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El 'burnout' del autocuidado: cuando el bienestar se convierte (también) en una competición
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¿UNA NUEVA RELIGIÓN?

El 'burnout' del autocuidado: cuando el bienestar se convierte (también) en una competición

En los últimos meses, ha surgido una gran respuesta a todos los predicados del mundo de la autoayuda y en defensa de la insatisfacción. Aquí van una serie de propuestas

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Dentro de todas las grandes paradojas que pueblan nuestra cultura, hay una que entra dentro de esa perspectiva que ha despuntado en los últimos años y se ha erigido contra los libros de autoayuda y los grandes gurús del bienestar. ¿Se puede estar quemado de aquello que supuestamente te ayuda a no estar quemado? Al igual que aquellos que no dejan de ver relaciones tóxicas por todas partes y nunca se han mirado al espejo para hacer una autocrítica, también están aquellos que, de tanto predicar una vida mentalmente sana gracias a terapias de autocuidado, acaban sumidos en una espiral de obsesión por evitar pensamientos intrusivos negativos, una nueva recaída en los vicios que dejaron atrás o mantener una risa estoica frente a todo lo malo de su vida.

A fin de cuentas, en la era de los filtros, las sonrisas inagotables y los viajes exóticos con gente increíble, una mueca de insatisfacción o una buena dosis de imperfección pueden llegar a resultar algún día un gesto irreverente, revolucionario. Por ello se ha montado una contraofensiva hacia el chorro de contenidos 'stay positive' cuyo núcleo son redes sociales como Instagram, donde todo el mundo encuentra segundas oportunidades amorosas, planes perfectos con los que matar el tedio cotidiano en una tarde de martes o rutinas implacables contra el sobrepeso y la autorrealización. Nadie está ni se siente solo en estas plataformas, y si lo está es porque está descubriéndose a sí mismo o indagando en su 'yo' interior.

"Cuanto más abrumados y agotados nos sentimos, más nos debemos a nosotros mismos esa búsqueda del "bienestar"

Hablamos de una contraofensiva intelectual contra los preceptos de la búsqueda de la felicidad y el autocuidado, que por desgracia parecen ir unidos. Libros como 'Una biografía de la soledad' (Alianza Editorial), de Fay Bound Alberti, profesora de Historia Moderna en la Universidad de Nueva York, quien además de hacer un recorrido histórico de este sentimiento (estableciendo la tesis de que la soledad nace con la modernidad y tiene distintos sesgos de raza, género o clase social), también tiene capítulos en los que habla de "tristagram", así como de la sensación de abandono o FOMO en redes sociales.

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Quizá el libro que más vehemente se erige contra los preceptos del pensamiento positivo es 'Manifiesto contra la autoayuda' (Cúpula) de Marian Donner, publicado el año pasado. Aunque no tenga que ver directamente con el autocuidado, sino más bien con ser un 'descuidado', la autora rememora episodios catárticos de su vida personal con ideas de pensadores como Mark Fisher o Byung-Chul-Han para cantarle a la imperfección. Una oda a los vicios, a las partes más molestas de nosotros mismos, a lo escatológico de nuestros cuerpos... Una bomba de relojería que invierte los principios de la autoayuda de una manera directa y hostil.

"Lo que se suponía que nos ayudaría a curarnos se convirtió en una obligación"

"Cuanto más abrumados y agotados nos sentimos, más nos debemos a nosotros mismos esa búsqueda del "bienestar". Quien pronuncia estas palabras no es ninguna de estas dos autoras, sino la periodista de 'The Atlantic' Sophie Gilbert y finalista a un premio Pulitzer, en un artículo en el que precisamente carga contra las máximas del autocuidado que inundan nuestra vida cotidiana, especialmente en el 'feed' de redes sociales. "Cuantas más cargas acumulamos (niños, padres que envejecen, préstamos estudiantiles, hipotecas, trastornos de ansiedad, problemas de espalda, kilos de más...) más nos instamos a 'estar bien' mediante un esfuerzo aún mayor: tirar nuestros envases de plástico, eliminar las lectinas de nuestra dieta, practicando la atención plena, aprendiendo sobre toxinas...".

Gilbert se hace eco de un nuevo libro que añadir a esta corriente que delimita los contornos de la sociedad del cansancio, esta vez desde el prisma del imperativo categórico que se ha aposentado bajo el término "bienestar". 'The Gospel of Wellness: Gyms, Gurus, Goop and the False Promise of Self-Care' (algo así como "El evangelio del bienestar"), el nuevo libro de la escritora Rina Raphael, habla de esa presión constante por establecer rutinas de autocuidado, eliminar las sustancias y agentes tóxicos (de todo tipo, también humanos) de nuestra vida, fomentar la concentración y competir en el mercado de los cuerpos y los estilos de vida saludables. Una obsesión que, según ellas, comenzó en los albores de la pandemia, entre tantas clases de 'fitness' por YouTube y mensajes de "Todo va a salir bien".

Foto: ¡Sé feliz, sé positivo, todo es posible si lo intentas!

"En algún punto del camino, lo que se suponía que nos ayudaría a curarnos se convirtió en una obligación", sostiene Gilbert. "Y el estrés generado por la pandemia de coronavirus solo exacerbó lo que ya estaba sucediendo: el envenenamiento lento e inmensamente lucrativo de algo que se suponía que era una cura". Un detalle que no se puede menospreciar es que la mayor parte de estos libros contra la autoayuda y el bienestar están escritos por mujeres. No en vano, esta industria tiene sesgo de género; los cánones de belleza que antes se aplicaban con dureza frente a este colectivo ahora han transmutado en una presión constante por estar siempre perfecta, reluciente, alegre y decidida, feliz. "Ser mujer hoy es ser comandante militar de diligencias inquebrantables", asegura Raphael por su parte. Sobre todo aquellas que de pronto tuvieron hijos en los últimos años, como ella.

El ansia de control

Uno de los efectos de la pandemia y de las cuarentenas es hacer florecer en el individuo una necesidad de controlar todo lo que le rodea, puesto que nos enfrentábamos a un mal tan incontrolable como la propagación de un virus. Y, precisamente, la industria del bienestar se ha ensanchado y diversificado tanto que ahora mismo esa necesidad aparece en cualquier momento o actitud. De manera constante, "el bienestar pone en el consumidor la responsabilidad de compensar lo que la sociedad moderna no puede o no quiere proporcionar, extendiendo la ilusión de control", remarca Gilbert. "El bienestar moderno, en esencia, es un círculo vicioso autosuficiente de consumo aspiracional".

Vivir siempre pendiente de evitar lo negativo hace que paradójicamente vivas en lo negativo

En España, recientemente se ha publicado el libro 'Malestamos' (Capitán Swing), de Javier Padilla y Marta Carmona, cuyo mismo título ya alude a una inversión terminológica de 'bienestar' y que se centra en la patologización y privatización de la salud mental en la sociedad, haciendo al individuo responsable de sus problemas de ansiedad o de depresión. Los autores piden, en lugar de más fármacos y terapias psicológicas, que se ponga el acento en aumentar los derechos de subsistencia de las personas, intervenir el trabajo precario y, en general, mejorar la calidad de vida de la gente, apostando por la imaginación y posterior construcción de un futuro colectivo basado en avances democráticos.

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Por último, evidentemente habría que redefinir lo que significa "autocuidado", sin asociarlo tampoco necesariamente a la industria de la autoayuda. El autocuidado puede ser una rutina, un hábito o un mecanismo para afrontar del estrés cotidiano que depende de cada persona. Por ello, tampoco convendría englobarlo solamente bajo una serie de publicaciones en redes sociales o una tendencia social que aspira de manera obsesiva a la eliminación de cualquier elemento tóxico en nuestra vida o que pueda dañarnos a corto y largo plazo. Pero, en cualquier caso, vivir siempre pendiente de evitar lo negativo hace que paradójicamente veas todo negativo. Aquí puede aplicarse un refrán para todo aquel personaje que hace todo bien, tiene intacta su vida psicológica y personal, pone freno a todos los pensamientos negativos con mil tácticas que está deseando comunicar al mundo y mantiene un círculo íntimo envidiable: "dime de lo que presumes y te diré de lo que careces".

Dentro de todas las grandes paradojas que pueblan nuestra cultura, hay una que entra dentro de esa perspectiva que ha despuntado en los últimos años y se ha erigido contra los libros de autoayuda y los grandes gurús del bienestar. ¿Se puede estar quemado de aquello que supuestamente te ayuda a no estar quemado? Al igual que aquellos que no dejan de ver relaciones tóxicas por todas partes y nunca se han mirado al espejo para hacer una autocrítica, también están aquellos que, de tanto predicar una vida mentalmente sana gracias a terapias de autocuidado, acaban sumidos en una espiral de obsesión por evitar pensamientos intrusivos negativos, una nueva recaída en los vicios que dejaron atrás o mantener una risa estoica frente a todo lo malo de su vida.

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