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Cómo detectar que alguien te miente: un agente del FBI cuenta todos los trucos
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Cómo detectar que alguien te miente: un agente del FBI cuenta todos los trucos

¿Consideras que siempre dices la verdad? ¿Eres un experto a la hora de pillar las falacias más escondidas? Seguramente haya cosas que se te escapan

Foto: Foto: iStock.
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"Hay que tener buena memoria después de haber mentido", decía el poeta y dramaturgo francés Pierre Corneille. Vivimos en un mundo de verdades a medias en el que, como dice el refrán, "se pilla antes a un mentiroso que a un cojo". Pero muchas veces, y sobre todo en los casos policiales o en las investigaciones judiciales, resulta más que difícil saber si alguien está mintiendo o bien siendo sincero. Desgraciadamente, en las cárceles también pagan justos por pecadores y hay más de una persona inocente dentro.

Por lo general, existen un montón de mitos sobre trucos de detección de mentiras: no mirar a los ojos o esquivar la vista, tocarse demasiado el pelo... Pero aquellos que más conocen de este mundo son sin duda los agentes de inteligencia estadounidenses. Ellos están acostumbrados a resolver casos de suma importancia para la seguridad del país o del estado para el que trabajan. Personas como Clemente, un agente especializado en recabar información en criminales, pueden vanagloriarse de nunca haber sido engañado. A través de un vídeo producido por la prestigiosa revista 'WIred', ha desvelado las técnicas más infalibles para detectar a mentirosos compulsivos y a los culpables de homicidios y actividades ilícitas.

Un mentiroso siempre procura usar la menor cantidad de palabras para no contradecirse o dar un detalle que cambie su versión de los hechos

Clemente asegura en primer lugar que él y su equipo usan un enfoque holístico teniendo en cuenta diversos factores e indicadores que delatan cuando alguien está mintiendo. El objetivo, más que saber toda la verdad sobre un hecho, es conseguir información que sea fiable y valiosa. A veces son detalles sin importancia que ocurren en un microsegundo, pero que si se saben interpretar correctamente, pueden llevar a grandes descubrimientos en una investigación.

"Lucha o huye"

Uno de estos indicadores es lo que él llama el "fight or flight" (que en español podría traducirse como "lucha o huye"). Este comportamiento afecta directamente a la actitud que tiene el sujeto frente al interlocutor. Se basa en la sensación que emerge cuando te muestras incómodo en la conversación a raíz de tus mentiras y solo piensas en dos cosas: en acabar con la otra persona usando malos argumentos descalificativos o en salir corriendo sin mirar hacia atrás.

Foto: Los trabajos orientados a las ventas admiten más la mentira, mientras los orientados a satisfacer al cliente, no (Reuters/Andrew Kelly)

Esta forma de mentir también deja rastro a nivel físico: si un individuo traga demasiada saliva o mueve demasiado los brazos o las piernas es porque el "cerebro primitivo", como ilustra Clemente, "está debatiéndose entre quedarse a luchar para salir de la situación y defender su posición o bien escapar de la escena lo más rápido posible".

Demasiada concreción

Cuando la gente miente, procura siempre usar la menor cantidad de palabras para no contradecirse o arrojar un detalle imprevisto que descoloque toda su versión. A veces, incluso, tienden a usar solo dos sentidos: el oído y la vista. Se muestran asépticos, imperturbables, como si le hecho del que estás hablando no fuera nada con ellos. Hacen el mínimo movimiento corporal posible para no delatarse.

Si estás tan seguro de una cosa, no tendrías por qué repetir una y otra vez que vas a decir la verdad y nada más que la verdad, ya que siembra dudas

¿Cómo pillarles y conseguir que no les quede otra opción que decir la verdad? Tan solo una cosa muy sencilla: preguntándoles por los pormenores. ¿Qué estaban viendo en la televisión en el momento en cuestión? ¿Qué se prepararon para cenar cuando ocurrió aquello que te ocultan? Esta fórmula tiene más peso y éxito cuando cuentas con testigos y te ofrecen distintas respuestas.

El tono, el volumen o la velocidad

Si en el discurso de repente pone demasiado énfasis en sus palabras o está hablando a un volumen pausado y de repente acelera, deberías sospechar. Si incrementa el ritmo o lo ralentiza, es porque no quiere que sus palabras se escuchen demasiado o al contrario: quiere aclarar las cosas (que son evidentemente mentira). "Otro de los indicadores es mostrar demasiada emoción o coraje a la hora de afirmar", incide Clemente. "Cuando algo es verdad no hace falta exaltarse tanto".

El ejemplo más rotundo de esta forma de mentira es cuando el expresidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, tuvo que salir a dar explicaciones públicas por su infidelidad con Mónica Lewinsky. Sus palabras textuales fueron: "Quiero decir algo a los ciudadanos norteamericanos, quiero que me escuchéis, lo diré otra vez: no he tenido relaciones sexuales con esa mujer". Aquí podemos ver el momento:

Al margen de la pausa y claridad con la que expresa las palabras, hay dos detalles clave que le delatan: en primer lugar, repetir tres veces que está dispuesto a contar la verdad. Afianzar tanto una posible verdad por la sospecha de que es mentira consigue el efecto opuesto. Si estás tan seguro de una cosa, no deberías tener que repetir más de una vez que vas a decir toda la verdad y nada más que la verdad, ya que siembra dudas o desconfianza en tus interlocutores.

El segundo punto que delata la mentira de Clinton es el modo de referirse a Lewinsky como "esa mujer", lo que confiere la intención manifiesta del expresidente de tomar distancia respecto a ella, como si no la conociera o estuviera claramente enemistado. Al fin y al cabo, se nota más que estás mintiendo cuanto más pretendas ocultar algo. De algún modo, el caso de Clinton es bastante paradigmático, ya que hemos visto miles de veces a los políticos dar ruedas de prensa sobre asuntos comprometidos en las que usaron una forma de discurso similar a la que emplea el expresidente.

Las muletillas

Aunque las usan muchísimas personas a diario, construcciones lingüísticas como "en plan...", "casi...", "del tipo..." (sobre todo si las siguen puntos suspensivos) denotan que la información que estás transmitiendo es vaga, inconsistente o que directamente te la estás inventando. En las escenas de pareja hay una muy típica que desmantela cualquier mentira bien contada. Se trata de los "buenos". Si le pides que te cuente la verdad sobre un asunto y lo que te contesta es un "bueno...", eso quiere decir que te está engañando, ocultando información o directamente no sabe de lo que hablas y querrá decir algo que a ti te guste escuchar.

Foto: Fotograma 'Lo que la verdad esconde'. (Reuters)

En cambio, si comienza la oración con un "bien..." eso denota que tu interlocutor está pensando contarte algo que no esperas (y que tampoco confía que te vayas a tomar con filosofía). En este caso, esta fórmula es muy convincente, por lo que si quieres mentir a alguien será una forma muy eficaz de hacer que cuele. Si combinas esta fórmula con una mirada penetrante a los ojos no solo te creerá de los pies a la cabeza en todo lo que digas, sino que también se sentirá intimidado.

"Hay que tener buena memoria después de haber mentido", decía el poeta y dramaturgo francés Pierre Corneille. Vivimos en un mundo de verdades a medias en el que, como dice el refrán, "se pilla antes a un mentiroso que a un cojo". Pero muchas veces, y sobre todo en los casos policiales o en las investigaciones judiciales, resulta más que difícil saber si alguien está mintiendo o bien siendo sincero. Desgraciadamente, en las cárceles también pagan justos por pecadores y hay más de una persona inocente dentro.

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