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Por qué el mayor riesgo para una relación de pareja es fregar los platos
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Por qué el mayor riesgo para una relación de pareja es fregar los platos

Si quieres conservar a tu mujer o tu marido debes repartir las tareas del hogar. Si no lo haces corres el riesgo de que te dejen

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Saber cocinar está muy bien, pero lo peor viene después: fregar los cacharros y platos. Todos los días se acumulan lentamente: cuencos llenos de salsas, cubiertos con restos, platos pegajosos de a saber qué... Al final de una larga jornada de trabajo, cocina y cuidado de los más pequeños, las parejas se tienen que enfrentar a una gran pregunta: ¿a quién le toca limpiar los platos?

Según un informe realizado por el Consejo de Familias Contemporáneas (CCF), una organización sin ánimo de lucro que estudia la dinámica familiar, la respuesta a esa pregunta puede tener un impacto significativo en la salud y la longevidad de una relación. El estudio examinó una variedad de tareas domésticas, incluyendo ir a la compra, poner la lavadora y limpiar la casa, y descubrió que, para las mujeres en relaciones heterosexuales, es más importante compartir la responsabilidad de lavar los platos que cualquier otra tarea.

Foto: ¿Necesitarías acudir a un profesional? (iStock)

Causa de divorcio

Otra investigación, realizada por Harvard Business School y la Universidad de Columbia Británica, desvela que "el 25% de los encuestados comentaron que tenían desacuerdos sobre las tareas domésticas como la tercera razón más importante para separarse, tras la infidelidad o el alejamiento de la pareja". Además, las féminas que lavan los platos la mayoría de las veces explican que suelen tener más conflictos, se sienten menos satisfechas en su relación e incluso tienen peor sexo que las que obtienen ayuda de sus medias naranjas.

Haz las cosas en equipo. Si lo haces con regularidad, te sentirás más conectado y listo para enfrentarse a cosas peores

Dan Carlson, profesor asistente de sociología en la Universidad de Utah y autor principal del estudio, ofrece una posible razón: "Lavar los platos es asqueroso. Hay comida reseca y mohosa en el fregadero. Si tienes hijos, suele haber leche cuajada en las tazas y huele asqueroso. Además, a diferencia de otras tareas domésticas como cocinar o hacer jardinería, lavar bien los platos no genera cumplidos, ¿qué vas a decir? ¿'Oh, qué brillantes los has dejado'?".

Las actividades más impopulares se han asociado con más frecuencia a las mujeres. Tradicionalmente, ellas asumían la responsabilidad total de ellas, mientras que los hombres realizaban las que no requerían acercarse a la suciedad de otras personas. En las últimas décadas, ellos también han asumido una mayor proporción del trabajo doméstico: en 1965 solamente hacían dos mientras que ahora hacen cuatro.

Mejora tu relación

Entre 1999 y 2006, el número de parejas que se repartían esta responsabilidad aumentó del 16 al 29%, según el informe del CCF. Esto puede hacer que sea aún más molesto si la tarea solo recae en las mujeres. Imagina que vas a casa de unos amigos que sí comparten esta tarea, el miembro de la pareja que siempre tiene que hacerlo se sentirá mal por no tener el mismo acuerdo.

El hallazgo clave radica en que las parejas que gastan dinero para ahorrar tiempo (contratan a un tercero para que lo haga) están más satisfechos con sus relaciones que las que no pagan por las que realicen sus tareas. El estudio sugiere que este vínculo es causal: las actividades domésticas de subcontratación pueden hacer que una relación sea más feliz.

placeholder Separación inmediata. (iStock)
Separación inmediata. (iStock)

Curiosamente, no es la libertad de hacer esos trabajos lo que causa satisfacción. La investigación sugiere que las parejas que tienen a alguien que haga estas tareas terminan pasando más tiempo juntos, lo que hace proteger a las parejas del impacto negativo de este tipo de conflictos en la relación. Además, se descubrió que esta técnica funciona mejor cuando los factores estresantes de tu vida son controlables.

Si crees que esto no es una solución, haz las cosas en equipo. Si lo realizas con regularidad, a menudo notarás que las parejas se sientan más conectadas y listas para enfrentarse a cosas peores, dentro y fuera del fregadero.

Saber cocinar está muy bien, pero lo peor viene después: fregar los cacharros y platos. Todos los días se acumulan lentamente: cuencos llenos de salsas, cubiertos con restos, platos pegajosos de a saber qué... Al final de una larga jornada de trabajo, cocina y cuidado de los más pequeños, las parejas se tienen que enfrentar a una gran pregunta: ¿a quién le toca limpiar los platos?

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