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Cómo un polémico médico de un pequeño pueblo italiano logró vencer a la peste
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LAS 51 MEDIDAS DE ANGELEIRO

Cómo un polémico médico de un pequeño pueblo italiano logró vencer a la peste

En el siglo XVI un controvertido médico, al que la población quiso linchar, logró erradicar la peste de una pequeño pueblo italiano. Su medida más impopular: la distancia de seguridad

Foto: Víctimas de la Peste Negra con los característicos bubones en una ilustración de la Biblia de Toggenburgo
Víctimas de la Peste Negra con los característicos bubones en una ilustración de la Biblia de Toggenburgo

Un marinero desembarcó en el puerto de Alghero en Cerdeña después de recorrer 412 kilómetros desde Marsella. Era el año 1582 y, además de su equipaje, llevaba consigo bultos en las ingles y ya empezaba a delirar. Con él, la peste se extendió por toda la ciudad, a pesar de que en los puertos existían los llamados "morbers", oficiales que realizaban un control sanitario de los viajeros.

Se calcula que la epidemia mató al 60% de la población de Alghero. Algunas de las fosas comunes existen en la actualidad. Sin embargo, las cifras podrían haber sido aún peores. Según explica la BBC, una medida revolucionaria consiguió que la enfermedad desapareciera en ocho meses. Todo gracias a un hombre y su curiosa concepción del distanciamiento social.

Foto: Víctimas de la Peste Negra con los característicos bubones en una ilustración de la Biblia de Toggenburgo.

"Es sorprendente encontrar un médico experto en esta pequeña ciudad, parroquial", dice el profesor de la Universidad de Oslo, Ole Benedictow: "Uno esperaría encontrar esas medidas en ciudades comerciales como Pisa o Florencia, pero este doctor estaba bastante adelantado a su tiempo. Es impresionante".

Cara a cara contra la peste

La peste o "muerte negra" arrasó Europa y Asia en torno a 1346, pero no se erradicó. Se cree que una ciudad como París sufrió oleadas uno de cada tres años hasta 1670 y en 1563 mató al 24% de la población de Londres. Antes de que lograran comprender que se transmitía por "un mal aire", los habitantes de las ciudades golpeadas por la enfermedad se protegían infructuosamente bebiendo vinagre, bañándose en orina o incluso frotándose los bultos con "un pollo vivo".

placeholder Así vestían los médicos durante la época de la peste
Así vestían los médicos durante la época de la peste

Por eso, son tan sorprendentes las medidas que se realizaron en Alghero en 1575. Todo fue gracias a un médico (en realidad un "protomédico") de 50 años, Quinto Tiberio Angelerio, que había vivido la peste en Sicilia. Nada más conocer al paciente cero que llegó con los bultos en las ingles y descubrir que dos mujeres murieron con los hematomas característicos de la enfermedad, sabía inmediatamente qué estaba pasando: la peste.

Angelerio pidió permiso para poner a los pacientes en cuarentena, pero la medida fue rechazada y le calificaron de "apocalíptico". Según Benedictow, "tuvo las agallas de dirigirse al mismísimo virrey" y consiguió un triple cordón sanitario alrededor de las murallas de la ciudad. No habría comercio con personas de afuera.

Las 57 reglas contra la peste

Las medidas fueron tan impopulares que la población quería linchar al médico. Pero, a medida que los contagios se aceleraban, se le encomendó contener el brote. Así publicó 57 reglas específicas para la ciudad, algunas de ellas son terriblemente actuales: confinamiento domiciliario, prohibición de bailes y solo se permitía salir para comprar. Si un miembro de la familia caía enfermo y era llevado al hospital, el resto tenían que estar cuarenta días en casa, "quaranta giorni" (en italiano). El profesor de Oslo narra cómo algunas personas se subían a los tejados y organizaban fiestas, burlando a los oficiales de la Junta de Salud.

"La gente debía soportar entre ellos un bastón de seis pies de largo"

Para los que salieran a la calle, se impuso la medida de los seis pies: "La gente a la que se le permite salir debe soportar entre ellos un bastón de seis pies de largo. Es obligatorio que la gente mantenga esta distancia una de la otra". ¿Es por esta distancia por la que al comienzo de la pandemia del coronavirus se estableció una distancia de seguridad de dos metros (6,6 pies de distancia)?

Angelerio también transformó el urbanismo de la ciudad. Se añadió un gran carril para que la gente comprara alimentos manteniendo las distancias de seguridad. Y, cuando llegaban a casa, se recomendaba que se lavasen todos los objetos, incluso se usaba humo para desinfectar las cartas y los documentos.

Los gatos al agua

En Alghero se modificaron los hospitales, que se regían como prisiones para que los infectados no escapasen. Se hacía un recuento de todo el material que entraba y salía y los cuidados eran gratuitos para los más pobres. Había cabras vivas, para contar con leche para los enfermos.

Foto: El gato negro de Darwin o por qué las supersticiones ayudan a la evolución

Aunque no todo fueron medidas revolucionarias. Angelerio también creía que la plaga “era un castigo divino y les advirtió que tuvieran su mejor comportamiento moral”. Algunas medidas estaban guiadas por la superstición: como matar y tirar al mar a los gatos, medidas que ocurrían por todo el mundo (según el escritor Daniel Defoe, en 1665 en Londres el alcalde ordenó matar 200.000 mininos). Esta medida pudo ser contraproducente, porque los gatos precisamente cazan ratas, el animal que propagó la peste.

En opinión de Benedictow, las comparaciones entre esa época y la actual deben ser realizadas con mucho cuidado: "Las epidemias de peste eran mucho peores y tenían una tasa de mortalidad casi inconcebible. Era habitual que el 60 e incluso el 70% de la población de una ciudad o distrito perdieran la vida". En Anghero el brote duró ocho meses y estuvieron “limpios” de casos durante 60 años. Cuando la peste volvió a la ciudad, lo primero que hicieron fue volver a imponer el manual de Angelerio.

Un marinero desembarcó en el puerto de Alghero en Cerdeña después de recorrer 412 kilómetros desde Marsella. Era el año 1582 y, además de su equipaje, llevaba consigo bultos en las ingles y ya empezaba a delirar. Con él, la peste se extendió por toda la ciudad, a pesar de que en los puertos existían los llamados "morbers", oficiales que realizaban un control sanitario de los viajeros.

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