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Otra razón para comer menos carbohidratos: aumentan el riesgo de sufrir depresión
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sí, la comida también influye en nuestro psique

Otra razón para comer menos carbohidratos: aumentan el riesgo de sufrir depresión

Todos sabemos que la dieta es determinante en nuestra salud física, pero no solemos plantearnos que también influye en nuestra salud mental

Foto: ¿Pueden tus cereales del desayuno ponerte triste? (iStock)
¿Pueden tus cereales del desayuno ponerte triste? (iStock)

A estas alturas de la película, cualquiera que se haya interesado mínimamente por cuidar su dieta sabe que para adelgazar hay que mantener a raya la ingesta de carbohidratos refinados y azúcares añadidos. La pasta, el pan, el arroz y los dulces aumentan la resistencia a la insulina, la hormona encargada de almacenar la grasa. Y no sólo engordan, su consumo excesivo aumenta también las posibilidades de que suframos diabetes tipo 2.

Por si esto fuera poco, un nuevo estudio que acaba de publicarse en el American Journal of Clinical Nutrition asegura que las personas que consumen más comidas con un alto índice glucémico (un marcador que indica la cantidad de carbohidratos de un alimento que se descomponen y son absorbidos por el cuerpo) tienen mayor riesgo de sufrir depresión.

Los investigadores han analizado los datos de más de 70.000 mujeres postmenopáusicas que participaron en el macroestudio Women´s Health Initiative, un enorme censo del estado de salud de las mujeres llevado a cabo entre 1994 y 1998 por el Instituto Nacional de Salud estadounidense.

Sus conclusiones son claras: entre las mujeres que consumían un número elevado de carbohidratos refinados y azúcares el número de casos de depresión era mucho más elevado que entre las mujeres que llevaban otro tipo de dieta, con más fibra, cereales integrales, vegetales y fruta.

El azúcar cambia nuestro humor

¿Qué diablos tiene que ver un plato de macarrones con chorizo y la depresión? Los científicos explican que los carbohidratos desencadenan una respuesta hormonal en el cuerpo para reducir los niveles de azúcar en sangre. Esto provoca que, tras un subidón de azúcar, haya una caída en picado de los niveles de ésta, lo que provoca cambios de humor, fatiga y otros síntomas de depresión.

En opinión del autor principal del estudio, el doctor James Gangwisch, profesor de psiquiatría en el Centro Médico de la Universidad de Columbia, “este estudio apunta a que las intervenciones sobre la dieta pueden servir como tratamiento y medida preventiva contra la depresión”.

La dieta no sólo es responsable de la epidemia de obesidad, además tiene gran parte de culpa en el aumento de la depresión y la ansiedad

Los autores explican que se debe examinar si estos resultados son aplicables a la población general, pero creen que el hallazgo es prometedor. El vínculo entre una dieta poco saludable y algunos trastornos mentales no es, en cualquier caso, un hallazgo novedoso.

En opinión del psiquiatra estadounidense Drew Ramsey, colega de Gangwisch en la Universidad de Columbia y coautor del libro The Happiness Diet (Rodale, 2011), la moderna dieta americana (MAD, también “loco” en inglés) falla a la hora de aportar los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro cerebro. Esta dieta, que se ha extendido con fuerza por todo el mundo occidental, se caracteriza por un alto contenido en alimentos procesados, azúcares y grasas saturadas. Según Ramsey este tipo de alimentación no sólo es responsable de la epidemia de obesidad a la que se enfrentan los países desarrollados, además tiene gran parte de culpa en el aumento de la depresión y la ansiedad.

A estas alturas de la película, cualquiera que se haya interesado mínimamente por cuidar su dieta sabe que para adelgazar hay que mantener a raya la ingesta de carbohidratos refinados y azúcares añadidos. La pasta, el pan, el arroz y los dulces aumentan la resistencia a la insulina, la hormona encargada de almacenar la grasa. Y no sólo engordan, su consumo excesivo aumenta también las posibilidades de que suframos diabetes tipo 2.

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