea puede florecer más veces al año), es recomendable usar un fertilizante para orquídeas y emplearlo según las instrucciones. Y, cada dos años, siempre después de la floración, es recomendable trasplantarla a otra maceta más grande, cambiarle el sustrato y retirar las raíces podridas.