Sobrevive dos semanas perdido en el desierto comiendo solo sopa de tomate

Salir a dar un paseo puede convertirse en la peor decisión de toda una vida. Y si no, que se lo pregunten a un senderista norteamericano llamado Eric, que ha estado a punto de morir tras perderse durante dos semanas en el desierto del sur de California. La suerte quiso que una pareja lo encontrara justo a tiempo y llamara a los servicios de emergencia, que lo rescataron en pésimas condiciones.

Todo comenzó a mediados del pasado mes de noviembre, cuando Eric salió a caminar por el desierto del sur de California, en una zona que linda con el Parque Nacional de San Bernardino. El senderista se perdió y no pudo pedir ayuda, ya que no tenía teléfono móvil. Así que trató de volver a su ruta, pero lo empeoró todo, y se pasó 15 días perdido hasta que una pareja lo encontró por casualidad.

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El Confidencial

El 25 de noviembre, Allison Scott y su novio salieron de acampada. Iban a una zona entre Big Bear Lake y Angelus Oaks, muy conocida por los senderistas, cuando de repente escucharon algo. Había pasado un avión volando bajo y comenzaron a oír gritos de alguien pidiendo ayuda. Se pusieron a buscar por los alrededores y encontraron a Eric, en condiciones lamentables.

Una lata de salsa de tomate

Cuando dieron con Eric se encontraron con una persona en condiciones lamentables. Tenía los pies muy hinchados y con infecciones, por lo que no dudaron en llamar a emergencias para pedir ayuda. Pocos minutos después, los servicios de rescate llegaban hasta el lugar en helicóptero y se hacían cargo del senderista, que reconoce que pensó que no iba a salir de ésta.

Confesó que solo tenía una lata de sopa de tomate que fue comiendo poco a poco

Allison Scott ha contado a la cadena de televisión ABC7 lo que Eric le confesó: solo tenía una lata de sopa de tomate que fue comiendo poco a poco durante estos 15 días perdido. Eso fue lo que le salvó de una muerte segura perdido en un desierto. Ahora, una vez que se recupere, se lo pensará dos veces antes de volver a salir sin un teléfono móvil desde el que poder pedir ayuda.

Eric vive en Oceanside, una ciudad costera de 180.000 habitantes a medio camino entre Los Ángeles y San Diego. Ha prometido invitar a cenar a la pareja que le salvó la vida cuando le encontró, aunque lo mejor de todo es que los médicos que le trataron han confirmado que no sufre lesiones graves. Todo un milagro antes de Navidad.