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Los tres profesores que acusan a los medios: "No saben de economía"
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Los tres profesores que acusan a los medios: "No saben de economía"

Los docentes de periodismo económico cuestionan el papel de la prensa durante la recesión global y la acusan de ser muy complaciente con las políticas imperantes

Foto: Incidentes tras una manifestación en Londres en 2010. (EFE / Facundo Arrizabalaga)
Incidentes tras una manifestación en Londres en 2010. (EFE / Facundo Arrizabalaga)

La prensa económica en Reino Unido fue más lenta a la hora de criticar las políticas de austeridad del Gobierno que en otros lugares de Europa. Esto quiere decir que asumieron como propio que era la única manera de lidiar con las consecuencias de la crisis financiera global de 2007 y 2008, a pesar de que muchos economistas advirtieron de una posterior degradación económica a causa, precisamente, de esas políticas. Esa es la conclusión principal a la que han llegado los profesores de periodismo financiero Steve Schifferes, Sophie Knowles y Laura Basu en un libro publicado recientemente: 'The media and austerity' y del que explican sus principales tesis en 'The Conversation'.

La austeridad se comenzó a aplicar en Reino Unido después de las elecciones que tuvieron lugar en aquel país en 2010 y de las que resultó un gobierno de coalición. Los argumentos para imponerla fueron que recortar el gasto público para reducir el déficit del sector público era la única manera de que la economía recuperase una cierta buena salud. El déficit había sido a causa del fuerte endeudamiento de la administración con los bancos y por la reducción de la recaudación de impuestos por la crisis.

El aumento de los recortes supuso un serio hándicap para servicios como la salud y la educación y redujo las ayudas

Al tiempo, muchos economistas argumentaron que recortar el gasto público durante la recesión sería malo a largo plazo para la economía. Esta idea fue creciendo y haciéndose más sólida conforme la prometida recuperación no terminaba de cuajar. Y esa debilidad económica significó que el déficit del sector público se mantuvo empecinadamente alto. El aumento de los recortes supuso un serio hándicap para servicios como la salud y la educación y redujo las ayudas a los más necesitados. Pero rara vez aparecieron esas objeciones y argumentos en la prensa en general.

Observando el patrón de las coberturas periodísticas desde el principio de la crisis, está claro que el consenso sobre la austeridad ya estaba en un punto álgido en las elecciones de 2010, cuando la credibilidad de la administración laborista estaba en entredicho por la recesión económica. Esta visión casi unánime apenas cambió durante los siguientes cinco años, a pesar de los fallos para prevenir la mayor crisis desde los años treinta.

Los medios, culpables

Uno de los factores fue la incapacidad de la oposición para articular una alternativa clara, que hubiera dificultado a la prensa esa unanimidad. Pero los medios también eran culpables de esa amnesia generalizada. También se olvidó rápidamente la lección de la crisis global, lo que demostraba que la sabiduría económica esta basada en convicciones frágiles. En esos momentos de visión previa a la crisis, los mercados serían capaces de corregirse a si mismos y el Gobierno debía aflojar las políticas regulatorias para reflotar la economía. Lo curioso es lo poco que la prensa cuestionó esta ortodoxia de la austeridad.

El libro también critica la relación de los medios con los economistas. Uno de ellos, Simon Wren-Lewis, apunta que especialmente la televisión carece de conocimientos para valorar los argumentos económicos y raramente cita a aquellos puntos de vista más bien escépticos sobre los efectos beneficiosos de la austeridad de los economistas académicos. En lugar de eso, la prensa, cuando consulta a un economista, usa a ejecutivos de la City para comentar noticias muy concretas de escaso recorrido, en lugar de buscar un conocimiento más profundo y de los efectos de las decisiones a largo plazo. de haberlo hecho de ese modo, se hubiera cuestionado la austeridad mucho antes.

Los medios fallaron a la hora de jugar un rol apropiado como foro de debate sobre la política económica de la última década

También se ha observado una gran desconexión entre las coberturas y la experiencia cotidiana de las personas. Muchos estudios han revelado que grandes capas sociales se sienten afectadas y temerosas de los efectos de la austeridad en la su día a día, pero eso no se consideró noticioso. Esto hizo que fuera más difícil para los ciudadanos expresar sus temores y sentirse parte del debate.

La conclusión de los autores del libro es que los medios fallaron a la hora de jugar un rol apropiado como foro de debate público de la política económica de la última década.

La prensa económica en Reino Unido fue más lenta a la hora de criticar las políticas de austeridad del Gobierno que en otros lugares de Europa. Esto quiere decir que asumieron como propio que era la única manera de lidiar con las consecuencias de la crisis financiera global de 2007 y 2008, a pesar de que muchos economistas advirtieron de una posterior degradación económica a causa, precisamente, de esas políticas. Esa es la conclusión principal a la que han llegado los profesores de periodismo financiero Steve Schifferes, Sophie Knowles y Laura Basu en un libro publicado recientemente: 'The media and austerity' y del que explican sus principales tesis en 'The Conversation'.

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