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La insólita historia de un hombre que lleva 6 años comiendo en restaurantes sin pagar la cuenta
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DE 'SIMPA' EN 'SIMPA'

La insólita historia de un hombre que lleva 6 años comiendo en restaurantes sin pagar la cuenta

Utiliza siempre el mismo método: come lo que quiere, pide la cuenta y se niega a pagarla. Acumula 46 detenciones pero ha encontrado un vacío legal con el que sale impune

Foto: La insólita historia de un hombre lleva seis años comiendo por la cara en restaurantes (Pixabay)
La insólita historia de un hombre lleva seis años comiendo por la cara en restaurantes (Pixabay)

La picaresca española no es un término nuevo. Todo lo contrario. Alcanzó su máximo esplendor en el siglo de Oro de la literatura, allá por el s.XVI, donde el personaje principal de las novelas solía ser el pícaro que empleaba su astucia con métodos ilegítimos como el engaño y la estafa, viviendo al margen de la ética y la honra.

Cinco siglos después, esa misma picaresca sigue estando a la orden del día. Y, sino que se lo digan a Antonio Miguel Grimal, un hombre de 47 años que lleva al menos seis años negándose a pagar la cuenta de los restaurantes a donde acude a comer. Algo que hace con absoluta tranquilidad e indiferencia ante el asombro de los hosteleros que ven como no pueden hacer nada ante este tipo de situación.

Foto: 30 jóvenes intentan hacer un 'simpa' conjunto pero el tiro les salió por la culata (Twitter @SocialDrive_es)

Grimal es un viejo conocido de la Policía de Zaragoza. En su historial acumula 46 detenciones repitiendo siempre el mismo 'modus operandi': come lo que apetece, pide la cuenta, asegura que no va a pagar y, si el hostelero opta por denunciarle, espera a la patrulla con total parsimonia, hasta el punto de pedir una cerveza para esperar el rato. Eso sí, siempre tiene la precaución de que el monto no supere los 400€, ya que de lo contrario el Código Penal prevé penas de prisión que van de los 6 a los 18 meses.

Un "jeta" y un "caradura"

El pasado 13 de marzo, el pícaro, al que muchos le tachan de “jeta” y “caradura”, ingresó en prisión después de comer sin pagar en nueve restaurantes a lo largo de un mes, un hecho que no es habitual, ya que el Tribunal Supremo impide aplicar el agravante de reincidencia en los delitos leves para evitar “penas desproporcionadas”, según informa el Heraldo de Aragón.

La historia es que Grimal ha dado con un fallo en el sistema legal que le permite seguir comiendo gratis con total impunidad. Al no disponer de otros ingresos que una pensión no contributiva, esquiva todas las sanciones y, tras un juicio rápido, como mucho obtiene una orden de alejamiento que le impide volver al establecimiento al que ha estafado deliberadamente. Y para muestra de su chulería, al salir del calabazo por última vez se fue a celebrarlo marcándose otro ‘simpa’.

Grimal siempre sigue el mismo 'modus operandi': come, pide la cuenta y se niega a pagar

En 2017 la Fiscalía llegó a pedir tres años de cárcel y una multa de 2.160 euros a Grimal por haber cenado en un hotel con dos amigos y no abonar la cuenta que ascendía a 143,30 euros. Al final, el episodio terminó con una multa de 270 euros y la obligación pagar la cena.

La picaresca española no es un término nuevo. Todo lo contrario. Alcanzó su máximo esplendor en el siglo de Oro de la literatura, allá por el s.XVI, donde el personaje principal de las novelas solía ser el pícaro que empleaba su astucia con métodos ilegítimos como el engaño y la estafa, viviendo al margen de la ética y la honra.

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