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El único hombre que luchó al lado de los soviéticos, los nazis y los japoneses
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UNA HISTORIA DE PELÍCULA

El único hombre que luchó al lado de los soviéticos, los nazis y los japoneses

Yang Kyoungjong nació en Corea del Sur y acabó viviendo en Illinois. Entre medias, terminó alistándose en bandos rivales de las distintas potencias de la Segunda Guerra Mundial

Foto: Tropas soviéticas, en la batalla de Jaljin Gol. (Wikipedia)
Tropas soviéticas, en la batalla de Jaljin Gol. (Wikipedia)

Nació el 3 de marzo de 1920 en la ciudad de Shin Euijoo, en Corea del Sur, cuando dicho país asiático estaba gobernado todavía por Japón. La biografía de Yang Kyoungjong es sin duda una de las más memorables de todo el siglo XX. La mayoría de las personas de aquella época nacieron en un lugar determinado y allí se quedaron. Otros, como él, partieron a luchar al frente en nombre de alguno de los muchos bandos que se disputaban el mundo en las décadas más aciagas de la historia de la humanidad. La mayoría morían en trincheras o campos de concentración pasados unos meses y nunca volvían a sus países de origen. Pero este coreano, acostumbrado a la batalla como ningún otro, llegó a cruzar todos los continentes y sobrevivir a infinidad de circunstancias.

Su periplo comenzó cuando cumplió la mayoría de edad y fue reclutado por el Ejército japonés de Kwantung para luchar contra la Unión Soviética. El 11 de mayo de 1939 los mongoles entran en el territorio de Manchuria en busca de forraje para sus caballos y se encuentran con las fuerzas de caballería de Manchukuo, entre cuyas filas se encuentra Kyoungjong, como relatan desde la web Historias de la Segunda Guerra Mundial. Son obligados a retroceder, pero al cabo de varios días y tras enviar más efectivos, los soviéticos finalmente se hacen con el territorio en la batalla de Jaljin Gol y derrotan a los japoneses, quienes reconocerían este acontecimiento por el nombre de incidente de Nomonhan.

Kyoungjong es enviado a la península de Cotentin, en Normandía, no muy lejos de la playa donde desembarcará el Ejército estadounidense

Es cuando el joven Kyoungjong es por primera vez capturado y enviado a un campo de trabajos forzados. Apenas pasaría poco más de un año habitando en las duras condiciones de los gulags siberianos, ya que en 1942 la Alemania nazi amplía sus pretensiones de controlar Europa del Este y emprende la guerra contra la Unión Soviética. Como los rusos necesitaban desesperadamente almas que llevar al ejército, mandan al coreano en un largo viaje desde las frías estepas siberianas del norte a luchar a territorio ucraniano, en la batalla de Járkov, donde es detenido por las fuerzas de Hitler en 1943.

Varios cambios de bando

Como no puede volver debido a las órdenes de Stalin de ejecutar a todo soldado que deserte o sea capturado por los alemanes, decide alistarse en el bloque de la Ostbatalion, formada por soldados del Ejército ruso y de otras nacionales, con quienes partirá a luchar a la Francia ocupada. Curiosamente, Kyoungjong es enviado a la península de Cotentin, en Normandía, no muy lejos de la playa donde desembarcará el Ejército estadounidense. La historia estaba de nuevo de su parte, ya que durante el Día D es capturado por las fuerzas de Estados Unidos.

"Se mantiene como el icono más sorprendente de la impotencia de la mayoría de los mortales frente a lo que eran fuerzas abrumadoras"

En el libro Día D, 6 de junio de 1944: la batalla culminante de la Segunda Guerra Mundial, escrito por el historiador Stephen E. Ambrose, el autor habla de una entrevista con el teniente coronel Robert Brewer, del batallón paracaidista, quien menciona haber capturado a cuatro coreanos con uniformes de la Wehrmacht. "Parece que habían sido reclutados por el ejército japonés en 1938, luego por el Ejército Rojo en las batallas fronterizas con Japón y más tarde por la Wehrmacht en diciembre de 1941 en las afueras de Moscú, obligados a ingresar en el Ejército alemán y enviados a Francia".

Resulta llamativo que Kyoungjong es el único de esos cuatro del que se conoce su historia, pues a pesar de ser trasladado a Gran Bretaña como prisionero y más tarde a Estados Unidos, donde finalmente viviría una vida tranquila en Illinois hasta el final de sus días, el libro de Ambrose fue publicado en 1994, dos años después de su muerte, cuando el resto del mundo conoció su historia.

Foto: Muchachos de los suburbios de Kuala Lumpur durante la Emergencia Malaya en el proceso de descolonización de Reino Unido. (UK Imperial War Museum)

Sin embargo, como sucede con tantos otros personajes de esta época turbulenta, existen muchas dudas sobre la verdadera existencia de Yang Kyoungjong. Hay fuentes que aseguran que en realidad nunca existió y dicho soldado no luchó en los tres bandos de la Segunda Guerra Mundial. Algunas especulaciones apuntan a que su verdadera nacionalidad era georgiana. Lo cierto es que se hizo tan famosa su historia que fue llevada a la gran pantalla en 2011 con la película My Way ,del coreano Kang Je-gyu.

En 2012, uno de los historiadores más reputados del mundo comenzó y acabó su libro con su historia. En La Segunda Guerra Mundial, Antony Beevor habla del periplo de Kyoungjong para hablar del concepto unamuniano de intrahistoria, es decir, personajes anónimos que marcaron pequeñas diferencias en su tiempo. "Quizá, Yang se mantiene como el icono más sorprendente de la impotencia de la mayoría de los mortales frente a lo que en su día eran fuerzas históricas abrumadoras", escribió, en declaraciones recogidas por National Post. A pesar de no estar demostrada al cien por cien la veracidad de su historia, su figura sobrevive al paso del tiempo como la de una persona que solo luchaba por sobrevivir y, sin querer, por fortuna o maldición, acabó recorriendo el mundo entero pasando inmensas penurias para finalmente llevar una vida tranquila y feliz.

Nació el 3 de marzo de 1920 en la ciudad de Shin Euijoo, en Corea del Sur, cuando dicho país asiático estaba gobernado todavía por Japón. La biografía de Yang Kyoungjong es sin duda una de las más memorables de todo el siglo XX. La mayoría de las personas de aquella época nacieron en un lugar determinado y allí se quedaron. Otros, como él, partieron a luchar al frente en nombre de alguno de los muchos bandos que se disputaban el mundo en las décadas más aciagas de la historia de la humanidad. La mayoría morían en trincheras o campos de concentración pasados unos meses y nunca volvían a sus países de origen. Pero este coreano, acostumbrado a la batalla como ningún otro, llegó a cruzar todos los continentes y sobrevivir a infinidad de circunstancias.

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