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Esta mujer pasó un año viviendo según los libros de autoayuda, y esto es lo que aprendió
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ENCUENTRO CON MARIANNE POWER

Esta mujer pasó un año viviendo según los libros de autoayuda, y esto es lo que aprendió

A los 36 años, una crisis de mediana edad la empujó a seguir a rajatabla los consejos de estos volúmenes. Hablamos con la periodista inglesa, que acaba de contarlo en 'Help Me!'

Foto: Foto: Mat Smith Photography.
Foto: Mat Smith Photography.

Caminar sobre ascuas ardiendo a petición de un gurú que gana cientos de miles de dólares al año. Desenfundar la pluma para escribirle una carta a tu ángel de la guarda. Desnudarse ante un puñado de estudiantes de arte para mostrarte como modelo. Lanzarte a hacer monólogos aunque te dé pánico hablar en público. Acercarse en el metro a un desconocido para ligar con él. Y luego a otro, a otro, y a otro. Esta es la clase de cosas que uno debe hacer cuando ha decidido vivir un año entero bajo los consejos de los libros de autoayuda.

Eso es exactamente lo que hizo la periodista inglesa Marianne Power hace unos años, cuando, en plena crisis vital, decidió dar un vuelco a su vida. Algo –o, mejor dicho, unas cuantas cosas– estaba fallando, así que se preguntó si buscaba en las páginas de 12 libros la inspiración para cambiar de vida. Y lo consiguió, pero no como pensaba. “Al final del año no obtuve lo que esperaba conseguir al principio, pero sí lo que necesitaba, que era saber que ya estaba bien tal y como era”, explica a El Confidencial aprovechando su visita a España, donde acaba de publicarse 'Help Me!' (Grijalbo), la novela autobiográfica inspirada por ese año de vida de pensamiento positivo.

En el proceso, quedó deprimida, arruinada y perdió el contacto con sus amigos. “Había pasado un año pensando solo en mí misma, y eso es demasiado”

“Empecé pensando que necesitaba cambiarlo todo en mi vida, y al final no cambié muchas cosas”, prosigue. El proceso fue a ratos doloroso y a ratos euforizante, pero el balance fue positivo. De ahí que, a pesar de los malos momentos, de los instantes absurdos y de las frustraciones, no se haya convertido en una detractora de la autoayuda. “Hay mucha sabiduría en los libros, y sigo leyéndolos, pero no con la misma desesperación que antes”. Si algo demuestra 'Help Me!', es que hay de todo en la viña de los gurús: desde el peligroso misticismo de 'El secreto' de Rhonda Byrne o 'Respuestas angelicales' de Doreen Virtue hasta el pragmatismo de 'Dinero: una historia de amor' de Kate Northrup pasando por el que fue la gran revelación para Power, 'El poder del ahora' (valga la redundancia) de Eckhart Tolle.

Power llegó a tocar fondo en mitad del proceso, deprimida, arruinada y habiendo perdido el contacto con las personas a las que más quería. “Me había pasado un año entero pensando en mí misma, y eso es demasiado”, explica. Su mejor amiga –o, quizá, simplemente, la única persona que la aguantaba– era una mujer fanática de la autoayuda que viajaba por todo el mundo para escuchar las charlas de los gurús. “Autoanalizarse y examinarse está bien, pero demasiado, como hice yo, no es saludable”. No solo eso, sino que gastó una cantidad absurda de dinero. “Es un negocio muy exitoso, mueve unos 11.000 millones de dólares, la gente se hace rica con nuestras inseguridades, y otros se endeudan para comprar libros y cursos”, recuerda.

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Help Me! Marianne Power

Lo más importante que aprendió, tras casi un año y medio –sí, hizo un poco de trampa– fue aceptar “que estoy bien, que no me pasa nada y que no hay nadie que sea perfecto todos los días de su vida”. La exigencia por ser felices y exitosos nos lleva a pensar que un mal día es una tragedia, cuando es una norma para la mayoría de gente. “Además, descubrí que debía hablar de forma honesta con la gente a mi alrededor sobre cómo me siento”. Nada de responder “¡muy bien!” si te preguntan cómo estás y has pasado la mañana llorando: “Así la gente puede ayudarse y reírse, y tener ese sentimiento de 'a mí también me pasa'”.

La complacencia de Power puede resultar enervante para el lector –en serio, ¿cómo puede alguien tener una deuda de más de 15.000 libras y no saberlo?– y contrasta con la voz de la conciencia de su madre, el centro moral del relato. “Tenía siete hermanos y se crio en una granja en Irlanda”, relata. “No tenía tiempo para pensar en sí misma, simplemente se levantaba y hacía lo que tocaba cada día. Mi madre se pasó la vida cuidando de los demás; su hija, en cambio, se pasa todo el día pensando en sí misma”. ¿La generación malcriada que ha tenido que rebajar sus expectativas? “Quería tener éxito, la apariencia de una supermodelo, ser rica y feliz, y la decepción era constante. Deberíamos centrarnos en tener expectativas más razonables y disfrutar de las pequeñas cosas”.

Cómo deprimirte intentando ser feliz

El libro ha sido frecuentemente comparado con 'El diario de Bridget Jones', en parte porque ambos comparten en primera persona las tribulaciones de una treintañera británica a lo largo de un año de su vida, en parte porque ambas han sido editadas por Picador. Una ruta alternativa al éxito que decidió descartar tras cumplir los 30. “A los 20, estaba muy decidida a triunfar, pensaba que era lo que tocaba”, explica. “Imaginaba que el día que tuviera éxito me sentiría estupenda, pero no fue así”. Decidió convertirse en 'freelance' para tener más tiempo libre y eso fue peor aún, porque le obligó a enfrentarse a muchas cosas de su ámbito de la vida privada.

Tener éxito, ser rico o tener pareja no nos hace felices. A veces basta con el contacto humano y tener tiempo para relajarte y amar

Ese hastío, unido a que la vida de sus amigos más cercanos se había sumergido en el triángulo de las Bermudas hipoteca-matrimonio-hijos, le condujo a devorar libros sobre crecimiento personal, eficiencia y ligoteo (algo que no se le daba especialmente bien). Ni siquiera encontraba consuelo al darse cuenta de que aquella gente que tenía todo –trabajo, vacaciones, proyectos– era igual de miserable que ella. “Me pregunto si muchas de las cosas que nos dicen que nos van a hacer felices como la riqueza y el éxito o encontrar la pareja perfecta en realidad no nos hacen felices”, descubrió. “A veces creo que simplemente basta con el contacto humano y tener más tiempo para amar y relajarte”.

Esa misma tarde, conoció a una mujer a la que contó que estaba leyendo un libro de autoayuda al mes como experimento. Ella, una veterana feminista, fue dura con ella, y le espetó que su generación era egocéntrica y egoísta. “Sí, en buena parte ese comentario era justo”, concede. Ese fue uno de los hallazgos de la investigación de Power, cómo centrarte tanto en ti mismo termina apartándote del mundo real y de aquellos a los que amas. “Hay un argumento que dice que en lugar de leer libros de autoayuda, lo que deberíamos hacer es estar fuera, trabajando como voluntarios en fundaciones u obras políticas que harían que nuestra sociedad fuese mejor”, reconoce.

placeholder Foto: Mat Smith Photography.
Foto: Mat Smith Photography.

El libro es, de hecho, un recorrido por los sentimientos de Power. Qué experimenta, qué piensa, qué le preocupa y qué le pasa por la cabeza en todo momento, como si no hubiese nada más fuera de sí misma. Es uno de los efectos más devastadores de una sobredosis de autoayuda. “Hay gente cree que estos libros son injustos con nosotros mismos porque nos hacen pensar que lo controlamos todo, y que, por lo tanto, todo depende de nosotros, pero si no tienes buena formación o una vivienda digna y la sociedad no se preocupa por ti, tus problemas no son solo culpa tuya”, recuerda.

Power no ha dejado la autoayuda por completo, reconoce, y ahora mismo está leyendo '¡Eres un crack con el dinero!', de Jen Sincero. Quizá porque, una vez curado el interior, no está de más sanear la cuenta corriente, que al fin y al cabo era uno de los grandes problemas para la londinense. “Lo más importante es que cada uno esté bien como está, que sepa que si la vida te resulta dura no está solo, y que no es perfecta aunque lo parezca en Instagram”, concluye. Un buen punto de partida para un exitoso súper ventas… de autoayuda.

Caminar sobre ascuas ardiendo a petición de un gurú que gana cientos de miles de dólares al año. Desenfundar la pluma para escribirle una carta a tu ángel de la guarda. Desnudarse ante un puñado de estudiantes de arte para mostrarte como modelo. Lanzarte a hacer monólogos aunque te dé pánico hablar en público. Acercarse en el metro a un desconocido para ligar con él. Y luego a otro, a otro, y a otro. Esta es la clase de cosas que uno debe hacer cuando ha decidido vivir un año entero bajo los consejos de los libros de autoayuda.

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