Abraza tu soltería: por qué no tener pareja puede ser maravilloso

Hasta ahora, el nuestro no es un mundo para personas solteras. Mientras el relato popular apunta, sorprendido, a un pasado en el que la vida adulta llegaba a edades muy tempranas, y con vida adulta se entendía el casamiento, la convivencia y la llegada de hijos; las leyes, políticas y prácticas que conforman la sociedad actual siguen apoyando explícitamente esa unión entre dos personas: lo vemos a diario en dinámicas especialmente económicas.

Por ejemplo, no tener pareja suele impedir el pago de una vivienda, la compra de algunos productos alimenticios porque se comercializan para consumir entre dos, o la propia concepción de las actividades de ocio y tiempo libre. Este sesgo para la soltería también incluye estereotipos sobre las personas solteras, narrativas deficitarias de sus vidas (mientras las personas con parejas son valoradas y celebradas en el marco social, las personas solteras a menudo son devaluadas y marginadas).

TE PUEDE INTERESAR

'El paraíso de las solteras': las mujeres que compraron sus propias islas para disfrutar juntas

Carmen Macías

Crecemos abordados por una cultura de la pareja desde que somos pequeños, y llegada la etapa entre los 20 y 30 años, el asunto empieza a teñir nuestra autoestima. Es algo tan habitual que ya recibe un nombre: 'anuptafobia'. Como ocurre con otras fobias, la persona que padece esta siente un miedo desproporcionado en el día a día a estar solo en la vida, aunque esta no suponga un peligro real.

Así nacen los privilegios afectivos

Como escriben en el artículo Affective intensities of single life, publicado en la revista Sociology, los académicos finlandeses Marjo Kolehmainen, Annukka Lahti y Anu Kinnunen, las narrativas deficitarias de la soltería generan una forma de marginación silenciada que da forma a muchas vidas desde el plano emocional y contribuye a la conformación de "desigualdades afectivas y privilegios afectivos".

Aparecen así pensamientos del tipo: "nadie me quiere porque soy feo", "no soy capaz de encontrar a una persona afín", "no merezco pareja"... Todo ello se retroalimenta de una realidad material que, como decimos, les mantiene fuera del plano en el que se construye la adultez.

Con esto, caemos en la trampa sistemática de hacer de nuestra vida sentimental un escaparate por temporada, nunca vacío, siempre con sus mejores ofrecimientos. Nos volvemos a nosotros mismos maniquíes del amor porque la presión puede con nuestra propia capacidad de decisión. Así que déjanos decirte que, pese a todo, la soltería ofrece numerosas ventajas. Solo detente y disfruta:

Vivir sin una pareja romántica

Para empezar, las personas que conviven con parejas, están casadas (y si a eso le añades hijos) aún tienden a desarrollarse en un camino de vida con hitos convencionales donde las cosas quedan más o menos pre-escritas.

Mientras tanto, vivir sin una pareja romántica que conforme el centro de tu vida (y, en este caso, sin hijos), ofrece la libertad de diseñar tu propio camino que, recuerda, no depende de nadie y en el que, recuerda también, puede aparecer alguien o no. Aunque parezca desalentador para algunos, puede ser emocionante para quienes buscan, tan solo, disfrutar de la vida.

Por supuesto, como recuerda la psicóloga experta en el tratamiento de la soltería Bella DePaulo en Psychology Today, "una de las alegrías de la soltería es la libertad de no sentirse obligado a tener relaciones sexuales cuando verdaderamente no apetecen, o incluso tener que mantener un tipo de sexo ante la posibilidad de que esto caiga en la monotonía. Del mismo modo, muchas personas solteras que aprenden a no estar tan interesadas en el sexo disfrutan de la libertad misma de fundamentarse en base a él".

Por si con lo dicho no basta para que empieces el año abrazando tu soltería, otro aspecto destacado es la profundidad emocional que solo puede ofrecerte la soledad: "En mi estudio con personas que habían decidido mantenerse solteras en ese momento, descubrí que casi todas amaban su soledad. No puedes asustarlas diciéndoles que van a terminar pasando mucho tiempo solas o que van a convertirse en personas solitarias; disfrutan el tiempo que tienen para sí mismas y rara vez se sienten solas". El tiempo a solas, pese a lo que el estigma haya construido a su costa, puede ser relajante y calmante y, sobre todo, una oportunidad para profundizar, acceder a las emociones y pensar en lo que realmente quieres de tu vida.