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Los perros también se han hecho más asociales por culpa de la pandemia
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PERO SE PUEDE SOLUCIONAR

Los perros también se han hecho más asociales por culpa de la pandemia

Los meses que pasamos confinados y sin relaciones sociales han pasado factura a las mascotas, que dejaron de ver a sus amigos y jugar con ellos

Foto: Los perros dejaron de jugar con sus amigos durante meses (Fuente: iStock)
Los perros dejaron de jugar con sus amigos durante meses (Fuente: iStock)

En marzo de 2020 nos enfrentamos a algo tan imprevisto como impactante: de un día para otro teníamos que quedarnos en casa confinados y no podíamos salir más que para lo estrictamente necesario. Se acababan los paseos, las cañas con los amigos, las cenas en los restaurantes y todo nuestro día a día. Solo estaba permitida la salida para las compras de primera necesidad y los únicos que podían ir a trabajar eran los empleados esenciales.

Se habilitó una excepción: los dueños de mascotas podían bajar con sus animales a la calle para que hicieran sus necesidades, pero tan solo unos minutos y siempre cerca de casa. Pero, por supuesto, no podían quedar con los dueños de otros perros para que jugaran como hacían habitualmente. Ahora sabemos que nuestros mejores amigos peludos también sufrieron en sus carnes las consecuencias de la pandemia.

Foto: La llegada de un cachorros a casa cambiará tu vida (Ben Michel para Unsplash)

Los cachorros necesitan jugar y olfatear cada día, porque es parte de su aprendizaje en los primeros meses. Pero también los animales adultos, que están acostumbrados a unas rutinas y la pandemia las cambió por completo. Por eso, ese periodo de ausencia de interacción social pasó factura a todo el mundo, pero la buena noticia es que se puede conseguir que las mascotas recuperen ese nivel de socialización que tenían.

Consejos para socializar con las mascotas

Los animales, por instinto de supervivencia, temen a lo desconocido. Por eso, Claudine Prud'homme, experta en comportamiento canino y especializada en miedo, fobias y ansiedad por separación, explica a Mashable que "la socialización es dejar que esos animales sepan todo lo que puedan sobre la sociedad en la que vivimos. Cosas como un sombrero, un camión, salir de noche, un ruido diferente o un niño no son necesariamente cosas que vienen con el software necesario para sentirse cómodos".

placeholder La falta de socialización ha pasado factura a muchos animales (Marieke Koenders para Unsplash)
La falta de socialización ha pasado factura a muchos animales (Marieke Koenders para Unsplash)

Sin embargo, la veterinaria especializada en comportamiento Debbie Martin cree que no hace falta que haya una interacción con otros animales, pero sí con la naturaleza: "Pensamos que no hemos hecho la socialización si no han interactuado con personas o perros, y eso no es cierto. Lo que queremos que aprendan es que las cosas en el medio ambiente, ya sea un pato, un pájaro, una ardilla, una persona, un gato o un perro, no son nada de qué preocuparse".

Debbi Martin compara a los cachorros de tres meses con niños de 7 años y pide imaginar qué pensaría un niño de esa edad si nunca hubiera salido de las cuatro paredes de su casa. Por eso, considera necesario que las mascotas conozcan otros mundos, no solo el interior de su hogar ya que, de lo contrario, cuando ese descubrimiento se produzca se pueden sentir sobrepasados por la situación.

Los expertos comparan la mente de un cachorro de 3 meses con la de un niño de 7 años

La buena noticia es que, aunque nuestra mascota haya dejado de socializar durante meses, estamos a tiempo de arreglar esa situación. Para conseguirlo, algunos consejos interesantes: invitar a amigos a casa para conocer caras nuevas, llevarles a tiendas dog-friendly para tener nuevas experiencias o planear excursiones para entrar en contacto con la naturaleza son solo algunos ejemplos. Pero hay que hacerlo poco a poco, gradualmente, para que no se sientan sobrepasados por la situación.

En marzo de 2020 nos enfrentamos a algo tan imprevisto como impactante: de un día para otro teníamos que quedarnos en casa confinados y no podíamos salir más que para lo estrictamente necesario. Se acababan los paseos, las cañas con los amigos, las cenas en los restaurantes y todo nuestro día a día. Solo estaba permitida la salida para las compras de primera necesidad y los únicos que podían ir a trabajar eran los empleados esenciales.

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