GBL, la droga de moda que te hace 'doblar'

Hace unos días, un venezolano residente en España viajó con sus amigos a Tailandia de vacaciones. Salieron de fiesta y cuando sus compañeros de juerga se dieron cuenta, el joven había muerto por una sobredosis de GBL (precursor directo del GHB). Pensaron que había bebido demasiado y que estaba dormido, pero lo cierto es que tomó demasiada dosis de esta droga. Su aparato respiratorio se bloqueó, entró en coma y falleció.

No es el único caso, y este tipo de situaciones crece alarmantemente en nuestro país y en el resto de Europa. Brian Paddick, un ex alto cargo de la policía británica, confesó a 'Buzzfeed' que su pareja había fallecido por haber ingerido por error demasiada cantidad. Tras tomarlo, regresó a la habitación donde se encontraba el resto del grupo y comentó que había tomado una cantidad inadecuada. Fue al baño a vomitar, se sentó en un sofá y empezó a roncar. Sus colegas pensaron que estaba cansado y lo llevaron a otra habitación, pero murió en aquella cama.

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El Observatorio Europeo de la Droga y las Toxicomanías de la Unión Europea informa que España es el tercer país, tras el Reino Unido y Dinamarca, con mayor prevalencia de consumo de drogas sintéticas. La frecuencia de emergencias médicas por intoxicaciones y sobredosis aumenta y se amplía también el número de consumidores, jóvenes y adolescentes, que se exponen a riesgos biopsicosociales y a otras afecciones asociadas derivadas de su consumo.

Falso éxtasis

¿Qué es esta droga que está tan de moda? Lo llaman 'éxtasis líquido', pero no se debe confundir. El GBL es ácido gamma-butirolactona, una variante del GHB, sintetizado en 1960 y utilizado inicialmente como anestésico, pero retirado del mercado farmacéutico debido a su escaso poder analgésico y a su elevada capacidad epileptógena. En la actualidad, su uso está prohibido.

Según algunos de sus consumidores, produce relajación, desinhibición y sensación de bienestar, por lo que facilita las relaciones sociales. También puede influir en la sexualidad porque incrementa la sensibilidad al tacto y la capacidad eréctil, además de retrasar los orgasmos. Sus efectos aparecen muy rápido (a los 10-20 minutos) y duran una hora y media.

Está muy ligado al 'chemsex', prácticas sexuales potenciadas por el consumo de diversas drogas y sustancias químicas, y una serie de factores sociales como la homofobia y serofobia interiorizada o soledad. No se trata simplemente de consumir un psicoactivo antes de hacer el amor, sino que el nombre se refiere a un tipo de fiestas, por lo general homosexuales (aunque por definición también pueden ser heterosexuales), que pueden prolongarse durante mucho tiempo gracias al consumo de estupefacientes, aunque se usa también como mero recreativo.

No existen estudios que revelen qué efectos a largo plazo tiene esta droga, pero su uso continuado puede producir desde diarreas hasta amnesia

Raúl, nombre que ha escogido para salvaguardar su identidad, tiene 30 años y asegura a El Confidencial que toma esta droga todos los fines de semana porque le produce "euforia, aumento de la temperatura corporal y me excita". "Nosotros no quedamos para tener sexo, nos reunimos en casa varios amigos para hablar mientras tomamos G (también lo llamamos 'chorri'), y lo controlamos exhaustivamente", asegura.

Se consume por vía oral y se presenta en estado líquido en ampollas de unos 10 ml. Este compuesto se usa, entre otras cosas, como disolvente, fibra acrílica, acetato de celulosa, poliestireno o diluyente de esmalte de uñas, decapantes y adhesivos. "Hasta el 31 de mayo, lo comprábamos por litro (100 euros con gastos de envío) en una página belga, pero a partir del 1 de junio aprobaron una ley europea por la que solo se permite comprar a empresas que vayan a utilizarlo con fines laborales. Además, la compra queda registrada", explica.

'Doblando'

Normalmente, estos jóvenes llevan un bote con una pipeta con la que lo administran en su bebida o directamente en la boca. Para evitar 'doblar' o dormir, se toma cada hora y no debe mezclarse con alcohol. "Nunca lo he probado, pero en unas vacaciones vi cómo uno de mis amigos 'doblaba", comenta Cristian, un joven de 29 años. "Le daban convulsiones, vomitaba, los ojos se le ponían en blanco, gritaba y no se tenía en pie. Quise llamar a una ambulancia, pero sus otros colegas aseguraron que era normal", continúa.

"Tras una media hora intentado reanimarle y ayudarle, se espabiló y se puso bien. A nadie le extrañaba cómo su cuerpo había reaccionado. Afirmaban que cuando alguien toma un poco de más y mezcla esta sustancia con otras drogas suele pasar, pero están acostumbrados a verlo. Fue horrible y angustioso", confiesa.

Cómo funciona

Este líquido es hidrosoluble y se absorbe rápidamente en el tracto gastrointestinal porque atraviesa con facilidad la barrera hematoencefálica y placentaria. El GHB endógeno se encuentra en el sistema nervioso central (tálamo e hipotálamo) y se cree que está implicado en los ciclos del sueño, en la regulación de la temperatura, en el metabolismo de la glucosa cerebral, el flujo sanguíneo, la memoria y el control emocional.

Se consume por vía oral, pero lo cierto es que este compuesto se usa, entre otras cosas, como disolvente, diluyente, decapante y adhesivo

"Esta sustancia es la que más muertes está ocasionando en Londres dentro del colectivo de hombres que tienen sexo con personas de su mismo sexo y LGTBIQ, y cada vez son más frecuentes en países como el nuestro. Hay que interpretar por qué está pasando todo esto. No es simplemente por la mezcla con otras sustancias, esta situación es una problemática más amplia, un fenómeno multifactorial, que incluye patologías duales y otros problemas de salud mental y emocional. No es simplemente una sobredosis, pasa más veces de las que se cree, pero no se registran todas las defunciones relacionadas con esta droga", asegura Jorge Garrido, director de Apoyo Positivo.

Todavía no existen estudios que revelen qué efectos a largo plazo tiene esta droga, pero su uso continuado puede producir mareos, náuseas, visión borrosa, dolores musculares, diarrea, amnesia, descoordinación y somnolencia. Combinarlo con cualquier otro depresor del sistema nervioso central (alcohol, tranquilizantes, opiáceos...) potencia los efectos de ambas sustancias dando lugar a que el margen de seguridad se reduzca notablemente y aumenten las posibilidades de sufrir pérdida de conocimiento.

Dependencia

Su uso continuado durante semanas puede conducir a un cuadro de dependencia física. Además, es posible que dejarlo de tomar de forma brusca desencadene un síndrome de abstinencia caracterizado por temblores, alucinaciones, taquicardia e insomnio, y en casos graves puede acompañarse de convulsiones y delirios. Y aunque existen tratamientos farmacológicos eficaces para estos casos, poco se conoce sobre cómo afectará al cuerpo en un futuro.

España ocupa el tercer país con mayor prevalencia de consumo de drogas sintéticas, según el Observatorio Europeo de la Droga

Según un estudio publicado en 'Science Direct', la prevalencia de la dependencia al GBL es desconocida, aunque se estima una tendencia en alza en los últimos años. Los pacientes que la sufren tienen entre 25 y 39 años y se calcula que la media de dosis reportadas que ingieren es de uno y seis gramos cada 24 horas. La falta de conocimiento y la desinformación dificultan el tratamiento, por lo que se hace todavía más necesaria la coordinación de los diversos servicios e instituciones para que se pueda garantizar un abordaje adecuado e integral.

ONG como Apoyo Positivo tienen programas de información como 'Sexo, drogas y tú' donde pretenden facilitar la atención integral de la persona, incluyendo atención de especialistas en psicología, trabajo social, psiquiatría y mediadores en salud. Si necesitas apoyo o tienes alguna duda, puedes ponerte en contacto con ellos.