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Confidencial: diez mujeres cuentan cómo fue su primera vez
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Confidencial: diez mujeres cuentan cómo fue su primera vez

No debería hacer falta decir que el hecho de perder la virginidad requiere una delicadeza especial por ambas partes. Estas féminas te cuentan sus experiencias iniciales

Foto: ¿Cómo fue la tuya? (iStock)
¿Cómo fue la tuya? (iStock)

Perder la virginidad suele ser un hito muy importante en la vida de la mayoría de las mujeres. Puede ser un encuentro brillante o un desastre descomunal, pero el termino 'perder' está un poco desactualizado, ya que no es algo que puedas dejar caer detrás del sofá junto con las migas del almuerzo.

Son muchas las dudas y los miedos que surgen cuando te inicias en el sexo. El primer paso para que esta experiencia no te defraude es no tener un nivel de expectativas por encima del que sería aconsejable. Seguramente muchos piensen que las primeras veces no son de las mejores, sino de las peores: el desconocimiento del cuerpo, la falta de comunicación, a veces el dolor... Todo puede llevarte a las situaciones más extrañas que jamás hubieras imaginado. Estas diez mujeres le han contado en exclusiva El Confidencial cómo fueron esas experiencias.

Foto: Conseguirlo es posible. (iStock)

"Lo intenté con un profesional"

Iris era muy tímida y quiso perder la virginidad con un trabajador del sexo para ganar confianza. Sin embargo, todo salió peor de lo esperado, ya que solo pudo besarle. En mitad de la noche, quiso irse y huyó con el dinero haciendo ver que iba al baño. "Pensé que si lo hacía así todo sería mucho más fácil. Quedamos en un hotel donde él trabajaba y aunque estuve dudando si acudir o no, al final me presenté. Tras darnos unos besos, me puse muy nerviosa y dije que iba al baño, pero salí corriendo de allí".

"Al año siguiente conocí al que fue mi novio de toda la vida y con el que acabé perdiendo la virginidad. Salimos de fiesta y al llegar a casa ocurrió lo inevitable. Fue un poco doloroso, pero mucho mejor que tener la experiencia de acostarse con alguien pagando", asegura.

"No fue como en las películas"

"Tenía 16 años y estaba muy nerviosa. Me imaginaba que todo sería como en las películas, súper romántico y precioso, pero no. Tuvimos varios problemas para que él se pusiera protección. Después a mi me dolía, por lo que tuvimos que parar. Lo intentamos de nuevo y al cabo de un rato la cosa fue mejor. Aguanté un poco las molestias del principio y por fin empecé a notar un poco de placer, aunque no conseguí llegar al orgasmo. En realidad, creo que hasta la cuarta o la quinta vez que lo hice no conseguí eyacular y sentir verdadero gusto", asegura Itziar.

placeholder Besos románticos. (iStock)
Besos románticos. (iStock)

"Al final confesó que era gay"

"Fue en un pueblo del levante en el que solía pasar las vacaciones de verano con mi familia. Allí tenía una pandilla de gente de mi edad, entre la que estaba él. Fuimos a ver todos juntos 'Los ángeles de Charlie' a un cine al aire libre. Después anduvimos hacia la playa. Todos nuestros amigos sabían que ese era el día: estaban expectantes. Montamos una tienda de campaña —literal— cerca de la orilla. Intentamos encajarnos el uno encima —dentro— del otro varias veces hasta que lo conseguimos. Fue raro. Incómodo. Había arena por todas partes. Hacía frío. El suelo estaba duro y húmedo. Pero por fin 'lo habíamos hecho"

La experiencia fue todo lo contrario a lo que me habían contado: placentera y divertida. Ni dolor, ni llantos, ni charcos de sangre

"Nos despertó la luz de una de las máquinas que aplanan la playa al amanecer; hubiese sido gracioso morir aplastados el día después de perder la virginidad, como en una película de terror adolescente. Al final del verano —incluso octubre, creo— me dejó. Le odié profundamente. A los años me confesó que era gay. Ahora somos amigos, nos vemos de vez en cuando y, al menos, tenemos una historia graciosa que contar cuando nos preguntan cuándo perdimos la virginidad".

"Duró segundos, literal"

Camila cree que es algo que le sucede a la mayoría de los chicos por primera vez. "Eran las fiestas del pueblo, habíamos bebido un montón y decidimos irnos a la peña, el local donde teníamos sofás y donde podíamos estar resguardados del frío. Nos empezamos a besar, tocar y todo iba muy bien. Se puso el preservativo y cuando se puso encima de mí empezamos con la penetración. Me dolió tanto que no valió la pena por lo poco que duró. Tres segundos si llegó. No creo que fuera eyaculación precoz sino que cuanto más joven eres menos aguantas".

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

"La mejor experiencia del mundo"

Lydia tiene veintisiete años y perdió la virginidad cuando tenía diecinueve. Fue con un chico de su barrio, pero ella no cuenta esa experiencia como la primera: lo hace cuando lo hizo con otra mujer. "Con Miguel fue bastante flojo y no sentí ningún tipo de placer. Supongo en mi interior ya sabía que me gustaban las chicas y que con un hombre no iba a disfrutar. La siguiente vez quedé por internet con Sonia y todo fuer maravilloso. No sé si era su primera experiencia, pero sabía donde tenía que tocar perfectamente. Lo recuerdo como una de las mejores cosas que he hecho en mi vida".

"Nos pilló su padre"

"Mi primera vez fue toda una tragicomedia llena de improvisación. Tenía 16 años y novio de toda la vida. No solo contaba con la presión propia de saber que esa tarde no estábamos prestando mucha atención a la película y que algo nuevo para mí iba a ocurrir, sino que, además, ya contaba con el peso de ser la única que mantenía su virginidad dentro de su grupo de amigas. Contarlo sería todo un acontecimiento. Y para ello, tenía que salir bien, o eso quería pensar.

A los años me confesó que era gay. Ahora somos amigos y tenemos una historia graciosa que contar cuando nos preguntan

Cuando entramos en faena, sencillamente me dejé llevar, pensé que si él tenía tanta experiencia como decía, la que tenía que aprender era yo. Y la experiencia fue todo lo contrario a lo que me habían contado. Es decir, placentera y divertida: ni dolor, ni llantos, ni charcos de sangre.

placeholder ¡Pillados! (iStock)
¡Pillados! (iStock)

"Con lo que no habíamos contado, claro, es con la vuelta de su padre a casa. Y no, no habíamos terminado. El patriarca debió asustarse al escuchar los gemidos que salían del cuarto de su hijo, y decidió ver qué pasaba. Y ahí me encontró, cual 'Nacimiento de Venus' mientras cabalgaba a su hijo. Me tiré al otro lado de la cama tapándome como pude, su padre cerró tan fuerte la puerta que se dio y se rompió las gafas. A él se le quedó pillada la pierna con la sábana con la que yo quería taparme y finalmente, cayó al suelo conmigo".

"El dolor era insoportable"

"Él tenía novia"

"Él me ponía muchísimo y yo le volvía loca. Solo habíamos hablado una vez:

- Tengo novia.

- Es tu problema.

"A partir de ahora siempre llevo lubricante"

"Tenia 20 años y él 36, así que sabía lo que se hacía. El problema fue que no teníamos lubricante a mano por lo que entre eso y que habíamos bebido, el tema tardó bastante en entrar. Él reservó un hotel porque su compañero de piso iba a estar en casa y quería hacer las cosas bien. Fue lo único que hizo correctamente en el tiempo en que estuvimos liados. El resumen es que aquella noche estuvo muy bien a pesar de que aquel colchón acabó como un matadero después de degollar a un cerdo. Moraleja: chicas, llevad siempre lubricante", nos comenta Soledad.

"Tuve un orgasmo vaginal"

"Estaba con mi segundo novio serio con el que llevaba un año. Habíamos practicado preliminares desde el comienzo de nuestra relación y habíamos hablado del tema, pero sin más. Él también era virgen, aunque tenía dos años más que yo. Un día estaba con mis amigas en casa de una de ellas haciendo una 'pijama party' y mi entonces mi novio me preguntó si podía pasar a verme y 'saludar', ya que se llevaba muy bien con mis amigas. Total, que al final se quedó a dormir. Estuvimos solos en el estudio de los padres (estaban de viaje)​ de mi amiga mientras el resto dormía en el salón.

Empezamos a besarnos (habíamos bebido un poco) y a meternos mano. Nos pusimos tan calientes que nos apeteció a los dos. El problema fue que no teníamos condones (le eché la bronca porque le dije que cómo iba sin preservativos por la vida). Teníamos tantas ganas que fuimos a la habitación del hermano de mi amiga (que era más mayor) y rebuscamos en los cajones y en la mesilla para encontrar algún método de protección. Al final encontramos y lo hicimos.

Perder la virginidad suele ser un hito muy importante en la vida de la mayoría de las mujeres. Puede ser un encuentro brillante o un desastre descomunal, pero el termino 'perder' está un poco desactualizado, ya que no es algo que puedas dejar caer detrás del sofá junto con las migas del almuerzo.

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