Gana dos millones a la lotería gracias a un error del dependiente

Que la suerte se esconde en los lugares más insospechados es algo que todos los jugadores de lotería saben. Solo así se explican que personas que llevan años jugando los mismos números no hayan sido capaces de ganar más allá de algunos reintegros, mientras otras que se acercan por primera vez a los juegos de azar consiguen un premio millonario de la noche a la mañana.

Pero si la suerte es capital en el mundo de la lotería, la intuición también juega un papel importante a la hora de hacer nuevos millonarios. Conocemos historias en las que diferentes personas siguieron extrañas corazonadas que les hicieron ganar premios increíbles, como el de Manuel Franco, un joven que ganó la friolera de 684 millones en la lotería de Estados Unidos.

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Manuel se gastó 10 dólares en la lotería Powerball porque estaba convencido de que iba a llevarse un bote millonario. Su corazonada le salió bien y consiguió el tercer mayor premio de la historia de la lotería de su país. Ahora, otro hombre ha seguido su propio instinto, lo que le ha servido para ganar otro gran premio: en su caso, dos millones de dólares.

Premio por error

Un hombre llegaba la semana pasada a una gasolinera de los alrededores de Detroit, en el norte de Estados Unidos. Necesitaba poner aire en las ruedas de su camión, así que decidió parar en una estación de servicio de la localidad de Eastpointe. El problema es que le hacía falta cambio, así que entró en la oficina donde vio que tenían lotería a la venta.

Entró en una gasolinera porque necesitaba inflar las ruedas de su camión y compró un billete de lotería para disponer de cambio

El transportista, que tiene 57 años y que ha querido mantener su anonimato, suele participar de vez en cuando en los juegos de azar así que aprovechó y compró un billete de lotería instantánea, tipo rasca y gana, para probar fortuna. Eligió un boleto de 10 dólares para participar en el llamado 'juego de los 7', pero el dependiente de la tienda no le entendió.

En cambio, le entregó un boleto de 20 dólares para un juego similar. El camionero le explicó que ese no era el boleto que había pedido y el dependiente se ofreció a cambiárselo sin problema. Sin embargo, algo sonó en la cabeza del comprador y decidió quedarse con ese boleto de lotería, a pesar de que costaba el doble de lo que él quería gastarse.

Fue la mejor decisión que pudo tomar en su vida. Así, ha explicado a la organización de la lotería que "el empleado me entregó el boleto de 20 dólares por error. Se ofreció a cambiarlo por mí, pero algo me dijo que lo guardara. ¡Estoy encantado de haberlo hecho!" Al rascar descubrió que, gracias al error, había ganado 2 millones de dólares a la lotería.

Piensa comprarse una casa

La alegría del hombre se desbordó en ese mismo momento al darse cuenta de que se acababa de convertir en millonario. La vida le había cambiado por completo en un instante y ya no tendría que volver a pasar largas jornadas al volante para poder llegar a final de mes. Sus problemas económicos se habían terminado de un plumazo.

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Las loterías de Estados Unidos ofrecen dos posibilidades a los ganadores: cobrar la cantidad en el acto, descontando los impuestos, o recibir el premio prorrateado a lo largo de más de 20 años, pero cobrado de manera íntegra. El afortunado transportista se decantó por la primera opción, por lo que se ha llevado a casa un cheque por valor de 1,3 millones de dólares.

Esa cantidad, algo más de 1,1 millones de euros al cambio, será empleada en comprarse una casa nueva, ya que es su mayor sueño. Pero guardará el resto, ya que quiere jubilarse cuanto antes y eso le ayudará a que el resto de su vida sea mucho más tranquila. A sus 57 años, esa etapa se le antoja ahora muy cercana y más atractiva que nunca.

Siguió una corazonada quedándose el boleto que el dependiente le había entregado por equivocación, aunque costaba el doble

Este afortunado jugador nunca se imaginó que llenar el aire de las ruedas de su camión le iba a deparar una sorpresa tan grande. Se aliaron todos los astros par que estuviera en el lugar adecuado y en el momento justo, pero su intuición jugó un papel vital al quedarse con el boleto que el dependiente le vendió por error siguiendo una corazonada más que justificada.