Es noticia
Los tres momentos críticos que todos pasamos cuando queremos adelgazar
  1. Alma, Corazón, Vida
EN NAVIDAD HAY QUE ESTAR ESPECIALMENTE ATENTO

Los tres momentos críticos que todos pasamos cuando queremos adelgazar

Si estamos mentalizados todos somos capaces de seguir una dieta a rajatabla, pero hay momentos en los que hasta las personas más concienzudas flaquean

Foto: Hay sitios por los que es mejor no pasar si estás a dieta. (iStock)
Hay sitios por los que es mejor no pasar si estás a dieta. (iStock)

Si lo pensamos detenidamente, adelgazar no es un objetivo complejo: basta con comer un poco mejor y un poco menos. ¿Por qué entonces nos cuesta tanto? Si estamos lo suficientemente mentalizados todos somos capaces de seguir una dieta a rajatabla sin pestañear, pero hay momentos en los que hasta las personas más concienzudas flaquean.

Como explica el doctor Marty Nemko en Psychology Today, cuando estamos tratando de adelgazar nos topamos con situaciones que ponen a prueba todo nuestro esfuerzo. “Toda la gente que está a dieta sabe cómo perder peso pero a muchos nos falla la concentración en el momento crítico”, explica Nemko. Momentos que se repiten constantemente en estas fechas: cenas de empresa, de amigos, comilonas familiares….

“Si podemos permanecer alerta en este momento conseguiremos perder peso o, al menos, no ganar el que ganaríamos si, como de costumbre, nos saltamos la dieta en vacaciones y acabamos lamentando cada exceso”, explica Nemko.

Estos son los tres momentos críticos que surgen siempre que uno esta dieta y en los que tenemos que ser especialmente fuertes.

1. Cuando algo esta rico y quieres repetir

Sabes que ya has comido suficiente, pero ¿cómo pasar por alto que la mesa está repleta de platos suculentos? ¿Qué problema hay en comer uno o dos langostinos más? ¿Por qué limitarnos a comer sólo un par de rodajas de redondo de ternera? Levantas tu tenedor, para coger un poco más pero... ¿de verdad sigues teniendo hambre?

Como explica Nemko, muchos de nosotros caemos en la trampa pensando que no hemos comido tanto, que en realidad seguimos teniendo hambre, pero lo cierto es que en este tipo de comidas festivas comemos muy rápido y no somos conscientes de que, en realidad, sí estamos llenos. Nuestro cerebro tarda 20 minutos en reconocer que ya no tiene hambre, y durante este tiempo podemos seguir comiendo sin mesura para, después, darnos cuenta de que nos hemos pasado. Así que, cuando levantes la mano en dirección a la enorme bandeja de embutido piénsatelo dos veces.

2. Cuando pasas por el pasillo maldito del supermercado

Un consejo de oro que toda persona que esta dieta debería seguir consiste en eliminar de nuestra despensa todos aquellos alimentos que no debemos consumir. Si no tenemos a mano ningún tipo de dulce no caeremos en la tentación de comérnoslo. Pero claro, cuando vamos a comprar es inevitable que nos entren ganas de meter algo en el carrito que, sabemos, no deberíamos meter.

En el momento en el que alargamos la mano para coger ese suculento trozo de queso curado, ese paquete de galletas de chocolate o esa tarrina de helado debemos pararnos a pensar si realmente queremos llevarnos eso a casa. Si no puedes evitar la tentación, quizás lo mejor es que evites la zona de riesgo de los supermercados, a saber, todos los pasillos de dulces, panes, productos precocinados… Y, si es posible, limita al mínimo tu visita a las grandes superficies y trata de comprar mayoritariamente en fruterías, carnicerías y pescaderías. Tu salud te lo agradecerá.

3. Cuando vas a ir a cenar a un restaurante

No nos engañemos: por muy a dieta que estés no vas a poder estar recluido en casa toda la semana, controlando punto por punto los platos que vas a comer. Cuando dejas de adelgazar no desparecen tus amigos, ni las barras de los bares, ni los eventos… La vida sigue, y tú sigues vivo aunque estés a dieta.

Es cierto que es más difícil seguir una dieta comiendo fuera, pero no es imposible. En la mayoría de restaurantes hay platos que, seguro, se adaptan a tus planes alimenticios. Sí, es un poco triste pedirse una ensalada en una hamburguesería, pero es lo que hay. Lo que debes evitar, por todos los medios, son los platos para compartir. Tenlo claro: nadie va a querer pedir tus raciones de dieta. Puedes comer con todo el mundo, pero pide aparte (que puedas pagar aparte ya es otra historia).

Si lo pensamos detenidamente, adelgazar no es un objetivo complejo: basta con comer un poco mejor y un poco menos. ¿Por qué entonces nos cuesta tanto? Si estamos lo suficientemente mentalizados todos somos capaces de seguir una dieta a rajatabla sin pestañear, pero hay momentos en los que hasta las personas más concienzudas flaquean.

La felicidad se demuestra andando Dietas Bienestar
El redactor recomienda