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Intenté no gastar ni un euro en un mes. Esto es lo que aprendí
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Intenté no gastar ni un euro en un mes. Esto es lo que aprendí

Katie Warren es periodista y vive en Nueva York. A pesar de todas las dificultades de habitar en una de las ciudades más caras del mundo, aceptó el reto.

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

¿Te imaginas pasar un mes sin gastar absolutamente nada, más que en lo necesario para mantenerte alimentado y poder seguir con tu rutina habitual? Nada de cafés para despertarse antes de entrar a trabajar, ni comprar snacks en cualquier quiosco, ni tu suscripción a tu cadena de series favorita, ni salir a tomar una cerveza con los amigos. Aunque parezca increíble, seguro que muchas más personas de las que pensamos tienen que vivir de esta forma tan frugal.

Pero no es el caso de Katie Warren, una joven periodista de 'Business Insider', que se retó para mantener su cuenta bancaria intacta durante todo un mes. Y no debe ser nada fácil, ya que reside en Nueva York, una de las ciudades más caras del mundo. Con el objetivo de desafiarse a sí misma, su meta no era simplemente ahorrar, sino "tener más cuidado con mis gastos y convencerme de que no necesitaba dinero para pasármelo bien", asegura. "Tenía que comer y pagar el alquiler, por lo que tampoco cumplía mi promesa a rajatabla. La premisa era no gastar nada, solo en cosas básicas y necesidades para continuar con mi vida normal", admite.

Cuando llegó mi novio y me invitó a tomar algo al bar de abajo, inmediatamente dije que sí sin pensarlo

¿Qué pasó finalmente? ¿Venció el espíritu consumista de Warren o imperó su fuerza de voluntad a la hora de resistir a la tentación de sacar la tarjeta de crédito? No queremos hacer spoiler, así que dejamos que mejor os lo cuente ella misma. Según afirma, aprendió una lección muy importante en relación al dinero. Y, sobre todo, te puede valer de cara a ahorrar todo lo que puedas si quieres reducir tus gastos personales.

Comidas caseras

Si de verdad no quieres que se te vaya el dinero, deberás cubrir la primera función vital en todo organismo vivo: la alimentación. Pero claro, de forma inteligente. Warren reconoce que siempre tiene comida en casa para llevársela al trabajo. "También suelo esperar al fin de semana para salir a cenar o tomar algo", recalca. "El primer día de mi mes de cero gastos me traje las sobras de la noche anterior: pan de ajo y chili con un poco perejil". Para desayunar, le bastó con aguacate triturado en un panecillo y un café al que le invitaron en la oficina.

Foto: Pequeños vicios, pequeños ahorros. (Reuters) Opinión

Nadie se puede resistir a la hora del 'snack' en la oficina. Fruto del estrés, acabas comiendo a través de las máquinas expendedoras lo que sea: frutos secos, grasas trans o dulces cocinados con el tan temido aceite de palma. Pero Warren tenía ventaja, y es que en su trabajo suele haber frutas y verduras gratuitas. Ese día tocaron zanahorias. "Siempre tengo hambre", confiesa.

"Durante los dos siguientes días, continué con la comida casera que preparaba por la noche en casa", afirma. "El miércoles fui a tomar algo con mis compañeros de trabajo, lo que pasó fue que mi jefe amablemente se ofreció a pagar la ronda de bebidas y también pidió unos nachos de aperitivo, con lo que tampoco gasté nada". Después de cuatro días de trabajo, acabó en el supermercado comprando espárragos, calabacines y aguacates. Nada que no incluyera un gasto caprichoso o innecesario. Ni siquiera platos propiamente caros o sabrosos: apenas un par de verduras con las que sobrellevar el hambre.

Y de repente....

Warren se olvidó de que estaba llevando a cabo el experimento. "Al haber consumido bebidas alcóholicas en un bar la noche anterior, ese día me desperté sin acordarme de que estaba haciendo una prueba", admite. "El sábado comí y cené en casa, no gasté dinero. Pero cuando llegó mi novio de trabajar y me invitó a bajar al bar de abajo, inmediatamente dije que sí sin pensarlo". Con este gesto tan natural, Warren dio final y amargamente su reto por fracasado.

Me equivoqué al no comentar a mis amigos que estaba verdaderamente comprometida en no gastar nada durante un mes

Al día siguiente, tenía un cumpleaños de una amiga, con lo que volvió a gastar unos cuantos dólares más en patatas fritas con diferentes salsas y una botella de vino. El domingo por la noche, Warren no paraba de pensar en su reto. Creyó que podría continuarlo como si no hubiera pasado nada, pero se fue a una barbacoa con unos amigos a Nueva Jersey y, a pesar de no haber gastado nada de dinero, volvió demasiado tarde por la noche, por lo que no tuvo tiempo de preparar nada casero para su próximo día. Por ello, no le quedó más remedio que comprar el desayuno y almuerzo, ya que no podría encarar bien la jornada sin nada en el estómago.

Los errores de Warren

"Pretender no gastar nada es bastante complicado", comienza. "Pero claro, algo hice mal, y fue no decir a mis amigos o a mi entorno que estaba verdaderamente comprometida en no gastar nada durante un mes. Bueno, he de reconocer que se lo conté a mi novio, pero no se lo planteé como un reto serio, sino más bien como que simplemente lo intentaría".

Tener vida social es sinónimo de poder adquisitivo. A no ser que invites a tus amigos a que te vengan a ver a casa

Por otro lado, otro de los fallos fue no establecer un plan riguroso sobre las comidas. "Si quieres evitar gastos innecesarios, tendrás que planificar con antelación todo lo que vas a comer en una semana y preparar todos los platos tú misma", aconseja. "A mí me funcionó durante varios días, pero una vez llegué tarde y por la noche a casa y no tenía la compra hecha ni nada cocinado, por lo que no me quedó más remedio". Otra de las causas que achaca a su fracaso fue el no saber decir que no a un plan. "Aunque soy buena a la hora de rechazarlos, alegando que estoy demasiado ocupada o cansada me cuesta más decir que no si la única razón que tengo es que no quiero gastar. Ya sabía esto de mí, pero pocas veces lo había experimentado de verdad", admite.

La vida social

Lo más difícil para Warren. Uno de los rasgos distintivos de tener dinero es que puedes permitirte un montón de cosas que no te mantienen lejos de los demás. O al menos si tienes la suerte de convivir en un entorno económicamente favorable. Es decir, lo que más le sorprendió a la joven periodista fue que tener vida social siempre es sinónimo de gastar dinero. "Lo único que se me ocurre es invitar a tus amigos a que vengan a casa a verme, en lugar de salir a comer o beber", afirma. Pero las distancias son tan largas en Nueva York, que esto se hace francamente imposible. "Definitivamente hay muchas cosas que hacer gratis en la ciudad que lo único que requieren es creatividad y esfuerzo, pero hay que descubrirlas", concluye.

¿Te imaginas pasar un mes sin gastar absolutamente nada, más que en lo necesario para mantenerte alimentado y poder seguir con tu rutina habitual? Nada de cafés para despertarse antes de entrar a trabajar, ni comprar snacks en cualquier quiosco, ni tu suscripción a tu cadena de series favorita, ni salir a tomar una cerveza con los amigos. Aunque parezca increíble, seguro que muchas más personas de las que pensamos tienen que vivir de esta forma tan frugal.

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