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Cómo la peste hizo a los ricos más ricos
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Cómo la peste hizo a los ricos más ricos

No condujo a una redistribución uniforme de la riqueza, pero sí que supuso el surgimiento de empresarios ricos y lazos entre el gobierno y las empresas

Foto: La peste en Londres en 1854 en el lienzo 'Le chevalier Roze déblayant la Tourette au plus fort de la peste' de Michel Serre (1658-1733)
La peste en Londres en 1854 en el lienzo 'Le chevalier Roze déblayant la Tourette au plus fort de la peste' de Michel Serre (1658-1733)

En los últimos meses hemos aprendido a convivir con la enfermedad y el miedo al contagio. Probablemente, si nos hubieran dicho hace tan solo un año cómo sería la situación actual, nos habríamos echado a reír, incrédulos. Nos sonaría al Medievo, pues, sin duda, antes de que llegara el coronavirus a nuestras vidas la idea de 'pandemia' la relacionábamos siempre con una enfermedad tan peligrosa como mortal: la peste.

La pandemia de peste más devastadora de la humanidad fue la peste negra, surgió en el siglo XIV (siendo el peor momento entre 1346-1353). Aunque es difícil saber el número de fallecidos en la época, puesto que no se contaba con los sistemas actuales para registrar las muertes, los expertos apuntan que un tercio de la población pudo sucumbir a la enfermedad, que se produjo en Eurasia, y consideran optimista esa cifra. En Alemania, por ejemplo, se estima que uno de cada diez habitantes perdió la vida.

El coronavirus ha afectado con más fuerza a los afroamericanos en EEUU. La peste lo hizo con las clases medias y bajas

En otra ocasión ya mencionábamos los paralelismos con el actual coronavirus: la enfermedad también surgió en Asia y se propagó a Europa mediante las rutas comerciales. Además, el primer contagio en nuestro continente fue en Mesina, una ciudad italiana donde solían parar los marinos. Y, como ha sucedido con las teorías de la conspiración en torno al coronavirus, durante la epidemia de peste negra se culpó a los judíos, que la habrían propagado mediante "el envenenamiento de pozos".

Matando a más del 80% de la población a la que infectó, es normal que todo el mundo se obsesionara de una manera enfermiza con la peste. Como escribiría John de Fordun, cronista escocés: "Esta enfermedad afectó a las personas en todas partes, pero especialmente a las clases medias y bajas, rara vez las altas. Generaba tal horror que los niños no se atrevían a visitar a sus padres moribundos, ni a los padres de sus hijos, sino que huían por miedo al contagio como por lepra o una serpiente", ¿te suena familiar?

Según Max Webber, el protestantismo estaba profundamente relacionado con la aparición del capitalismo y el pensamiento económico moderno

Es innegable que las enfermedades parecen sucumbir a las clases bajas con más fuerza. Cuando la COVID-19 azotó Estados Unidos, los medios de comunicación de todo el mundo hablaron del impacto, que estaba afectando en mayor medida a la población afroamericana debido principalmente a la desigualdad en el país. Aunque los problemas económicos que acarreará el coronavirus no pueden compararse con los que se produjeron tras la peste, ya se habla de una crisis sin precedentes en la historia actual.

Según informa 'BBC': si bien la Peste Negra resultó en daños económicos a corto plazo, las consecuencias a largo fueron menos obvias. Antes de que estallara la peste, varios siglos de crecimiento demográfico habían producido un excedente de mano de obra, que fue reemplazada abruptamente por una escasez de la misma cuando murieron muchos siervos y campesinos libres. Los historiadores han argumentado que esta escasez de mano de obra permitió a los campesinos que sobrevivieron a la pandemia exigir mejores salarios o buscar empleo en otros lugares. A pesar de la resistencia del gobierno, la servidumbre y el sistema feudal en sí fueron golpeados.

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La pérdida repentina de al menos un tercio de la población de Europa no condujo a una redistribución uniforme de la riqueza, pero (y de esto se habla menos), sí que supuso el surgimiento de empresarios ricos y lazos entre el gobierno y las empresas. Aunque la Peste Negra causó pérdidas a corto plazo para las compañías más grandes de Europa, a largo plazo, concentraron sus activos y ganaron una mayor participación en el mercado e influencia con los gobiernos. Esto tiene un fuerte paralelismo con la situación actual en muchos países del mundo. Si bien las pequeñas empresas dependen del apoyo del gobierno para evitar que colapsen, muchas otras, principalmente las más grandes involucradas en la entrega a domicilio, se están beneficiando generosamente de las nuevas condiciones comerciales.

Al mismo tiempo, el declive del feudalismo y el surgimiento de una economía basada en los salarios tras las demandas campesinas por mejorar las condiciones laborales beneficiaron a las élites urbanas. El pago en efectivo llevó a que los campesinos tuvieran más dinero que gastar en las ciudades. Esta concentración de la riqueza aceleró la aparición de empresarios mercantiles que combinaron el comercio de bienes con su producción en una escala disponible solo para aquellos con importantes sumas de capital. Un ejemplo de ello es la seda, que antes se importaba de Asia o Bizancio y que comenzó a producirse en Europa. Algunos ricos comerciantes italianos comenzaron a abrir talleres. Estos nuevos empresarios se encontraban en una posición privilegiada: podían usar su capital líquido para invertir en nuevas tecnologías, compensando la pérdida de trabajadores de las máquinas.

La peste contribuyó a que Europa se posicionara económicamente en una situación estupenda que no abandonaría hasta siglos después

Crecieron los impuestos, se tendió hacia la centralización y se produjo un aceleramiento de la dependencia gubernamental en las grandes empresas. Como la historia no es solo una sucesión de hechos sino algo mucho más complejo, al crecimiento de la riqueza y la influencia de comerciantes y grandes empresas le siguió un fuerte sentimiento antimercantilista. Debido al pensamiento medieval, el comercio era visto como algo sospechoso, debido a la avaricia de los comerciantes. La Peste Negra fue entonces interpretada como un castigo divino y con los años creció la hostilidad hacia este sector de la población. Lutero recurriría al sentimiento antimercantil existente para criticar la influencia de las empresas sobre el gobierno, agregando la injusticia financiera en su llamada a la reforma de la iglesia y, según Max Webber, el protestantismo estaba profundamente relacionado con la aparición del capitalismo y el pensamiento económico moderno. Esta oposición popular y religiosa que tiene sus raíces en la Peste Negra condujo a la ruptura de Roma y la transformación de Europa.

Pero para eso aún faltaba mucho tiempo. Lo cierto es que la Peste Negra se caracteriza por ser la única epidemia en el mundo con efectos económicos positivos, por lo menos en el viejo continente. Contribuyó a que Europa se posicionara económicamente en una situación de lujo, que no abandonaría hasta muchos siglos después e incluso cambiaron los hábitos alimenticios y la dieta se 'democratizó' y se volvió muy parecida tanto en ricos como en pobres. Aunque el coronavirus también parece haber causado una fuerte centralización, parece poco probable que el nuevo virus pueda inaugurar una nueva era económica. La solidaridad, sin embargo, será fundamental en las épocas venideras.

En los últimos meses hemos aprendido a convivir con la enfermedad y el miedo al contagio. Probablemente, si nos hubieran dicho hace tan solo un año cómo sería la situación actual, nos habríamos echado a reír, incrédulos. Nos sonaría al Medievo, pues, sin duda, antes de que llegara el coronavirus a nuestras vidas la idea de 'pandemia' la relacionábamos siempre con una enfermedad tan peligrosa como mortal: la peste.

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