Cómo los médicos deben dar las malas noticias a los familiares de los pacientes
Enterarse del evento doloroso de un familiar puede ser traumático. Que el personal sanitario conozca la forma de informar sobre ello es clave para la recuperación
Estás en casa tranquilamente y de repente llaman al teléfono. Es del servicio de medicina intensiva del hospital (UCI) y preguntan por el familiar de un paciente que ha ingresado allí. Tienen una mala noticia que darte, pero por ética no lo harán si no es en persona.
Es posible que tu hermano, tu pareja o alguien muy cercano haya sufrido un accidente fatal y el personal sanitario deba comunicarte ese evento potencialmente traumático (cualquier información que altere drásticamente las expectativas que tienes acerca de tu futuro) lo antes posible. Pero por increíble que parezca, en general, no existen psicólogos expertos en intervención en crisis en este tipo de unidades en nuestro país. Anecdóticamente, se cubre algún tipo de enfermos por algunas asociaciones, pero es algo residual. Es el servicio de medicina del Hospital Universitario 12 de Octubre el pionero en impulsar y valorar el trabajo de estos profesionales en un servicio tan complejo.
Evidentemente, la muerte es inevitable, pero cuando se producen estos eventos deberían habilitarse protocolos de comunicación y trato donde primen la transparencia, la humanidad y la empatía con los familiares de los pacientes. Por muy raro que te parezca, en España no existe uno oficial, aunque el pasado abril, en el Congreso Internacional de Humanización de la Asistencia Sanitaria celebrado en el Hospital La Fe de Valencia, se presentó una propuesta pionera.
Así, Jesús Linares Martín, psicólogo experto en contextos de emergencias, arropado por el servicio de medicina intensiva del 12 de octubre, el proyecto HUCI y la Universidad Europea de Madrid, expuso el protocolo de comunicación en unidades de Cuidados Intensivos. Aunque no se ha implantado todavía, este facilitará en dicho servicio la ardua tarea de comunicar este tipo de noticias en los contextos donde se respiran enfermedad y dolor continuamente.
Consecuencias
Cuando un profesional sanitario no sabe cómo expresar esta información correctamente, es muy posible que los receptores sufran más, estén confusos, interpreten los datos erróneamente, se enfaden, se produzcan reacciones hostiles y enfrentamientos o padezcan síntomas ansioso-depresivos. ¿Por qué es tan necesario este protocolo? Aumentará la probabilidad de la aceptación del diagnóstico, estarán protegidos de resultados psicológicos adversos, crecerá la satisfacción por ambas partes y la certeza en los tratamientos, se promoverá la resiliencia y mejorará la autoeficacia percibida del profesional y la readaptación del paciente y la familia.
El mensaje debe ser claro, conciso, sin tecnicismos y adaptado al lenguaje de a pie. Además de establecer un vínculo de confianza
¿Cuáles son los errores más comunes? No dar importancia al lugar y momento donde se da, presuponer que la otra persona sabe, dar falsas esperanzas u otorgar más gravedad, suponer que se entiende o sobreinformar, usar muchos tecnicismos o dar grandes rodeos, utilizar palabras con alto contenido emocional o excluir al propio paciente al hablar con la familia. Además, es posible que se esquiven los sentimientos, se den silencios incómodos y no adecuados o se comunique la noticia sin el apoyo de otros profesionales sanitarios.
¿Cuáles deberían ser las formas adecuadas? A grandes rasgos, lo principal es estar preparado: documentos necesarios, estar al corriente del estado, evolución y pronóstico, conocer a quien va a trasmitir la información, buscar a un compañero para que te acompañe (el personal de enfermería es el aliado perfecto, porque pasan con los pacientes muchas horas), buscar algún sitio privado y acogedor, a pie de cama o en el pasillo, donde no haya ruidos y distracciones.
Lo primero es la presentación: el sanitario debe identificarse y anunciar su cargo y preguntar el nombre del familiar, siempre estableciendo contacto visual. El profesional tiene que ser cercano, referirse a los familiares y al paciente por sus nombres de pila, preguntar qué saben o necesitan saber, qué les preocupa, no dar por entendido nada y huir del paternalismo.
El apoyo es imprescindible
El mensaje debe ser claro, conciso, sin tecnicismos y adaptado al lenguaje común. Establecer un vínculo de confianza, ser empáticos, mantener una escucha activa, no posicionarse por defecto en un mal desenlace son claves para que todo vaya bien. Los médicos deben hacer pequeñas pausas para dar oportunidad a preguntar, clarificar y resumir, evitar interrupciones y concentrarse, respetar creencias religiosas y culturales, clarificar las dudas y mostrar una comunicación no verbal que muestre interés.
Aunque no se ha implantado todavía, este protocolo facilitará en dicho servicio la ardua tarea de comunicar este tipo de malas noticias
Para comunicar este evento potencialmente traumático, se debe transmitir la idea de la decisión de equipo, elaborar un relato que resuma la situación, no andarse con rodeos o eufemismos y resumir y explicar qué va a pasar a partir de ahora, mostrando el compromiso de todos.
No es casualidad que esta clase de iniciativas aparezca en el servicio de medicina intensiva del Hospital Universitario 12 de Octubre, pues es reconocido, además de por su alto nivel tecnológico y de élite profesional, por su insistencia en la humanización de su asistencia y especial preocupación por las familias que allí viven, probablemente, uno de los momentos más difíciles de su vida.
Estás en casa tranquilamente y de repente llaman al teléfono. Es del servicio de medicina intensiva del hospital (UCI) y preguntan por el familiar de un paciente que ha ingresado allí. Tienen una mala noticia que darte, pero por ética no lo harán si no es en persona.